No les pasa que suelen ser curiosos para algunas cosas y al momento en que lo hacen o consiguen su objetivo se asustan y ya no sienten la misma valentía que tenían al principio.
Todo empezó por curiosidad y termino en una tormenta con: sangre, llantos, confusiones y arrepentimientos.
Y todo empezó cuando el apareció en mi vida. Si, el chico de la biblioteca.
Levanto el libro que se a caído encontrándome con unos zapatos en mi campo de vista.
— Hey, Alex.
— Zenda, Zenda, Zenda.
Rio, acomodando el libro en su puesto — ¿Deseas algo?
— Directa, me gusta — se acaricia la barbilla en modo de burla —. Quería consultarte de qué papá quiere que trabajes acá, siempre te vemos por estos lados y él sabe lo mucho que amas estar en el mundo de los libros.
Abro el libro que tengo entre mis manos para darle un vistazo.
— Necesitaré pensarlo.
— Te crecerá la nariz como pinocho — pellizca la punta de está —. Sabés que si quieres.
Lo miro divertida por lo que ha dicho — Ok, tienes razón ¿para que negarlo? acepto tu oferta.
Aplaude y comienza a dar minis saltos provocando en mí una pequeña carcajada.
— ¿Cuando empiezo señor, raro?
— Mañana mismo.
— Perfecto — miro el reloj —. Ya me tengo que ir, ¿Hoy dormirás en casa?
Me abraza — Si, nos vemos más tarde.
Le doy un beso en la mejilla — Ok, te quiero.
Comienzo a caminar para salir de la biblioteca.
— ¡Zendi!
Volteo encontrándome con la voz que me ha llamado.
— ¿Dime Alex?
— Llevaré Nutella.
Le lanzó un beso — Eres el mejor amigo del mundo.
Me lanza un beso devuelta, para así poder marcharme.
Entro a la tienda de donas para retirar el paquete que encargué.
— Hola, Linda — digo saludando a la cajera y tomando la bolsa que me entrega.
Me sonríe con mucha energía — Zenda.
— Te veo muy feliz, ¿Se podría saber por qué?
Me hace señas para que me acerque a ella — Estoy embarazada — susurra.
— ¡Dios, Linda felicidades! — la abrazo —. Se lo mucho que tú y tu esposo lo estaban esperando, me alegro mucho por ustedes.
Limpia las lágrimas que cayeron por sus mejillas — Es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
Le acaricio el cabello ofreciéndole a la vez una sonrisa de boca cerrada, recordando toda la mierda que ella a tenido que vivir y lo mucho que me alegro de que se encuentre en una mejor situación ahora.
— Zendi.
— ¿Dime?
— La última vez que me presentaste un novio tuyo fue a los diecisiete y ya tienes veintitrés — dice haciendo carita de cachorro —. ¿Cuándo será el día en que vuelvas a tener uno?
— Por ahora no conocerás.
— No le cierres las puertas al amor.
— Y no lo hago — aclaro —. Simplemente no voy a forzar nada, esperare a que todo tome su ruta.
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El chico de la biblioteca
Novela JuvenilMateu, el chico nuevo misterioso de la biblioteca a dónde voy día a día, ojos grises, cabello negro y un flaquito fornido《Bastante atractivo》. Mi curiosidad hacía él despertó el día en que lo seguí a una empresa abandona a las afueras de la ciudad...