Capítulo 1

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No les pasa que suelen ser curiosos para algunas cosas y al momento en que lo hacen o consiguen su objetivo se asustan y ya no sienten la misma valentía que tenían al principio.

Todo empezó por curiosidad y termino en una tormenta con: sangre, llantos, confusiones y arrepentimientos.

Y todo empezó cuando el apareció en mi vida. Si, el chico de la biblioteca.

Levanto el libro que se a caído encontrándome con unos zapatos en mi campo de vista.

— Hey, Alex.

— Zenda, Zenda, Zenda.

Rio, acomodando el libro en su puesto — ¿Deseas algo?

— Directa, me gusta — se acaricia la barbilla en modo de burla —. Quería consultarte de qué papá quiere que trabajes acá, siempre te vemos por estos lados y él sabe lo mucho que amas estar en el mundo de los libros.

Abro el libro que tengo entre mis manos para darle un vistazo.

— Necesitaré pensarlo.

— Te crecerá la nariz como pinocho — pellizca la punta de está —. Sabés que si quieres.

Lo miro divertida por lo que ha dicho — Ok, tienes razón ¿para que negarlo? acepto tu oferta.

Aplaude y comienza a dar minis saltos provocando en mí una pequeña carcajada.

— ¿Cuando empiezo señor, raro?

— Mañana mismo.

— Perfecto — miro el reloj —. Ya me tengo que ir, ¿Hoy dormirás en casa?

Me abraza — Si, nos vemos más tarde.

Le doy un beso en la mejilla — Ok, te quiero.

Comienzo a caminar para salir de la biblioteca.

— ¡Zendi!

Volteo encontrándome con la voz que me ha llamado.

— ¿Dime Alex?

— Llevaré Nutella.

Le lanzó un beso — Eres el mejor amigo del mundo.

Me lanza un beso devuelta, para así poder marcharme.

Entro a la tienda de donas para retirar el paquete que encargué.

— Hola, Linda — digo saludando a la cajera y tomando la bolsa que me entrega.

Me sonríe con mucha energía — Zenda.

— Te veo muy feliz, ¿Se podría saber por qué?

Me hace señas para que me acerque a ella — Estoy embarazada — susurra.

— ¡Dios, Linda felicidades! — la abrazo —. Se lo mucho que tú y tu esposo lo estaban esperando, me alegro mucho por ustedes.

Limpia las lágrimas que cayeron por sus mejillas — Es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

Le acaricio el cabello ofreciéndole a la vez una sonrisa de boca cerrada, recordando toda la mierda que ella a tenido que vivir y lo mucho que me alegro de que se encuentre en una mejor situación ahora.

— Zendi.

— ¿Dime?

— La última vez que me presentaste un novio tuyo fue a los diecisiete y ya tienes veintitrés — dice haciendo carita de cachorro —. ¿Cuándo será el día en que vuelvas a tener uno?

— Por ahora no conocerás.

— No le cierres las puertas al amor.

— Y no lo hago — aclaro —. Simplemente no voy a forzar nada, esperare a que todo tome su ruta.

El chico de la biblioteca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora