3. Pastillas.

2.9K 455 98
                                    

      Sostenía la taza de café con una mano y con la otra mantenía cerrada la bata de baño color púrpura. Sus pensamientos viajaban de un lado a otro, no había puesto un pie en el lugar de la fiesta pero sentía su cuerpo totalmente paralizado por el miedo.

     —¿Qué estás pensando?

     KyungSoo elevó su mirada a la altura del rostro de su amigo, y suspiró profundamente. No había empezado su plan pero sentía que sería un total fracaso, era inútil para coquetear y empezar una conversación con otra persona atractiva.

     —Qué tal vez, debería haber hecho la cita con la clínica y no meterme en esta idea que parece una mala película de instintos sexuales de adolescentes.

     —Vamos, no seas tan duro contigo mismo. No eres tan malo con eso de las citas, solamente no tienes práctica.—dijo tratando de convencerlo y subir su estado de ánimo. Su voz era al mismo tiempo áspera y suave— Además, cuantas con mi ayuda. Todo saldrá genial ya lo verás.

     —Si claro, no soy tan malo. Solo pésimo.

     —Kyung, ve a terminar de arreglarte. No seas negativo que eso no ayuda en nada, es más, puedo apostar todo el dinero que tengo en mi cuenta bancaria a que hoy consigues lo que deseas.

     —¿Me estás ofreciendo treinta dólares?

     —Gracias por llamarme pobre de una forma tan refinada.—refunfuñó BaekHyun y miró su reloj en la muñeca— Quedan pocas horas para que inicie, ve a la habitación y ponte el traje. Nos vamos en cuarenta minutos.

KyungSoo no tuvo más remedio que obedecer las palabras de su amigo y se dirigió a la habitación. BaekHyun metió ambas manos en los bolsillos de su saco, quería asegurarse de que había guardado bien las pequeñas pastillas efervescentes que lograrían excitar tanto a una persona que no dudaría en tener sexo con cualquiera que estuviese cerca.

     —Estoy listo.—anunció al salir de la habitación después de veinte minutos, BaekHyun abrió la boca sorprendido por lo que estaba viendo.

     —Demonios, te ves excelente en ese esmoquin. El peinado espectacular, los zapatos impecables y déjame oler... —se acercó un poco para olfatear el aroma— Hueles delicioso. Estás más que listo. ¿Nos vamos?

     El gran Chef Do se sentía avergonzado, sus mejillas podían ponerse rojas en cualquier momento. No estaba acostumbrado a recibir halagos sobre su apariencia, así que era difícil para él dar una respuesta a ellos.

     —Vamos.

     Sentía que sus manos se ahogaban en sudor, sacó el pañuelo de su bolsillo trasero y lo pasó alrededor de su cuello y frente. Había dejado que su amigo fuese el conductor solamente por esta ocasión, por la razón en que no conocía la zona y que posiblemente terminaría tomando algún retorno por el miedo que parecía no querer dejarlo ir.

     —Buenas noches Francis.—dijo BaekHyun mientras sacaba un pequeño billete de veinte dólares de la cartera y se lo entregaba al vigilante de la entrada.

     —Joven Byun, muchas gracias. —lo tomó con una sonrisa en el rostro— Es un verdadero placer como siempre tenerlo como invitado. Aunque usted sabe perfectamente que está es su casa.

     —Gracias, había extrañado tu cálida compañía amigo mío. Volveré algún día para que hablemos un poco, si me disculpas.

     El vigilante asintió e hizo una reverencia ante el hijo de su jefe. Inmediatamente el carro avanzó hasta toparse una larga línea que esperaba pasar por la puerta principal de la mansión.

El adn perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora