Yamaguchi Tadashi.

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Es increíble como el mundo puede estar conectado con tu amor, formando situaciones inexplicables para un fin concreto, dándote la opción de dudar o aceptar, de elegir. Todo se fue acomodando para dar con él siendo protegido por un rubio de hermosos ojos, por un segundo, no existía nada más que su olor y su: "Patético". Las cosas podían ser mejor, si, si tal vez él fuese diferente, pero no. Y estaba conforme con eso, con seguir al niño que le provocaba mariposas en el estómago, y que, por más sarcástico que fuera con su persona no se iba. Incluso si en muchas ocasiones se llegó a sentir realmente patético, como todos se lo gritaban en la cara, nunca encontraba una manera de sentirse seguro con un cambio drástico a su personalidad; Después de todo, él sabía que era inútil huir de su verdadera ser. Sabía que era más doloroso y mortificante, ¿Qué importaba si era un Alfa ridículo de baja clase? Su olor no era tan dominante como se tenía estandarizado, en vez de ser agresivo era como sentir una fresca brisa cuando había calor o por el contrario, era como sentirse envuelto entre mantas y almohadas el día más frio de toda tu vida: era protector, varonil y refrescante. Frente a grandes presencias de verdaderos Alfas no tendría nada que hacer, por instinto se domaría y mostraría sumisión, como los demás.

Porque siempre había sido uno más del montón. Y estaba muy feliz, ¡Para él era la mayor alegría del mundo! Sus pecas esparcidas por todo su cuerpo, con una delicadeza propia de un Omega, eran algo de lo que no se hubiese sentido orgulloso antes; su pelo rebelde que siempre terminaba tomando una misma posición y dirección debía de ser una vergüenza; sus ojos de cervatillo lo hubiesen puesto en muchos dilemas; sus manos delicadas eran muy inusuales; su voz algo chillona era impropia... Todo parecía estar mal con él, y aun así se amaba, amaba cada momento de estar vivo gracias a Tsukishima. Por unos instantes en la vida lo único que hubo para él fue sentir la decepción de no ser como su familia lo había esperado, de no ser lo que anhelaba la sociedad.

Y por ello se fue, a su corta edad de catorce años decidió que era suficiente y con unas pocas cosas en manos decidió mudarse a un lugar lejos de quienes ponían en duda su existencia, porque todos sus complejos no eran impuestos por su propia mente, no, todo lo que sentía era porque alguien más le había sugerido que dudara, que se sintiera insuficiente. Desde una muy temprana edad él poseía la habilidad de adaptarse a lo que los adultos dijeran, porque desde siempre había sido sometido a trabajos, con el fin de cubrir su ineficiencia, con algo de estabilidad económica, de la cual, ni siquiera podía usar a su conveniencia. Estuvo cansado por suficiente tiempo. El lugar donde vivía ahora no era muy espacioso, de hecho, era muy pequeño: de la cocina de su apartamento podía ver al baño, cuarto y la sala/comedor, y viceversa. No tenía mucho y a la vez sentía que tenía todo, podía defenderse con su inteligencia, sí.

¿...Si?

Era difícil crecer, ver las hermosas sonrisas dequien era su destinado y no poder hacer nada más que admirarlo. Era difícilaguantar las lágrimas de alivio cada vez que se ponía a pensar, por el amor ala luna podría abrazarlo ¡Podría besarlo! Y podía tenerlo a su lado. En toda suvida no se había quejado, podía desestresarse al golpear la pelota de voleibolfrente a él, podía incluso calmar los males de su mente al recibir los remateso al hacer pases. La actividad física era una clave importante de su vida;porque aprendió a amar el voleibol. Porque le permitía estar al lado deTsukishima a pesar de haber sido rechazado en el pasado, no verbalmente, claro.Pero era irrelevante ponerse a pensar en esas cosas ahora, ya sabía cuáles eranlos gustos del rubio en una pareja: Altos, fuertes y seguros. Alfas de clasealta, Alfas dominantes, Alfas totalmente hombres y sexys hasta para sudar. YTadashi lo entendía, Kei siempre se ha merecido lo mejor. Con una nuevamotivación, decidió que era suficiente, que debía de ser mejor ¡Todos enKarasuno estaban mejorando! Y él, como siempre, era dejado atrás, no quería serel único de primer año estando en la banca, porque era capaz, lo sabía, sabíaque era capaz de, por lo menos, dominar el balón a su antojo para hacer unsaque flotante y no andar pasando vergüenza como las veces pasadas. Y, con uñasy dientes lo logro, logro por fin otra cosa con la cual que sentirse,egoístamente, especial, por ello no entendía, ¿Por qué su perfecto Omega estabaperdiéndose?

