Miro el peliche frente a mí, pero no entiendo quien lo envió o como llegó a dar a mi puerta. Lo tomo con su cuidado y entro nuevamente al departamento para dejarlo sobre la mesa. Lo observo. Es un peluche muy bonito y grande, es de esos peluches que te dan ganas de abrazar todo el tiempo. Toco con suavidad y quiero enterrar mi nariz en él de lo suavecito que está.
Veo que tiene una nota en el lazo que se amarra a su cuello por lo que la tomo y la leo.
Debería mantenerme alejado,
Pero me miras,
Tú lo haces siempre,
Con una dulzura que me mantiene en vilo,
Con una sensualidad que me tienta,
Con tu voz pacifica,
Con una expresión tierna,
Con tu nombre gritado en mi mente como su canción favorita.
Sango.
Mis labios se abren y vuelvo a leer lo que tiene la nota. Joder, nunca nadie me había escrito nada. Una sonrisa se posa en mis labios y pego la nota a mi pecho sintiendo mi corazón latir de manera loca. Quien sea que me haya enviado esto ha hecho que mi día se vuelva mucho mejor con este detalle tan hermoso.
¿Podría ser Miroku?
Alejo ese pensamiento. Miroku odia este tipo de detalles, lo le escuchado decirlo, por lo que no creo que este peluche pertenezca a él. Además, él me rechazó, fue claro.
Hago una mueca de disgusto por mi situación patética. Hoy es sábado por lo que no tengo que trabajar, tampoco quiero que con mi poco humor mis primas me vean, lo menos que quiero ahora es que traten de hacerse las graciosas y causen un desastre. Como termina siempre el lugar en donde estamos las cinco.
Guardo la nota y dejo el peluche sobre mi cama para ponerme calzado y tomar mis llaves. No sé en qué momento mi vida se volvió tan solitaria.
De niña no era como Kikyo de extrovertida, quien parecía tener la atención siempre. Como Rin de sociable, Rin hacia amigos con solo decir Hola y una sonrisa. Al menos Kagome en ese aspecto fue un poco más tímida, pero tenía a Inuyasha y algunas amigas. Ayame, bueno, Ayame vive en un mundo diferente al nuestro. Su cabeza no la entiendo.
Mientras ellas vivían en su mundo yo solo observaba, en silencio, anhelante. Nunca fui de dar pasos gigantes, siempre fui rodeada de mis primas y sus allegados, ahora todos tienen cosas que hacer y yo... me siento perdida.
Como si de pronto todos se alejan y yo me quedo sola. Es una sensación extraña porque no estoy sola, pero así me siento. Algo en mi pecho se oprime y cierro los ojos suspirando y calmándome.
El timbre de mi casa suena por lo que voy y abro la puerta.
Unos increíbles ojos azules me reciben con una sonrisa avergonzada y discreta. Mi corazón late fuertemente como siempre que Miroku Taisho decide pasearse en mi vista. Creo que debería acostumbrarme a la sensación, pero no lo hago porque en primer lugar él fue claro. No soy para él, él no es para mí. Así de sencillas son las cosas.
—Miroku, vaya, estoy sorprendida—murmuro tratando de calmar el nerviosismo que siento al verlo.
—Bueno... pasaba por aquí... espero que no te moleste que este aquí—le sonrío dejándolo pasar. Él entra con pasos seguros y mira todo con curiosidad. Mi departamento es sencillo ya acogedor, trate de decorarlo lo más hogareño para sentirme siempre en casa—bonito lugar—comenta aun observando todo.
—Gracias—cierro la puerta y me acerco—¿quieres tomar algo?—niega con suavidad y me siento invitándolo a hacer lo mismo.
—Quería saber cómo estabas—lo miro confusa—Ayame me dijo que estabas muy apagada, dijo que vendría hoy... pero no la veo aquí—sonrío un poco.
—Estoy bien, solo cansada—le sonrío con suavidad—es tan extraño tenerte aquí—murmuro con tranquilidad. Miroku simplemente me sonríe y su aroma inunda mis fosas nasales. Lame sus labios con paciencia, lástima que no lama de esa manera los míos.
Diablos señorita
Me sonrojo un poco por el pensamiento, me imaginé a Miroku lamiendo mis labios... los labios íntimos con el que fui otorgada al nacer mujer.
—¿Te pasa algo Sango?—levanto la mirada y sus ojos me observan curiosos. Niego rápidamente—te estas sonrojando—comenta y eso hace que mi sonrojo se vuelva más furioso.
—Nada, solo algo de calor—comento con una sonrisa torpe.
—¿Segura? Porque yo me siento muy bien—trago en seco y asiento.
—Miroku, ¿Cuál es la razón por la que estas aquí?—pregunto desviando el tema—en la boda de Kagome me rechazaste, entonces no comprendo tu presencia en mi casa, sin ánimos de ofenderte—él suspira y restriega su cara.
—Simplemente no sé cómo actuar contigo—lo miro sin entender—me atraes, pero no tengo material del hombre de tus sueños. Me interesas realmente, pero tengo miedo de darnos una oportunidad y luego todo sea un desastre—murmura despacio—no quiero verte llorar, mucho menos que me llegues a odiar y lastimosamente ese es el efecto que causo en las mujeres. Su odio—lo miro fijamente.
—¿Tú enviaste el peluche?—tiendo a preguntar. Veo sus mejillas sonrojarse.
—Si—murmura bajito.
—¿La nota también es tuya?—cuestiono sintiéndome emocionada.
—Si—suspiro sin saber que decir.
—No soy mujer de un hombre que no sabe lo que quiere para su vida Miroku. No te forzaré a tomar una decisión sobre lo que quieres, pero espero que cuando aclares tu mente, me responsas. No quiero inseguridades, quiero que me mires a los ojos y me digas mirándome fijamente si tenemos un futuro o no.
>> Me gustas, pero como mujer me respeto. Es cierto, hay muchos detalles en ti que debes mejorar, pero si tomas una decisión hay dos opciones: la primera es que si decides que no tenemos ese futuro simplemente me alejaré de ti. La segunda es que si tenemos ese futuro, como pareja podamos ayudarnos a mejorar las fallas del otro. Tú tienes tus defectos como yo tengo los míos, no somos perfectos. Pero la decisión final será tuya. Espero una respuesta de una persona con la mirada determinada, no las inseguridades que veo ahora. No es sano para ninguno de los dos—Miroku me observa con sorpresa y le sonrío con suavidad.
—Gracias por tu compresión Sango. Haré lo que dices, lo pensaré, sin embargo—eso capta completamente mi atención—los detalles seguirán, no pararé ahora. Quiero conquistarte como la mujer que eres, una a la que hay que conquistarla chapada a la antigua. Desde hace años sé que te encantan las flores, los chocolates, los bailes suaves, las cartas, dedicaciones de canciones. Adoras los ojos de peluche, pero lo que más te gusta es un hombre que te respete como mujer y es lo que pienso hacer—él se acerca y besa mi mejilla—que tengas un lindo día, dulce Sango—murmura contra mi rostro y su aliento acaricia mi piel.
—Que tengas lindo día, Miroku—él me sonríe y se levanta. Lo veo alejarse y salir. Cuando entro a la habitación miro la mujer frente al espejo. Sus ojos brillan tanto, parecen más hermoso de lo que en realidad son—mírate, solo una visita de ese hombre puede cambiar tu estado de ánimo. Miroku Taisho es un peligro para tu estado, amiga—comento frente al espejo. Pero a última instancia sonrío.
Es bonito estar enamorada.
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Atrapando el amor
FanficSango pensó que el amor a primera vista no era más que simples juegos y mentiras, pero todas las ideas que había plasmado a lo largo de su niñez y parte de su juventud se ven aplastadas al conocer a Miroku. Un chico que ha robado su corazón en parte...