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────── •••⛓️💨🕸️ • ────── ❛THE GENERAL'S HEAD IS A PROBLEM❜
LA LUZ DEL APENAS SALIENTE SOL se colaba por la pequeña ventana del trailer, anunciando que un nuevo día iniciaba. Frote mis ojos con pesadez y un bostezo salió de mi boca, mire a mi alrededor reconociendo el lugar en el que estaba. Finalicé el pequeño recorrido en la persona a mi lado, sonreí inconscientemente, coloqué mi mano en el pecho desnudo de mi acompañante.
En su rostro se encontraba una expresión tranquila, sea lo que sea que estuviese soñando, parecía ser algo bueno, e inexplicablemente eso me alegraba en demasía. No era la primera vez que dormía ahí, pero si era la primera vez que dormíamos juntos, tan cómodamente, era la primera vez que lo tenía de esa forma, aquello que sentí en ese momento al verlo a mi lado, simplemente no pude explicarlo con palabras, pero era algo mágico.
Era reconfortante que a pesar de el "amor apache" que teníamos, estuvo dispuesto a estar conmigo apoyándome cuando más necesitaba compañía.
Y no me mal entiendan, no habíamos hecho nada que sobrepasara de besos y unas cuantas caricias, además, sinceramente; aún no estaba preparada para ello, pues, aunque me picara un poco en el alma, no éramos nada más que amigos que tenían el privilegio de besarse.
Sweet Pea comenzó a moverse lentamente, indicando que estaba despertando. Se estiró un poco y volteó la mirada a mí, me hice la dormida cerrando mis ojos. Él besó mi coronilla.
— Sé que estás despierta. — susurró y dios, juró que casi me da algo al escuchar su voz ronca. — Buenos días, peleonera.
Soltó unas risas, las cuales me contagiaron con su gracia.
— Oye, no soy peleonera. — golpeé despacio su pecho. — Y, buenos días para ti también, Pea.
— Claro que son buenos, buenísimos diría yo. — agarró mi cara y depositó un pequeño beso en mis labios. — Te invito a desayunar.
— Qué caballero. — rodé los ojos divertida, el imitó mi acción.
Una duda atravesó mi mente, interrumpiendo mi momento de felicidad al recordar la verdadera razón por la que yo había llegado frustrada aquí la noche anterior, él notó mi silencio, me preguntó qué pasaba.
» ¿Qué es lo que votarás? — cuestioné, él se confundió unos segundos, pero después captó.
— Obviamente que te quedes, no sé qué haría si te vas tan pronto. — acarició mi cabello. Solté todo el aire que no sabía que había sostenido, con un peso menos que cargar, y entonces, por fin nos levantamos para arreglarnos y poder salir.
