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*pov. Hyung Sik*

La veo escribir es su libreta lo que el profesor está explicando, tomando nota, pero yo solo puedo tener mi atención en ella.

Me he enamorado de ella, me vuelve loco y parece que lo sabe, porque cada que por mi mente pasa el pensamiento de "Dios, está tan enamorado" , ella me mira con esos ojos tan preciosos y esa sonrisa que me derrite.

¿Sabes ese sentimiento de verla o estar con ella, y sentir que ya lo tienes todo? ¿Que no te hace falta nada? Eso siento cada que la veo, cada que escucho su voz o su risa, cada que siento el calor de su cuerpo junto al mío o el aroma de su perfume.

—Mamá ha tenido una conversación profunda conmigo.... -me dice de pronto, con las mejillas sonrojadas y yo solo la miro hipnotizado por su belleza- Me gustaría hablar contigo en el almuerzo, tengo algo que decirte.

Solo alcanzo a asentir torpemente, antes de que el timbre suene y ella salga corriendo.
Suelto un suspiro y miro la puerta por la que acaba de salir.

La busco por todas partes y la alcanzó a ver a lo lejos en la máquina de refrescos sacando una soda de fresa.
Echa su cabello a un lado y coloca un mechón de este, detrás de su oreja. Me siento cautivado por Cada uno se sus movimientos que me quedo parado sin hacer nada en medio del pasillo.
Siente mi mirada, porque voltea a verme y me regala una de sus preciadas sonrisas. Siento mi corazón latir súper rápido.
Me acerco por fin a ella, se sonroja y comienza a jugar con la lata de soda entre sus dedos. La observo morder su labio inferior y mirarme con vergüenza. Yo solo me dedico a observarla.

—Me gustas. -suelta esas palabras, y yo me quedo de piedra, el rubor sube por sus y mis mejillas-

—Yo... Dios... -suelto una risita nerviosa- emm...bueno, es que tú sabes que desde siempre me has gustado...yo no sé que hacer en estás situaciones. -oigo una risita de su parte y me ruborizó más- ¿Quieres ir a una cita? El sábado, a las cinco pm. Si quieres hablo con tu padre para que te deje salir más tranquilo -logro articular sin tartamudear y me felicitó mentalmente-

—Me encantaría -me sonríe y creo que me voy a desmayar- 

Nunca he ido a una cita con alguien tan importante para mi, como lo es Hea, por el simple hecho de que nunca me había enamorado. 

Hea es tan especial, me hace sentir el chico más afornurado del mundo con tan solo ser la causa de sus sonrisas. Por eso siempre me esfuerzo haciendo el idiota con tal de recibir una de esas sonrisas, esas risas, esas carcajadas más ese sonrojo precioso en sus mejillas. Hea merece lo mejor del mundo, y yo no puedo ofrecerle lo mejor del mundo, pero puedo esforzarme en ser mejor y darlo lo mejor de mi.
Ella me encanta, me vuelve loco.

El miércoles por la tarde voy a casa de Hea después del colegio para pedirle permiso para salir al señor Jeon, que aunque al principio se muestra renuente, la señora Jeon es quien al final lo convence y me regala una sonrisa amable. Definitivamente Hea saco el encanto de su madre. No me imagino al señor Jeon siendo encantador.

Preparo todo perfectamente, no quiero que nada salga mal. Tengo planeado lo que me gustaría hacer con ella y a dónde llevarla, claro que primero le preguntaré a ella, quiero que se sienta cómoda estando conmigo, que le agrade mi presencia.

Me visto con un pantalón de mezclilla, un abrigo cuello de tortuga negra y una chaqueta de color camello.
Suspiro antes de tocar el timbre de la residencia Jeon y limpio la palma de mis manos en mi pantalón.
Por fin me atrevo a tocar. Quién me abre es el Jeon más pequeño, me escanea de arriba a abajo, alza una ceja y grita.

—¡¡HEA TU NOVIO ESTA AQUÍ!! -logró oír cosas caer en el segundo piso, y pasos correr a la puerta-

—Llegas puntual. Punto a tu favor, muchacho -es el señor Jeon quien corrió hacia la puerta después de mi introducción-

Observo a mini Jeon hacerme señas para que me agache y eso hago. Prestando toda mi atención a él.

—La quiero aquí antes de las once, muchacho. La cuidas. No le hagas daño, tengo tíos y un papá muy fuerte que con mi ayuda podríamos descuartizarte, tirarte al río Han y nadie se enteraría -me dice cada palabra entrecerrando los ojos, dándome una mirada asesina. Observo al señor Jeon sonreír y alzarle el pulgar al menos de sus hijos y mirarme de la misma manera que su hijo-

—¿Podrían dejar en paz al muchacho? Lo siento, cariño -la señora Jeon hizo acto de presencia y me sonrió mientras pellizcaba ambos brazos de sus hombres- Hea baja en un momento, pero pasa, cielo -vi al señor Jeon hacer un puchero y un pequeño berrinche a su esposa, la cuál solo le miro mal y él enseguida se puso recto, carraspeando su garganta-

Unos pasos en las escaleras nos hicieron levantar la vista a todos. Hea venía bajando, luciendo tan bonita y tan fresca que me hizo suspirar y ruborizar. Oí la risita a mi lado.

—Te trae loco, ¿verdad? -era el pequeño Mark burlándose de lo estúpido que me veía-

Casada Con El Idiota De Mi Clase (Jungkook & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora