Capítulo 4: El examen de Star Wars

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Permíteme aplaudirte por todas las veces en las que seguiste intentando, a pesar de que yo insistía en apartarme

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Permíteme aplaudirte por todas las veces en las que seguiste intentando, a pesar de que yo insistía en apartarme.

Claro, que de vez en cuando simplemente tú también te hartabas. Es comprensible, nadie puede insistir por siempre. Es inevitable ese punto del quiebre en el que simplemente decidimos rendirnos.

Después de dos semanas de aquella clase de historia, tú te rendiste. Te rendiste al darte cuenta de que te evitaba en la biblioteca o que no me esforzaba en apartarte un asiento en clases, cuando tú si lo habías empezado a hacer.

Ni siquiera me había percatado de que simplemente habías parado de hacer muecas durante las clases para hacerme reír, o que tus chistes habían desaparecido.

Te resté importancia.

Había empezado a salir con Izan. Bueno, habíamos ido por un café una vez. Pero todos habían esparcido el rumor, ¿Recuerdas? Pero he de admitir que yo no me sentía cómoda saliendo con él. Alguna vez te lo llegué a mencionar, el como me hacía sentir inferior al burlarse de mí por no conocer alguna referencia a una película o libro.

Aquel día en la biblioteca yo no estaba estudiando para un examen, estudiaba para mi cita con Izan.

Me sentía frustrada porque no tenía ni la menor idea de que me preguntaría o de que tema hablaríamos, pero el sentirme como una tonta era una de mis mayores inseguridades de aquel entonces. El sentimiento de no estar a la altura.

Las personas nunca comprenderán el daño que me hicieron a lo largo de mi vida con los chistes en torno a rubias que nunca faltaban al verme. Me sobre exigía para que así ellos no pudieran decirme: "cabeza hueca" o "torpe" e incluso "rubia natural". Por qué ya sabía que cuando lo hacían no era un halago.

Si mal no recuerdo lloraba por la frustración, restregaba mi rostro con mis manos bien extendidas e intentaba no hacer ruido mientras repasaba en mi mente una y otra vez los distintos directores de las películas de "Star Wars", con la música de mis audífonos casi a tope para no distraerme.

Nunca había sido una gran aficionada a la ciencia ficción, sobre todo porque mis cuatro hermanos siempre estaban intentando hacer que viera aquellas películas con ellos. No era fan de la insistencia.

Me sobresalté cuando el primer libro cayó a mi lado. Rápidamente aparte mis audífonos y miré a todas partes. Entonces apareciste con un libro en mano.

—Lo siento— fue lo primero que dijiste, —Me di cuenta de que estabas aquí y por ello he intentado tomar un libro desde el otro pasillo, pero no lo he alcanzado y he derribado unos cuantos—

Apenas y asentí mientras mi respiración volvía a la normalidad. Y no, no solo fue por el libro; llevaba buen rato llorando.

—Lo siento— volviste a decir —Solo lo tomaré—

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