Capítulo 4.- Lazos prometidos.

40 4 0
                                    

Lazos prometidos.


Después de lo sucedido, Jasmine se acostó y lloró. Lloró y lloró hasta que se durmió.

Al día siguiente, se despertó por la señorita que el día anterior le había dicho que ya era hora de comer. Su toques eran tan delicados que ella pensó que era su madre. Pero no. No era ella.

Se levantó. Se restregó sus ojitos y fue directo a desayunar. Busco con la mirada a su nueva amiga.

También buscó con la mirada a la niña que ayer la molestó, pero por suerte no estaba en el mismo lugar que ella.

Se sentó y empezaron a platicar.

Claudia fue la primera en comenzar:

-Buenos días, nueva amiga. ¿Amaneciste bien? Yo no, bueno no se. Soñé con mis papás. ¿Lo puedes creer? Me dijeron que sea fuerte, pero no les entendí el por qué querían que sea fuerte.- Finalizó con una mueca. Todo lo había dicho tan rápido que al principio no le entendió Jasmine.

-Yo no sé qué soñé- susurró Jasmine.

Al final de la gran mesa de plástico, se encontraba ese niño mas blanco como la leche. Ojos de un color tan precioso. Verdes. Heredados de su padre. Y su tono de piel y la delicadeza de su madre.

Él tenía fija la mirada en su ángel. Que nadie se la robase o que algún día desapareciera y él nunca más la pudiera ver.

Jasmine por otros parte ni se inmutaba, sólo lo ignoraba.

Es otro niño más, pensaba.

Pasó la hora de desayunar y las dos niñas se fueron al cuarto de Jasmine a dibujar con los crayones de Claudia, mientras que su hermanita, Verónica, en la sección de niños más pequeños.

Jasmine dibujó un gran girasol, abarcando toda la hoja. También dibujo a su familia. Y en otra hoja más dibujó un gran corazón. Uno grandísimo.

Por otro lado a Claudia se le daba muy bien el dibujo, así que sus dibujos de una casa con su pastito y un pequeño pero hermoso columpio a lado, eran más bonitos.

Jasmine le quería contar a su amiga todo lo que le hizo la niña grosera ayer, en su cuarto. Pensaba que Claudia le diría que era una cobarde y que se le hubiera regresado el golpe. Pero Jasmine no era así.

-Claudia, ayer una niña me pegó.- Le dijo con un puchero a su amiga.

Claudia al instante recordó a las niñas que ella llama brujas, pero no le dijo eso.

"Tal vez sean otras niñas"- Pensó Claudia.

Recordó lo que sintió cuando una de ellas la ofendió . Se paró de un saltó y abrazó a Jasmine.

-¿Por qué no me habías dicho "Jasjin"?- Le reprochó. Jasmine no sabía por qué recibía ese abrazo de Claudia, pero no le dijo nada. Ella se sentía tranquila y segura en los brazos de su amiga. De ahora en adelante su única compañía.

-De ahora en adelante tú serás mi mejor amiga, Claudia.- Le dijo Jasmine.

Claudia se alegró de las palabras de su, ahora, mejor amiga. Las dos se abrazaron más fuerte.

-Y tú la mía, Jasjin. Juntas por siempre.

Sin vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora