S I E T E

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Mis labios están ligeramente abiertos mientras Kuranosuke sonríe adentrando una cuchara en mi boca. Él sonríe divertido mientras me alimenta. Hace unos días que mi estómago me ha estado fastidiando. Al parecer pesqué una infección por algo que ingerí, mi ex de casualidad me encontró pálida en el piso. Por esa razón está aquí ayudándome.

Le prohibí que diga algo, mi familia es un desastre cuando de la salud de algunos de nosotros se trata. Lo último que quiero es que papá y mi tío estén aquí cuidándome como si fuese una niña.

Kuranosuke está sin camisa porque vergonzosamente lo vomite. Qué asco debo generarle. Su pantalón ya está limpio por lo que lo tiene puesto, pero su camisa y medias se están secando.

Mi ex está verdaderamente bueno, pero me agrada que sigamos siendo buenos amigos y que él cuide de mi sin intentar hacer algo más. Estoy realmente agotada por lo que aparto mi rostro y me dejo caer en la cama, poco tiempo después duermo tranquilamente. Me siento exhausta.

***

Mi semana ha sido una jodida tortura donde debo fingir que no estoy ni un poco dolida, decepcionada y muy traicionada. No entiendo cuál es el afán de Miroku de restregarme todas sus conquistas, pero esta vez fue extremo. Lo vi follarse a una mujer.

Ayame me dio las llaves de Koga para llevárselas, por lo que entré con algunas cosas que ella envió de él ya que no quería verlo, el problema vino cuando decidí entrar sabiendo que Koga no estaba en casa. ¿Lo que encontré? Miroku y una mujer follando como si el mundo se fuese a terminar.

Fue chocante, fue una bofetada sin necesidad de un golpe directo. Y duele, duele como el demonio eso.

Dolió mas ver que él me vio presenciar aquello y besó a la mujer. Tengo este dolor en mí que me hace ser consciente de que Miroku Taisho debe ser pasado para mí. Que debo arrancarlo de mi pecho, sacarlo desde el fondo de mi alma. Él no merece nada de mí, absolutamente nada.

Es por eso que ahora solo puedo llorar, como si mi corazón no quisiera dejar de doler. Porque me imaginé a su lado, porque soñé... soñé por primera vez con una vida a su lado. Él me dio la oportunidad de soñar con cada nota que enviaba. Con cada detalle durante esta semana que me hizo tener una sonrisa boba en los labios porque nunca tuve silencio de su parte. Porque esos pequeños detalles son los que más valoro y los que más rápidos llevan a mi corazón. Él lo sabía, y no le importó jugar conmigo de esa manera tan jodida.

Pero luego de esa noche donde mis primas hicieron que terminemos todas en la delegación, me siento mejor de alguna manera. Justo ahora solo estoy trabajando mientras ignoro a un compañero de trabajo que me envía miradas asquerosas que intentan ser coquetas.

Alguien se sienta en la silla frente a mi escritorio, pero cuando termino de leer un contrato que me envió mi tío es que miro a la persona frente a mí. Trato de no parecer sorprendida con la mirada azulada posada en mí. Pensé que Miroku me estaba evitando y que me odiaba luego de ese día en donde lo descubrí follando.

La verdad es que no tengo ganas de estar compartiendo el mismo oxigeno que él. Miroku es un grandísimo idiota que no merece una mujer como yo. Le va el sexo casual, a mí no. Le va las cosas de una noche y nada más, a mí me gusta estar con la persona que compartí mi cuerpo al amanecer. No me gustan esos juegos, me gusta pensar en un futuro.

—¿Necesitas algo?—pregunto mirándolo con una ceja arqueada y un tono frio que lo toma desprevenido. Él suspira y lame sus labios de manera nerviosa. Veo como está inquieto pues su pie se mueve con rapidez mientras me observa.

—Necesito hablar contigo, por favor, una cena—miro mi reloj. En media hora acaba mi horario.

—Lo siento, estoy ocupada, no puedo—comento acomodando mi pelo. Envío unos documentos que mi tío necesita a la vez que con eso tratar de enviarle una señal a Miroku de que no me interesa nada de lo que diga.

