Sin vida

Capítulo 2. -Nuevo "hogar".

Narrador omnisciente:

Después del asombro, tristeza y lástima que sintieron hacia aquella familia, llamaron a la ambulancia ya los policías. Hicieron lo que tenían que hacer, la investigaciones, pruebas y todo lo normal del trabajo de los especializados en casos como el de Jasmine. Pero ella no entendía nada. Utilizaban términos todavía inalcanzables para una niña de 6 años, para una niña que lo único que le importa en ese momento es poder abrazar a su mamá hasta que le duelan los brazos. Decirle el Te Amo, el Te necesito que muchos de nosotros podemos decirle a nuestras madre, pero no la valoramos.

Un policía regordete y canoso, apiadándose de la niña, convenció a su compañero que dejaran sólo un momento más para que ella pueda abrazarla. El policía fue, se arrodilló, y la abrazó, ya que se le había acabado el tiempo de poder abrazar a su mamá. El policía, llamado "Agente Luderm", no contuvo las lágrimas.

¿Enserio? ¿Medir el tiempo para estar con su mamá?

Al fin ella cedió a los brazos del buen policía regordete y lo abrazó con tan fuerte, que él pudo sentir la tristeza que emanaba esta pequeña. Mientras la abrazaba, le dio la señal a sus compañeros para que se lleven a la mamá. Llegaron más policías, pidiendo más información a los vecinos.

Todos dijeron lo obvio: Que escucharon un disparo proveniente de aquella casay se espantaron y corrieron al rescate.

La ambulancia se llevó a la mujer a los forenses y los policía a la niña, al juzgado, para ver qué será de su vida.

Ya hecho todo el trámite, se quedó en una asociación para niños como ella, solos. No duró mucho el trámite, ya que nadie de sus vecinos se quiso hacer cargo de ella.

Le asignaron un cuarto, junto con otras niñas, que al entrar Jasmine, le hecharon una mirada asesina y se fueron del cuarto.

Sacó el oso que le compró su papá cuando cumplió los seis, se acostó en la cama dura y fría y trató de cerrar los ojos pero unas risas burlonas la interrumpieron.

Levantó la cabeza, y ahí estaban esas niñas.

¿Dé qué se ríen? Pensó. Están igual o peor que yo. No, nadie puede estar peor que yo. Las ignoró y cerró los ojos.

Tratando de evitar pensar más en el vacío que sentía en su pechito, se hundió en un profundo sueño.

Movimientos en su hombro la hicieron despertarse, era una de las que se encargaban del cuidado de ese pasillo.

-Muñeca, despierta. Ya es la hora de la cena. Te tenemos que presentar a tus demás compañeritos. ¡Podrás hacer amiguitos!.-Dijo aquella mujer de ojos grises y tez blanca. Tan alegre y alma inocente.

Las dos siguieron por un pasillo hasta dar en un salón grande. "Se parece a mí sala", pensó la nena.

Encontró lugar cerca de una niña que tenía una muñeca igual que la suya:

-Hola, ¿Me puedo sentar?- Dijo Jasmine intentando dar una sonrisa pero el resultado fue de una mueca.

-Claro, sí, sí, siéntate- Dijo la niña. Ojos verdes, lentes redondos y piel bronceada. No tenia amigos porque no era muy sociable y además muy tímida. Pero quería tener al menos una y la niña sentada a su lado le parecía una amiga.-oye... hmm... tu, no sé, ¿Quieres ser mi, hmm, amiga?

Jasmine sin dudarlo le dijo que sí, ya que se sentía sola

-Tengo una muñeca igual a la tuya- Dijo ella.

-¿Enserio? te gustaría jugar algún día?- Le dijo la ojiverde.

-Claro- simplemente respondió Jasmine.

Les sirvieron comida a los niños y empezaron a comer. A mitad de la cena, unos tintineos captaron la atención de todos.

-Niños, niñas, tengo a alguien a quién presentarles. Espero que puedan darle una bienvenida y hacerla reír. Ella es Jasmine van de Bogaerde.

La señaló y ella les dijo con un simple movimiento de mano "Hola", pero unas risas burlonas en su espalda le hicieron bajar la mano rápidamente.

Continuó comiendo su comida como si nada hubiera pasado. Pero de lo que no se percató era de que un niño de 7 años, con grandes ojos azules la miraba como si fuera la niña más hermosa. Él creyó que Jasmine era un Ángel.

Su ángel.