Still with you// Kookv //

Oportunidad desaprovechada

Pánico.

Así se describía su situación actual el pelinegro.

Volvió a ver a su mejor amigo en busca de apoyo o consuelo y se encontró con este al borde de las carcajadas.

Mientras tanto, a Kim le sorprendió quedar con el azabache, lo había visto un par de veces y para qué mentir?

Es realmente atractivo, cabello negro, piel blanca como la neblina, unos ojos brillantes que decían todo y a la vez nada, un cuerpo de infarto, y finalmente su cabello le hacía un contraste de ternura, una dualidad enorme.

Pero claro, nuestro peligris no tenía espacio para nadie más en su corazón que su músico sin rostro.

El profesor Kim sacó a Jungkook de su shook con una chasquido de dedos, con voz irritada diciéndole "No te acabo de decir cuándo te vas a morir, quita ese pánico o me arrepentiré de haberte dejado entrar, vamos, a la par de Kim"

Un Jeon avergonzado se sentó a la par del dueño de sus suspiros, evitando hacer cualquier contacto visual con él, el contrario notó la incomodidad del chico y que este ni siquiera lo había saludado, así que tomó la iniciativa.

"Hola, soy Kim Taehyung, tengo 20 años, y tú eres...?"

El pelinegro sintió su alma salir de su cuerpo.

"Vamos Jungkook, piensa, piensa, piensa" La mente de Jungkook estaba realmente ruidosa.

"Tienes que dar una buena impresión, puede que esta sea la única oportunidad" El pelinegro parecía que en cualquier momento le saldría humo de la cabeza. Sentía la mirada de Taehyung fija en él, haciéndolo sentir más nervioso.

Llamen a la ambulancia.

"Jeon Jungkook, 19" Y sí, eso fue lo máximo que el pelinegro pudo decir, un aplauso.

Tae frunció su seño en señal de confusión, pero simplemente asintió y volvió su mirada al profesor. Quería iniciar una conversación, pero parecía que el contrario no tenía ganas de inciar una.

Tal vez el chico no era muy sociable o había tenido un mal día.

~•~
Jeon Jungkook nunca había sentido tanta eternidad en 2 horas.

Sintió que el reloj se detuvo para castigarlo por haber perdido su oportunidad de hablar con Tae.

Su pierna se movía nerviosamente y su corazón no se había calmado.

A la par de él, Tae se preguntaba si en sus cortas charlas son el menor había dicho algo que le molestara al contrario, ya que este parecía que no quería ni compartir aire.

Pero, ¡solamente le había preguntado su nombre! No podía enojarse con eso, ¿verdad?

Toda la clase fue realmente incómoda, Kim intentó nuevamente hablarle al pelinegro, pero este de verdad le bloqueó todas las oportunidades.

Cuando estaba apunto de hablarle, se puso sus audífonos. Lo intentó de nuevo y el chico volteó la cara. Y lo volvió a intentar una vez más y Jungkook se hizo el dormido.

El momento más esperado llegó, y el timbre sonó, anunciando media hora libre. Uno de los dos chicos soltó un enorme suspiro de paz, mientras el otro se sentía culpable, tal vez era muy irritable.

El azabache prácticamente salió corriendo de su salón, sin ni siquiera dirigirle una mirada al Tae, corrió como si un toro lo persiguiera hasta llegar a la zona verde de la universidad y respirar aire puro.

"Soy un idiota" Soltó junto con un largo suspiro, sintió una mano en su hombro y vio a Hoseok con una cara burlona.

"Sé que errar es de humanos, pero creo que eres demasiado humano, amigo" Soltó sin piedad mientras veía el puchero de su mejor amigo.

"Lo arruiné, mi única oportunidad que tenía para acercarme a él y lo arruiné por completo, ahora seguro piensa que soy un arrogante" Dijo el pelinegro mientras se agarra su cabello con frustración.

"Tranquilo Kookie, si el destino los quiere juntos, de alguna u otra forma, tendrán la oportunidad de hablarse" Intentó consolar Hoseok al ver la desesperación de su mejor amigo.

"Gracias por darme esperanzas Hobi" Agradeció Jeon y abrazó a su mejor amigo.

"Esto es muy gay Kook, pero para eso estamos los amigos" Dijo el pelirrojo mientras soltaba una carcajada.

Lo que el par de amigos no sabía era que alguien a lo lejos había escuchado su conversación a la perfección.

Este, sonrío con malicia mientras miles de ideas surgían en su cabeza.

"De esto me encargo yo, ya verás, Jeon"