5. « Identidad »

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Ambos chicos con su cara oculta por sus pasamontañas se encontraban caminando de vuelta hacia el interior de la comisaría cuando a uno de ellos habló pensando en los planes que tenían para ese momento.

—Dos códigos 3, un par de tiros y un robo de un gilipollas hacia una señora de ochenta años, pues nada mal. Un día bastante completo, ¿no crees? –dijo el chico que se hacía llamar Fred

Su compañero se rió acomodando su pasamontañas

—Pues sí, pero, ¿no crees que deberíamos de hacer algo, no sé, diferente?

—¿Cómo qué? –respondió girándose para verlo directamente a la cara– ¿Qué otra cosa podríamos hacer? Todavía no es nuestra hora de salir de servicio.

—Bueno, ya, pero ya sabes, un descanso no vendría del todo mal. Oh, ¡ya sé que podemos hacer! –le dijo de forma animada– ¿Recuerdas que le dijimos al cura que iríamos a la iglesia a confesarnos? Quizás este es el momento idóneo.

El otro asintió lentamente escuchando las palabras de su compañero.

—¿Y tú crees que el cura nos dejará entrar así sin mas? Creía haber escuchado que se necesitaba cita o alguna mierda así

—Bueno, como policias cristianos tendríamos que tener algún privilegio, ¿no crees? –sonrió de forma que se pudo observar por sus ojos los cuales se entrecerraron ligeramente– No perdemos nada por probar.

—Venga, sube al coche –le indicó entre risas bajando las escaleras para abrir el patrulla y entrar en el asiento del conductor.

Una vez que ambos se encontraban en el vehículo Gustabo comenzó a conducir hacia la iglesia. No estaba realmente muy lejos así que no tardaron mucho en llegar. La verdad es que tenía todavía ciertas dudas de qué iba a decir, ambos mantenían su mente ocupada en pensar una respuesta para justificar aquella repentina llegada al palacio de Dios. 

Una vez aparcaron el patrulla en una de las zonas del aparcamiento bajaron del coche para acercarse a la puerta de la iglesia. Llamaron un par de veces hasta que optaron por entrar casi de forma inmediata.

—Creo que es la primera vez que estoy aquí dentro... –dijo Horacio bastante asombrado por el interior tan decorado de aquel edificio.

—Muy buenas, preciosuras divinas... –les recibió el cura abriendo sus palmas elevando ligeramente sus brazos.

Gustabo, bueno, Fred, se giró a mirarlo al escucharlo de forma tan inesperada. Ambos chicos mantenían su identidad oculta con sus pasamontañas así que la sorpresa del cura al observar a los dos enmascarados fue realmente confusa.

—Buenas padre, hacía tiempo que no lo veía por la ciudad –habló el anteriormente mencionado.

—Disculpe, ¿nos conocemos? –preguntó este de vuelta.

Fred arrugó su frente ligeramente apoyando su peso sobre una pierna al escuchar la pregunta del padre.

—Eh, si, una vez nos vimos creo que en un atraco y usted era rehén, te suena, ¿Dan? –preguntó mirando a su compañero

—Exacto, en un código 3 –añadió

—Ah  –respondió de forma sencilla el más mayor parpadeando un par de veces para traer de recordar a qué situación se referían– ¿Pero cómo se llaman ustedes?

—Yo soy Fred, y este es Dan –le aclaró señalando a la ves que mencionaba los nombres.

El padre intercambió miradas con ambos de forma seguida. Se acordaba de que había estado de rehén en alguna ocasión hacía ya más de un mes, pero no recordaba el haber escuchado aquellos dos nombres en ningun momento.

Yo no soy el malo de la película [GtaRp] (Pausada Un Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora