Beso

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Capítulo 8

–Homero, me preocupa  Bart....- hablo suavemente la señora de cabellos azules mirando por la ventana a su hijo, el cual estaba dando vueltas en un neumático, parecía inmerso en sus pensamientos y algo decaído, ninguna madre toleraba ver a su hijo de esa manera, o al menos no esa madre.
–¿Puedes hablar con el?

–March, en la vida de los adolescentes siempre se pasa por una etapa de gran depresión ,  pronto se le pasará, ya verás, un día crecerá y estará tan preocupado por las deudas, los impuestos, delincuencia y demás, que no le dará tiempo de deprimirse, son las ventajas de la vida adulta- respondió con Homero mientras degustaba de una rosquilla de fresa cubierta de chispas de colores

–¿Podrías al menos hablar con el? Esta en la etapa en la que no quiere hablar conmigo y solo habla con otros chicos.-
Pidió una vez más la mujer tratando de convencer a su marido

–Pff... bien, pero si el problema tiene que ver con dinero, es problema tuyo-
A mala gana se levanto y fue hasta el chico, viéndolo bien si parecía algo deprimido, pero no era bueno con esos temas
–que pasa muchacho? ¿Por qué estás tan deprimido? ¿Tuviste una pelea con Milhouse?

–No.. Milhouse está bien, eso creo, tengo un problema y no se que hacer para solucionarlo, además dar tantas vueltas aquí ya empieza a marearme- se sostuvo del árbol para detener la llanta
–¿Como sabes si te gusta alguien o estás confundido?

–bueno, el amor hijo, es como las rosquillas, hay tantas en todas partes del mundo, con muchos sabores, unas nuevas y otras rancias, con glaseado o simples unas muy parecidas pero con distinto relleno, aún así tu sabes cual elegir, por que es con la que te sientes cómodo y te agrada el día con solo verle- para ese ejemplo uso el pedazo de rosquilla que le quedaba, devorandolo al  final de su ejemplo

–Eso suena... razonable... y muy sabio papá- alabó el menor asombrado de las palabras de su padre, asumía que era bueno en ello por que tenía a alá comida de por medio

–Entonces, el problema que tienes, ¿es por una chica?

–No, es un chico.

–¡Ahh maldito joto!- gritó golpeando el tronco, carraspeo y volvió a acomodarse
–¿Es milhouse?

–No, es otro

–Entonces esta bien- se retiró tranquilo del lugar, no estaba completamente de acuerdo en que su hijo le gustaran los hombres, pero algo le decía que no era bueno meterse en su elección y por ello lo dejo pasar. Volvió con su mujer quien ya tenía lista una charola de Brownies

–¿Como te fue?- cuestionó  quitándose los guantes de cocina y poniéndolos a un lado del horno dando paso a decorar los Brownies con algo de azúcar encima

–March, acabo de entender que pasaron demasiadas cosas, los niños ya crecieron  y están buscando una manera de seguir sus vidas, empezando por el amor.  Margori,  cualquier amor que encuentren estará bien, soy su padre y si ellos son felices, yo también. Y si se atreve alguien a lastimarlos, ¡Yo voy a...!- alzo el puño en forma de rabia y amenaza antes de robarse un brownie.

     Por otro lado Lisa estaba en una zona del bosque, aprendiendo a escalar fácilmente los árboles con la  Yuki.

–Yuki, ¿crees que esto sea buena idea? Digo, hay muchas razones para pensar que podría lastimarme aquí, la primera es que no llevamos cuerdas.-esta se aferraba a una rama del árbol, temerosa a caer en cualquier momento, ni ella misma sabía como subió hasta ahí

–Lisa, tranquila, solo siéntate y disfruta la vista, no mires abajo, mira al frente- ayudo a la rubia a sentarse en el tronco tomando su manos sin soltarla, ni siquiera cuando ya estaba acomodada
–la naturaleza es el mejor paisaje que puedes hallar.

Un amor problematico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora