T R E C E

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Miroku

No entiendo qué demonios fue lo que pasó.

Sango y yo estábamos juntos, supuse que como pareja porque con ella no quería algo de una noche. Durante todo el mes se comportó de manera extraña, ayer hicimos el amor y habló de que solo fue un polvo más.

Entonces hoy la veo llegar y besar a Kuranosuke en mi jodida cara. Ese bastardo sigue vivo porque me supe controlar y sé que es Sango quien mueve los hilos en este jodido juego. No se cómo terminamos enfrentándonos de esta manera.

Es por eso que ideé un plan con Yuka, uno en el que ella no está de acuerdo, pero me da igual. Le pregunte a Sango qué pasaba y no me respondió, por lo cual haré que explote en celos como ella me está haciendo explotar.

Mi cabeza busca una jodida respuesta, pero no sé qué demonios hice mal. Todo lo que hice fue dar lo mejor de mí para que funcione lo nuestro. Porque ella vale cada maldito segundo a su lado y de pronto estoy envuelto en algo que no comprendo.

Ese es mi principal problema.

El segundo es una mujer con la cual me involucré, desde hace un tiempo ha estado hostigándome para que nos revolquemos—esas fueron sus palabras—y solo ha recibido negativas de mi parte, terminé amenazándola con demandarla cuando cruzó la línea y me besó como una jodida loca tocándome sin mi consentimiento.

—Es una estupidez—dice Yuka a mi lado mirándome mientras estamos frente a la casa Taisho—enserio, busquen la manera de arreglar las cosas. Esto terminará mal—ruedo los ojos.

—Solo sígueme la corriente y ya está—ella suspira—espero que hagas una buena actuación—Yuka me mira y en su rostro está claro que es una mala idea.

La comida termina con Sango y yo gritándonos y ella largándose con su ex novio, Yuka enojada y yo que me lleva el demonio y me trae devuelta miles de veces. Joder, ¿Por qué ella y yo nunca estamos en la misma página? Parece como que cuando damos cinco pasos retrocedemos diez y esto en parte es agotador. Solamente quiero estar con ella tranquilamente. ¿Es mucho pedir?

—No digas nada—le digo rápidamente a Yuka al subir a mi coche.

—No necesito decirlo, lo idiota lo llevas en el rostro—dice enojada—me confundió con tus ex amiguitas de folladas, que asco—ella arruga el rostro—Sango es hermosa, inteligente. Enserio que no sé qué vio en ti—la miro mal para que se calle.

—Déjame en paz—salgo de casa de los Taisho con el demonio por dentro.

—Me dejas en mi casa y vas y averiguas que le pasa a la palomita nada mansa de Sango, porque déjame decirte que, si sus ojos fuesen un arma, ya estarías hace tiempo bajo tierra—suspiro agotado.

—Hoy se acaba nuestro drama—ella levanta el pulgar y cuando detengo el coche frente a su edificio besa mi mejilla.

—Suerte—palmea mi mejilla y sale déjame con la sensación molesta que tengo cada vez que veo a Sango con Kuranosuke.

Se llaman celos

Ignoro ese pensamiento y simplemente me concentro en conducir hasta el departamento de Sango. Toco la puerta y me abre Kuranosuke.

—Ella no quiere verte—la sensación de molestia crece, por lo que tomo su camisa y lo saco del departamento de Sango para dejarlo caer al suelo y luego entrar cerrando con seguro la puerta. Lo escucho tocar, pero simplemente me fijo en la imagen de la mujer que derrama lagrimas mirándome. Rápidamente las seca desafiándome con la mirada.

—¿Qué diablos pasa?—pregunto—pensé que estábamos bien y luego todo es una jodida locura que no comprendo Sango. Dime por favor, ¿en que fallé?—pregunto mordiendo mi labio.

—Kikyo te vio besándote con una mujer, pensé que realmente nosotros

Paso las manos por mi cabeza y suelto el aire antes de maldecir. Miro con furia a Sango porque ahora soy yo el que se siente dolido. Maldición.

—¿Siempre será así?—pregunto—¿cada vez que aparezca alguien simplemente darás por hecho que soy una basura que no merece la pena?—ella me mira con dolor.

—Yo

—Esa mujer me besó a mí, no yo a ella. Joder, te confesé que te quiero, que me tienes Sango. Está sucediendo lo que no quería—camino hasta ella y tomo sus mejillas empañadas en lágrimas—te marchitas frente a mis ojos. Comprendo que no soy digno de confianza, pero esto no funcionara de la manera en que la llevamos—ella llora y me mira.

—¿Qué significa eso?—lamo mis labios y dejo caer mi frente en la suya cerrando mis ojos y aspirando su olor.

—No podemos seguir haciéndonos daño de esta manera—me alejo y veo sus ojos. Ella niega.

—Yo, lo siento—llora y me abraza—tu historial, lo siento. Al final soy de las que predican sin tomar ejemplo. Tengo esa inseguridad que confieso estaba desaparecieron y luego me enteré de eso yo

Suspiro acariciando su rostro e ignorando que Kuranosuke toca la puerta como un demente, ese busca que hoy simplemente deje salir mi enojo en él. Tengo bastante ira acumulada en mi interior.

—¿Crees que es sano esto?—pregunto y ella niega.

—Espera—ella suspira—yo fui quien hizo toda esta estupidez. Pero antes, ¿esa chica y tú?—beso su frente.

—Es mi mejor amiga Sango, jamás la miraría de otra forma—hago una mueca de asco.

—Maldición—murmura ella—yo

—Estamos dando vueltas en un círculo que no está siendo nada sano—ella entrelaza nuestros dedos.

—Hablemos—miro sus ojos.

—No es solamente hablar Sango, no confías en mi—ella niega rápidamente.

—Lo hago, te lo juro—me mira—no volverá a repetirse y

Ella maldice antes de ir a la puerta y abrirla. Kuranosuke la mira de arriba hacia abajo.

—¿Estás bien?—ella le sonríe.

—Sí, ahora él y yo necesitamos hablar—una clara indirecta de que sobra aquí.

—Bien, cuídate—besa su mejilla y me lanza una mirada de advertencia antes de cerrar la puerta.

Sango habla de algunas de sus inseguridades, habla de cómo se ha sentido y ha tratado de ignorar eso. Lo que ella no sabe es que también lidio con las mías porque tengo miedo de que ella vea un caso perdido en mí, tengo miedo de que descubra que no soy lo que ella espera para su vida y su fututo y eso causa una inseguridad en mí. Se lo comento, hablamos mucho de nuestro sentir como persona, no solo de nosotros siendo un fracaso en esta rara relación.

—Quiero que cada vez que algo nos moleste, hablarlo y no hacer locuras—le digo, ella siente.

—Comunicación y confianza—murmura—ese será nuestro lema—suspiro y la abrazo.

—Te quiero, Sango—murmuro por segunda vez—quiero que descubras que estas no son palabras que digo fácilmente. Eres la primera mujer con la que salgo, que me hace decirlas—la miro a los ojos—y si veo que no eres feliz me alejaré—beso sus labios—¿trato?—ella sonríe mirándome.

—Trato—susurra—lamento haber actuado como una inmadura—la abrazo.

—Desde hoy aprenderemos de nuestros errores para no volver a cometerlos, ¿si?—ella asiente—¿algo más?—ella me mira y lame sus labios.

—Te quiero, Miroku—sonrío y beso sus labios.

Sin saberlo, Sango me atrapada cada vez más.

Atrapando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora