6. « ¿Gustabo? »

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—¡Gustabo, aquí! –gritó el de crestas alzando su mano al aire mientras estiraba su cuerpo.

El anteriormente nombrado se acercó hasta él nada más salir de su casa, dispuesto a comenzar un nuevo día de trabajo o de lo que se le pasara por la cabeza a su compañero.

—¿Vamos a ir hoy a trabajar o tienes alguna otra idea con la que hoy te hayas levantado?

—Pues... Algo así. Quería que fueramos a ver los nuevos coches que han traído al concesionario de la ciudad. Si te apetece, claro –sugirió con una gran sonrisa en su rostro

Gustabo hizo una mueca pensativa hasta que finalmente aceptó. Ambos subieron al mini rosa de Horacio decorado con unas pegatinas espectaculares y fueron directamente hasta el lugar. Una vez allí, aparcó y bajaron del coche.

Horacio emitió un silbido largo observando la gran variedad de coches nuevos que habían.

—¡Buah, de locos, mira! –fue señalando continuamente a todos los coches que se cruzaban con su mirada

—No te lo voy a negar, han traído coches muy muy buenos pero cuestan un ojo de la cara. No tendrás pensado comprarte uno, ¿no?

Horacio giró su mirada hacia Gustabo, una mirada que este podía saber lo que se le venía ahora en cuestión de segundos. Horacio esbozó una sonrisa pícara de medio lado mientras tomaba el brazo de Gustabo para acercarlo a él.

—Lo... Pagamos a medias. Qué te parece, eh. –elevó ambas cejas en un movimiento rápido tratando de poner una voz seductora.

—No –respondió directamente Gustabo sin inmutarse lo más mínimo

—A medias, y pongo yo un poco más. –volvió a insistir Horacio con la misma mecánica

—Denegado –exclamó Gustabo negando lentamente con la cabeza

—¿Me vas a hacer ir hasta la oferta más buena, verdad? Está bien, eh... Qué te parece esto. Todo lo que dije, y añado un par de cervezas, con alcohol. Venga, que más no puedo darte, a menos que quieras una noche conmigo –le guiñó un ojo

Gustabo negó con la cabeza una vez más

—No me jodas Gustabo, tu lo que eres es un aprovechado. ¿Qué quieres más? ¿Un masaje? –se apartó de él asqueado

—Trato hecho –asintió

Horacio volvió a mirarlo y frunció el ceño dándole un codazo.

—Eres un perro, pero me gusta –le sonrió casi instantáneamente.

—Lo sé. Pero esa cerveza sigue estando en el trato –se rió– Bueno, a ver, qué coche quieres –colocó sus brazos en jarra apoyando sus manos en su cadera.

—Pues no estoy muy seguro, vamos a ver qué hay por aquí, si no podemos preguntar a un dependiente. Espera, Gustabo, mira eso –señaló

El rubio dirigió su mirada hacia donde su compañero había señalado y abrió los ojos como platos al verlo. Era una furgoneta amarilla con detalles en varios colores como azul, rosa, verde, entre otros y unos motivos de fiesta y de circo.

—No me jodas, ¿y esta maravilla? –se acercó junto a él.

—La necesito –susurró Horacio tocando el chasis de esta.

—Esperate a ver si va a costar una pasta y te vas a quedar con la miel en los labios. Mira a ver el precio que pone en el cartel.

Horacio asintió y se acercó a mirar el precio.

—Aquí pone... 25 mil dolares. No es mucho la verdad, ¿la compramos entonces? Para hacer la gracia, ya sabes. La cara que se le quedará al súper o a algún comisario si nos ve aparecer con esta furgoneta al trabajo.

Yo no soy el malo de la película [GtaRp] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora