Ya eran las 1:43 PM. Alemania lavaba la ropa mientras pensaba como seria su vida sin Rusia... Poder ir a donde el quiera, estar con otros countrys, hacer lo que el quiera cuando quiera... Una vida perfecta.
-¡GERMANIA!- Se escucho desde la sala.
Alemania sabia quien era... Tenia miedo en abrirle, y en negar... Pero igual fue a abrir, era su amigo después de todo.
-Hola, Italia- Dijo con preocupación a abrir la puerta.
-Hola... ¿Por qué tan preocupado?- Pregunto el italiano pasando como perro por su casa.
-Ahh... Ita... Yo no puedo salir... O si no...- El alemán fue interrumpido.
-¿Te golpeara?, ¿No?- Dijo serio el de verde, blanco y rojo.
-... Si- Afirmo cabizbaja y avergonzado.
-¿Por qué te dejas?, dijo, ¿Por que no solo te vas?- Cuestiono Italia mientras veia las pinturas colgadas en las paredes.
-Ojala fuera tan fácil como se oye- Negó el centroeuropeo.
-Te explicas- Dijo el italiano.
-Ya he intentado irme... Pero Rusia... El siempre me vuelve a buscar... Para luego volverme a traer aquí... Incluso he intentado decirle que no quiero nada con el... Pero no me escucha- Explico Alemania entre sollozos.
-Tranquilo... Yo prometo que te sacare de aquí- Aseguro el de habla italiana abrazando a su amigo.
-Gr- Gracias- Agradeció el alemán.
-Bien... Me voy, solo vine a ver como estabas- Recordó el sur europeo dejando de abrazar al otro.
-Si... Yo tengo que terminar todas mis tareas- Recordó también el alemán con tristeza.
-Adiós Ale- Se despidió Italia para cerrar la puerta detrás de el.
Alemania se quedo viendo la puerta unos minutos y luego siguió con la ropa. Y talvez, si termina todo antes de que llegue Rusia, leerá uno de los libros que le compro este.