Capítulo 5

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"How bad you want it?
And how bad you need what is not yout fault?
No matter the story
Forever is not for so long"
Siamés - Firestorm


–Esta no te la perdono, Hinata.

–L-Lo siento...– carraspeó–P-Pero... no tenía idea que algo así fuera a ocurrir.

Suspiró rendido, tenía razón. Además, ni por más molesto que estara podría culparla, ella era demasiado dulce, y su expresión abnegada y tierna apaciguaban cualquier malestar.

–Bien, te lo dejo pasar... Sólo porque al final sí compramos lo que necesitaba.

–Y... ¿podemos pasar por helado? Podría animarte.

Exhaló pesado dándole una mirada de desaprobación a la ojilila, a lo que ella al darse cuenta, se encogió de hombros.

–No, mientras menos tiempo estemos en este lugar mejor. ¿Sabes lo incómodo que sería volver a verlo? Paso.

–Como digas.

Y así, se encaminaron a la salida del centro comercial, proporcionándole al pelirrojo un gran alivio y paz interna que, desde que se lo había encontrado, no sentía. Ya podía saborear lo próximo que haría ni bien llegara a su apartamento: Darse una ducha bien fría para quitar los nervios y lanzarse a su cama, hacerse bolita entre las mantas y leer algún libro.

Sí, eso haría. Además, debía aprovechar el tiempo libre, pues a partir del día siguiente, comenzaría nuevamente su agitada vida laboral.

Y vaya que ocurrió rápido.

Sin darse cuenta, las semanas habían pasado tan rápido que a penas y recordaba que dormía. A veces, Gaara pensaba que las vacaciones no eran buenas para él, pues siempre había sido una persona de seguir rutinas. Una vez que se acostumbraba a una, le costaba mucho adaptarse a otra. Entonces, digamos que acostumbrarse a ese tiempo libre y tranquilo que tuvo hasta que volvió a trabajar no fue del todo bueno, al menos no las primeras semanas.
Pero actualmente era algo completamente diferente.

El aroma fuerte a alcohol medicinal, limpio y pulcro, mezclado con el intenso olor del café recién hecho era lo que llenaba sus fosas nasales cada vez que entraba por la aparatosa puerta del laboratorio. Era de agradecer que tuvieran unas cuantas macetas de distintas plantas, claro, algunos cactus proporcionados por su servidor, y una que otra maqueta colorida que mostraba y explicaba una que otra función biológica de algún "bicho raro", como les decía Gaara. De no ser por aquellos aparatos, la sala sería tan blanca y clara que podría cegar a cualquiera que entrara.

Se restregó los ojos y estiró sus brazos en el medio de la pequeña cafetería del lugar. No era tan increíble: una cocinita en una habitación pequeñísima, una mesa con una caldera a enchufe, unas cuantas tazas en una repisa, cucharas en un cajón y algo de café, azúcar y edulcorante sobre la misma mesita. Por lo menos ese era el único espacio que no olía a hospital.

Terminó de bostezar y volvió su atención hacia la taza donde estaba preparando su bebida favorita de las mañanas. Aunque esta vez, se encontraba mucho más cansado que otras veces. Tal vez no había sido tan buena idea invitar a Naruto a su casa a quedarse a ver películas hasta la madrugada y llegar súper temprano al trabajo. No, definitivamente no fue de las mejores ideas que se le pudo haber ocurrido.

–¡Buenos días!– saludó cordialmente y con mucha energía una vocesita chillona que lo hizo despertar de su burbuja de un salto.
–¡Oh, Gaara! ¡Madrugaste!

–Buenos días– respondió sin tantos ánimos pero forzando una sonrisa para parecer cordial. No vayan a malinterpretarlo, no era que la presencia de la recién llegada lo hastiara, al contrario, se trataba de una buena colega. Simplemente quería pasar un tiempo más sólo, al menos hasta terminar de desperezarse.

One Sunnier Day || Gaalee/LeegaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora