Capitulo único

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Noviembre

Despertó con el olor del desayuno recién hecho, el aroma a hotcakes se coló en el dormitorio, seguramente su pareja había dejado abierta la puerta.

Aún con la promesa de la comida, se quedó en la cama disfrutando del calor de esta. Era domingo, su primer domingo libre en cuatro meses, se sentía merecedor de holgazanear un poco más. Pasaron unos escasos cinco minutos  hasta que escuchó ruidos en el pasillo acercándose a él.

—Denki, despierta perezoso, —los labios de Ejirou estaban pegados a su oído y una de sus manos le movían con suavidad. —El desayuno está listo.

Contrario a los deseos de su pareja, Kaminari tomó las mantas y se cubrió por completo. Escuchó la risa de Kirishima y acto seguido su lado de la cama se hundió, no le costó adivinar que se había sentado junto a él.

—Den, vamos, podemos volver a la cama después de comer algo. —Intentó convencerlo buscando una abertura en su nido de mantas en el que se había ocultado.

—No va a ser lo mismo, —se quejó aferrándose a las sábanas. —El desayuno puede esperar Ei, vuelve a la cama. Sigue siendo temprano.

—Son casi las diez. —Refutó, por el tono de su voz Kaminari podía jurar que estaba sonriéndole con ternura.

—Muy temprano todavía, —aseguró. —La gente que se levanta antes del mediodía en su día libre es mala y tu no quieres que seamos malos, así que vuelve a la cama y podemos calentar el desayuno más tarde.

Kirishima volvió a reír y casi estaba seguro de haber usado las palabras correctas para convencer a su novio de volver a la cama, pero las mantas que cubrían su cabeza fueron retiradas y pudo ver de frente a su pareja.

—Sería una lástima recalentar el desayuno, yo que me esforcé tanto en hacerlo... —el pelirrojo dejó salir su tono más lastimero consciente del poder que tenía sobre su pareja. —Incluso salí temprano a conseguir tu mermelada favorita.

Denki era un perezoso que podía poner con facilidad su flojera por encima de su novio, pero si había algo que podía levantarlo con rapidez de la cama eran hot cakes con mermelada de cereza. Desde que la había probado años atrás en una reunión en casa de Momo se había encaprichado con el dulce, no solía comprarla seguido debido a que sólo la vendían en un supermercado especial y el costo era tan excesivo que Kaminari se negaba a pagarlo con regularidad pues lo consideraba un abuso aunque desde hacía tiempo su sueldo le permitía costearselo.

—¿Cruzaste media ciudad solo por un frasco de mermelada? —preguntó incrédulo, no dudaba del amor de Kirishima pero parecía un gesto demasiado dulce para un día cualquiera. —Espera, no es nuestro aniversario, ¿cierto?

—No, no es nuestro aniversario —aseguró Kirishima entre risas. —No es ninguna fecha importante, sólo quise hacer el desayuno y traerle su mermelada favorita al mejor novio del mundo. —Aclaró ante la mirada de pánico que puso.

El corazón de Kaminari se derritió, dejándolo sin fuerzas para seguir luchando. ¿Cómo negarle algo a ese hombre después de eso? Se incorporó y le dio una última mirada lastimera a la cama que aún guardaba su calor.

—Promete que volveremos a la cama después de desayunar.

Kirishima se inclinó hacia él para besarlo en respuesta, Denki sólo podía pensar en lo mucho que debía amarlo su hombre para ignorar su aliento mañanero por un beso.

—Nos quedaremos en ella el resto del día si quieres, pero ahora ven a desayunar. —La voz de Kirishima fue más una invitación que una orden, pero fue lo que bastó para levantar al rubio de la cama que lo siguió obediente al comedor.

Un esposo para año nuevo (Kirikami) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora