Submissive

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Este drabble fue inspirado nuevamente por una conversación en el Discord Top!Joe, a raíz de una captura de Twitter donde se planteaba una escena sub/dom en la que el sumiso estaba algo cabreado por lo excitado que llegaba a ponerse "en contra" de su voluntad y el dominante disfrutaba de lo lindo recordándole que estaba así por él. Empezamos a comentar que aquello tenía un saborcito a Nicolò y a Yusuf en sus primeros tiempos, recién pasados de enemigos a amantes. Yo personalmente les imagino amorosos, aunque brutotes y torpes, desde primera hora, así que el rollo sub/dom lo entiendo más como un juego consensuado entre ellos, y además bastante posterior en el tiempo. La también ficker Claire escribió una escena de ellos acorde a esa premisa, en época medieval, y yo hice una especie de continuación ambientada en la actualidad.

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—¿Recuerdas cuando nos conocimos y te hacía suplicar por mi polla?

Joe acaricia la línea de la mandíbula de Nicky y después la áspera soga con la que le mantiene inmovilizados los brazos. Nicolò, con las muñecas atadas y las palmas unidas como si rezara, clava su mirada fiera y exigente en los ojos oscuros de Joe. Ya no hay rastro ni del odio ni del rencor de antaño; el tiempo los disolvió en la negrura del olvido, pero sí hay un hambre voraz que el pasar de los siglos no calma.

—Dámela.

—Oh. ¿Y por qué, Nicky...?—le inquiere Yusuf con falsa ingenuidad—Sshh. Quieto en tu sitio. No he dicho que pudieras metértela aún en la boca. ¿Por qué dices que debería dártela...?

Nicky observa de hito en hito la magnífica erección de Joe. Sabe recorrer a ciegas con la lengua cada vena palpitante que la surca. Dio, sólo quiere tenerla ya, ya hincada en su faringe hasta que le falte el aire y, pese a estar ahogándose, todavía ser capaz de no dejar escapar ni una gota de semen.

—Porque es mía.

—¿Es tuya, hayati...?

—Es mía, Yusuf. Dámela, es mía.

—"Dámela", ¿y qué más?

Joe siente una sacudida desde la base de su pene. A este ritmo, será él quien acabará cediendo a la lujuria titilante de los ojos de Nicolò, atrapado sin remedio en esa paleta mezclada de todos los azules y todos los verdes.

Una leve, casi imperceptible sonrisa, se dibuja en los labios de Nicky, que ofrece su boca como quien se dispone a recibir el Cuerpo de Cristo. Y Joe ve aquella boca enrojecida de todos los besos y mordiscos que le ha ofrendado antes, aquella lengua y aquella garganta que le recuerdan lo que ese hombre es capaz de hacer con ellas, después de un milenio consagrado a darle placer a su polla: un eterno retorno al calor hipnótico de su boca para no olvidar nunca que, en efecto, como Nicky decía, era suya. Suya.

Con los labios entreabiertos así, no tarda en deslizarse un hilo de saliva por su barbilla, hasta caer al suelo. La mirada de Nicky se desenfoca, y es ese temblor, como si tuviera frío a pesar de emanar un ardor febril, lo que hace perder el juicio a Yusuf. Sabe que puede hacerle estremecerse aún más.

"Nicolò... Por favor..."

Por favor—jadea finalmente Nicky. Un gemido como de animal herido, pidiendo clemencia. El gruñido de satisfacción que gorjea el genovés con la boca llena cuando Yusuf le concede al final su anhelo no consigue opacar el suspiro de alivio que se le escapa a él mismo.

—Buen chico...

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