<Una vez más siento ese dolor, que me inunda y me parece placentero. Yo misma lo digo, parece. Perdí la cuenta ya del tiempo que hace desde que lo hice por primera vez. El dolor cambia a la gente y, sinceramente, yo cambié de una forma drástica y casi ridícula. Trece años de felicidad mas tres de dulce e inevitable dolor. No sé ni por qué escribo esto, solo porque el psicólogo me ha dicho que me sentaría bien escribir mis "sentimientos" en una libreta.
Si me quisiera un poco más, veria que lo mejor que puedo hacer es suicidarme, aunque sé que no soy capaz.>
Salgo de mi casa con unas Vans negras, unos vaqueros rotos, una camiseta sin mangas blanca y una sudadera negra que me va dos tallas grande.
A simple vista parezco una chica normal, pero lo normal termina en la zona superficial. Dentro de mi cabeza rondan imágenes de asesinatos, no sé por qué, tal vez porque vi morir a mis padres.
Me dirijo a la consulta de ese hombre que todos dicen que va a hacer que me cure, pero nunca me voy a curar, mi enfermedad morirá conmigo. Llego a la recepción y seguidamente subo a su despacho. En la puerta, un cartel con el nombre de Dr. Ramírez me da la bienvenida.
-Hola, ¿cómo estás?- pregunta
-¿de verdad le interesa?-
-Claro que si, Mireia. Siéntate.-
-Bueno, empecemos. ¿Cuántas veces te has planteado el suicidio?-
-Sinceramente, ninguna.-
-¿Quieres morir?-
-¿De verdad quiere saberlo?-
-Bueno...- Su necesidad de salir corriendo es visible y muy graciosa.
-Puede hablar ¿no? porque sino me voy, paso de esta mierda.-
-¿Haces ese diario?-
-Ajá.- Me levanto de la butaca, cojo mis cosas y dejo al "honorable" señor Ramírez con la impotencia de ver que soy un caso perdido.
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Wonderland
Horror-Hola, princesa.- Sonríe de forma sarcástica. -¿Por qué?- pregunto. -¿Por qué intenté lesionarte? ¿Por qué te odio? ¿Por qué te quise?- -¿Por qué no me mataste?- -Porque me gusta hacerte sufrir.-