—Por favor, necesito hablar contigo—ruedo mis ojos mientras decido que por un día en donde salga antes mi puesto no estará en peligro. Además, ya completé todo lo que tenía por hoy.

—Seré clara contigo Miroku—digo apagando el equipo y poniéndome de pie con las manos sobre el escritorio—no estoy interesada en nada que tenga que ver contigo. No me interesa escucharte, de hecho, no quiero hacerlo ¿sabes por qué? Porque no escucho a los malditos bastardos como tú que ilusionan mujeres, de hecho, detesto esa clase de hombres. Si me permites, me voy—tomo mi bolso y rodeo el escritorio para salir, pero él me sujeta del brazo.

—No te hagas la santa tampoco, tú me mentiste—señala y me suelto de su agarre hasta subir al ascensor. Él también lo hace.

—No estoy interesada en sacarte de tus jodidos errores, vete a la mierda—lo encaro con molestia.

—Volviste con tu ex—me señala con molestia.

—¿Y ahora de dónde demonios sacas eso?—pregunto y el sonido del ascensor abriéndose me da la señal de que debo salir de aquí. Hay miradas curiosas mientras Miroku me persigue. Camino rápido para ir al estacionamiento escuchando las pisadas de su parte. Agradezco que lleve unos tacones bajos que me permitan huir con facilidad.

Cuando entramos al estacionamiento la soledad nos acompaña, bien podría escuchar todas las idioteces que tiene por decir, pero no me encuentro de ánimos para eso.

—Espera—me toma del brazo con suavidad—no me mientas, ya sé que están juntos—suspiro harta de él.

—No estoy con él, si quieres pensarlo allá tú—me giro, pero su mano me detiene.

—Fui a buscarte una semana después, para hablar de nuestro futuro—mi pecho late con fuerza y lo miro—me encontré con Kuranosuke muy cómodo en tu hogar. Y no hay que ser un genio para saber que follaban. Son ex, no mejores amigos para que él ande desnudo proclamando que tú estabas muy agorada luego de no sé qué porque dejo mis pensamientos volar y es tan fácil como sumar dos más dos. Luego de follar—miro sus ojos.

—Por eso comenzaste a follar todas esa mujeres frente a mí, ¿en venganza?—él niega.

—Solo me sentí un idiota en confiar en alguien que no fue sincera conmigo. En planear un futuro junto a una persona que volvió con su ex y no me lo dijo. Porque descubrí que no eres tan dulce como pensé—lo miro. Realmente lo hago.

—Eres tan inmaduro—él me mira con sorpresa—ese día estaba enferma, vomité a Kuranosuke. Le dije que no dijera nada porque todos son unos pesados con mi salud y por eso lo dijo. Solo tenías que preguntarme de frente. ¿Por qué siempre esperas lo peor de las personas?—pregunto.

—Porque mis padres fueron amor y felicidad, una mentira en realidad—niego mirándolo.

—Busca ayuda, no pienses que todos lo que haces quedará justificado por eso. Porque una persona te falle no quiere decir que todos lo harán. ¿Acaso ves eso en Izayoi y tu tío? Conozco lo que pasó con tus padres Miroku, sé que de alguna manera te afectó eso. Pero no puedes justificar tu inmadurez en eso.

>> Compórtate como un maldito hombre de una vez por todas. Un niño hace que lo hiciste tú, un verdadero hombre pregunta antes de hacer afirmaciones baratas para al final hacerse la víctima de "lo hago por mi pasado"—niego mirándolo—esperé más del hombre que ha tenido mi corazón por tanto tiempo. Eso es realmente decepcionante—aseguro negando.

—Perdón, Sango—suspiro parpadeando.

—Un lo siento no cambia que tengas esa manera de pensar. Deberías saber lo que quieres en la vida, yo no estaré esperando para siempre por ti. Y no estaré contigo ahora, quiero un hombre, no el niño que eres—me giro para caminar aun cuando mis palabras pueden hacerle daño no es lo que pretendo—al menos podría ser verdad, quizás debería volver con Kuranosuke—lo miro—porque él si me hubiese preguntado por lo que pasaba y no afirmar que soy una mala mujer de inmediato—no miro hacia atrás mientras camino. Él no merece más lágrimas.

Atrapando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora