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Capítulo Uno"Tal vez este no era el momento, el lugar, el tiempo ni la forma para poder estar juntos. Tal vez sólo deba esperar un poco más, otra vida, quizá"
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Horacio
Aveces lo único que le hace falta a un corazón ilusionado es un golpe de la dura y cruel realidad, aunque a veces eso nos puede llegar a costar un nivel alto de nuestra salud mental, sin embargo es también necesario para poder seguir adelante.
No fui consiente en que momento salí de la Comisaría, menos en que momento me encontraba tan lejos y sin querer hablar con nadie, necesitaba un respiro y perderme por ahí sin necesidad de dar explicaciones, solo quería estar yo y calmarme solo, sin molestar a nadie.
Me encontraba sentado en lo alto de las letras de Vinewood observando el paisaje que me regalaba la llegada de la noche, el viento era fuerte y frío, las gotas de brisa se hacían presentes mientras me sentía vacío por dentro.
Mi móvil vibraba, pero hacía caso omiso, había salido de servicio para que no pensaran que era algún tipo de QRR o algo parecido ya que por ahora en este momento solo me apetecía olvidarme del mundo, tomar un respiro y perderme en ese cielo azul despejado acompañado de una luna llena, me sentía cansado, pero no físicamente y eso, comenzaba a joderme.
Las palabras que salieron de su boca se repetían una y otra vez hasta hacerme sentir devastado, como si me hubiesen pegado un tiro, pero esta vez sin el dolor físico, esas palabras me dañaban y me hacían sentir escalofríos y juro por Dios que podía escuchar mi corazón romperse cada que las recordaba.
(Horas antes)
Estaba siendo un buen día, los códigos tres iban de par en par y Gustabo y yo nos habíamos llevado un par de éxitos, por alguna razón me encontraba muy feliz y sabía que aunque quisiera hacerme el de desentendido sabia perfectamente porque me encontraba así, ya que el Comisario Volkov regresaba hoy de su corto viaje a Rusia y mentía si decía que eso no me llenaba de alegría el corazón.
Hace unos días había hablado con Gustabo sobre hablar con Volkov sobre mis sentimientos y este me había dicho que cualquiera que fuera mi decisión me apoyaría y aunque no había dicho directamente que iba a confesarle mis sentimientos, pero estaba claro que lo haría tarde o temprano.
Me encontraba en la mitad de mi horario laboral cuando por primera vez en el día vi a aquel peli-gris de ojos azules, el cual estaba entrando de servicio mientras saludaba a nuestros compañeros con una sonrisa amable y cuando lo vi ahí simplemente existiendo, la valentía se apoderó de mí y con confianza me acerque lentamente a dónde se encontraba.
-Buenas tardes Comisario. -Salude.
- Priviet Horacio, ¿qué tal?, ¿cómo va el servicio? -Pregunta amablemente.
-Todo muy Normal entre multas y denuncias. Ya sabe lo mismo de siempre. -dije comenzando a jugar con mis manos.
-Me alegro que este todo tranquilo, se nota que hoy será un día tran.. - Interrumpí, sentí mi corazón bombear como si estuviese apuntó de salir de mi pecho.
-¿Me gustas, te gustó?- Dije directamente.
Pude notar el cambio en el semblante del Comisario y eso me hacía sentir nervioso, vi su cara de sorpresa y sabía que algo no iba precisamente <<bien>>.
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Quiéreme Más
FanfictionPara Horacio solo existe una persona a la cual puede amar, aunque su corazón luche para cambiar de dirección siempre vuelve al principio de todo, siempre vuelve a él. La gente suele decir que el amor es lo más importante en la vida, aunque este nun...