Parecía, en contexto, un zombie andante, cosa que no era normal en supersonalidad. Lo había conocido casi toda su vida, y aunque pocas veces lo habíavisto convivir con muchas personas, tal vez por su actitud arisca, le sorprendiócuando se le informo que su Kei estaba en una relación con Kuroo; si, estuvodeprimido por suficiente tiempo por eso, preparándose psicológicamente paradicha noticia y estando egoístamente feliz cuando paso el tiempo y no hubo másmovimientos en aquella relación, hasta esos momentos. Por ello, con calma decidióalejarse poco a poco, tomar su distancia para evitar que su instinto, ese queera normalmente calmado, atacara y se comportara de manera imprudente. Aun así,no aprobaba por nada del mundo que un alfa como Kuroo ni siquiera era capaz demantener a un omega en buen estado físico, por lo menos. Porque en salud surubio estaba diez de diez, como siempre, aunque su aroma era un poco pesado y negativo -Con frecuencia también notaba lafalta de olor del otro alfa pelos negros en su persona, raro-, nada que ver acomo era antes. ¿Qué cómo sabia eso? Porque era el único medico al que Tsukkile tenía confianza completa para los chequeos normales, estaba orgulloso deeso, por ello, aunque siempre obtenía leves bufidos de parte del Omega leregala en cada cita dulces, o postres que compraba exclusivamente para él, comoa un niño que le gustaba cuidar.

Pero eso no era razón lógica para que estuviese en su cama, formando un nidocon todas las prendas que encontrara mientras le gruñía como un cachorro,peligroso por supuesto, por acercarse sin invitación. Era bastante confuso, se cruzóde brazos, apoyado en el marco de la puerta de su pieza, que era la distanciaque se le había dejado estar. Debía de admitir que era muy bonito elanidamiento que estaba formando, tan grosero, descarado y correcto como todoTsukki. Frunció el ceño, escuchando, lloriqueos venir desde su cama, se sonrojoun poco al ver como el catire frotaba su rostro contra una camisa que había estadoen su ropa sucia.

- ¿Um, Kei? - Llamo, condenado a guardar esa imagen por el resto de su vida ensu memoria. Realmente estaba un poco incómodo, porque se suponía que actitudescomo estas no debían de llevarse bajo estas circunstancias. -No creo queKuroo-san este muy feliz de saber lo que estás haciendo en cama de otro alfa,aunque ese otro alfa fuera yo. -

-Idiota. -Bufo, bastante disgustado. Tiro la camisa al nido, caminando hacia supersona. - A Kuroo podría importarle poco o nada si estoy anidando en tu cama;esa relación era falsa ¡Porque todo este tiempo estuve tratando de llamar tu atención!-

Se paró recto, alejándose del marco mientras su cabeza caía hacia un lado, sintiendocomo si no se estuviese dirigiendo a él. Todo este tiempo, en donde estuvoenamorado del rubio nunca perdió la esperanza de tener una relación con él, aunquesabía que era algo poco probable. Muy poco probable. - ¿Qué? -

-Estuve años tratando de decirte con indirectas muy directas mis sentimientos, ¡Años,Tadashi! Y tu simplemente te hacías el que no sabía y me ignorabas, -Esta vez,Yamaguchi pudo decir con sinceridad que el desconcierto lo paralizo. - Así que aquíestoy, diez años después, esperando que entiendas de una vez que no hay nadie másque tú en este mundo lleno de idiotas que pueda gustarme. Puedes... puedes entrarconmigo al nido ahora o puedes dejarme solo terminando esto y mañana tempranome iré por la mañana, sin molestarme en hacer otra estupidez propia de Hinata. -

-Oh, kei...-

Todo se fue acomodando para dar con él siendo protegido por un rubio dehermosos ojos, por un segundo, no existía nada más que su olor y su anidamiento.Las cosas podían ser mejor, si, si tal vez ellos fuesen diferentes, pero no. Yestaba conforme con eso, con seguir al niño que le provocaba mariposas en el estómago,y que, por más sarcástico que fuera con su persona no se iba. Y que tenía unaforma muy curiosa de llamar su atención y de amar.

Diferente YamaTsukkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora