𝖢𝗈𝗅𝗈𝗋 𝖢𝗅𝗎𝖻; 𝗖𝗼𝗽𝗽𝗲𝗿 (𝘴𝘩𝘪𝘯𝘨𝘦𝘬𝘪 𝘯𝘰 𝘬𝘺𝘰𝘫𝘪𝘯)

;;Cercanía

Tanto este escrito como el siguiente, los subí en su día a mi libro de la zekexpieck week, al final no la terminé y me daba cosa que estuviera publicado, así que lo subo aquí.

Zeke x Pieck
Hurt & Comfort
Canon AU

La primera vez que Zeke se sintió muy cercano a Pieck fue en su misión de la Isla Paradis

En unas de aquellas noches donde la única compañía que tenían era el tenerse a ellos mismos y el frío aire que recorría el lugar, Pieck volvió a su forma humana.
Los dos estaban afectados por el cansancio de la misión que parecía no llegar a fin pues aún les faltaba mucho tiempo por delante, pero sobre todo Pieck. Sus piernas temblaban y no podía mantenerse en pie; salió de su Titán básicamente a rastras hasta que cayó al suelo.

—¿Qué tal estaría recibir un poco de ayuda? —le llamó Pieck a Zeke, quién no iba a acercarse hacia ella si no se lo pedía, y es que Zeke no se veía en una relación tan cercana con Pieck, además de que la mujer jamás había estado en una misión de ese calibre y nunca estuvo tanto tiempo dentro de su Titán.

Zeke se acercó hacia ella, Pieck desde el suelo le tendió la mano y él la aceptó para ayudarla a levantarse y que se apoyase en sus hombros con un brazo, no fue hasta ahí cuando Zeke sintió el cansancio que sufría Pieck. Su cuerpo pesaba, pero su fatiga era incluso peor.

—¿Has descubierto algo ahí fuera? —preguntó Zeke, intuyendo que Pieck pudiese, aunque fuese, musitar una respuesta.

—No... Nada nuevo.

Zeke suspiró para sus adentros. Llevaban semanas así, atascados en la monotonía de no descubrir nada.

Dejó a la mujer dentro de la tienda de campaña, y Pieck se adentró y tumbó en ella. Este día no parecía ser lo que Zeke había imaginado cuando Pieck abandonase su forma Titán, en su cabeza había algo más... Romántico, entre comillas. Aunque a Zeke le puede parecer romántico detalles muy pequeños, como quedarse mirando a las estrellas mientras no hablan entre ellos.

El rubio se echó para atrás, pero Pieck le detuvo.

—¿Te puedes quedar un momento, por favor?

—Claro... —respondió Zeke, no se imaginaba que le preguntaría algo así, y en su respuesta ocultó su sorpresa.

Se quedó sentado cerca de la entrada, donde si se daba la vuelta, observaba completamente a su acompañante.

—¿Cómo de perjudicial es eso, Pieck?

Los dos sabían que estaba intentando salir con algún tema de conversación para no provocar un clima incómodo. Pieck estaba hasta acostumbrada a esa forma de actuar de Zeke, ocultando lo que realmente sentía porque le daban extraños ataques de timidez.

—Sólo... No siento mis piernas, sólo un extraño calambre en sus músculos. Seguro que mañana se me pasa —hablaban con una tranquilidad en sus voces que era demasiado habitual en todas sus conversaciones—. De todas formas, lo peor es el cansancio mental.

Zeke sabía a lo que se refería. Sus ojos se lo decían a Pieck cuando apuntaba hacia a ella con sus pupilas y su neutral expresión. Bueno, ésta vez había ligera tristeza.

—Todo saldrá bien. —dijo. Y a Pieck le dio igual lo clichés que esas palabras pudiesen sonar, porque Zeke no había dicho algo así en su vida, y es que en esa frase no sólo había una extraña melancolía ni motivación de ofrecer seguridad, si no también el deseo que tenía Zeke de que, realmente, todo fuese bien en la vida de Pieck. A veces le daba miedo el futuro porque sabía que algún día se alejaría de ella.

Después, Pieck se levantó levemente y colocó la palma de su mano encima de la mano de Zeke, y se miraron a los ojos mientras la mujer le dedicó una reconfortante sonrisa.