XVII. Sándwich de pollo
Seria una mentira si dijera que lo sucedido con Emilio no me había afectado en lo absoluto cuando claro que lo había hecho, estaba demasiado molesta con él y había ocasiones en los que me encontraba reproduciendo nuestra discusión una y otra vez en mi cabeza, imaginándome cosas que pude haber dicho, o preguntándome por qué mi hermano había hecho lo que hizo. Joder, en estos momentos no deseaba verlo por nada del mundo y es justo por eso que esta semana había rechazado la invitación de mi madre para la cena del jueves, estaba segura de que lo haría las siguientes semanas también.
Alejarme y esperar a que todo se calmará parecía la mejor opción, claro estaba que yo no sería quien tomaría la decisión de hablar con mi hermano, no hasta que recibiera disculpas sinceras de su parte acompañadas de una explicación.
Solté una risa involuntaria burlándome de mi misma mientras observaba mis manos juntas sobre mi barriga, dándome cuenta de que una vez más me encontraba pensando en lo mismo. Joder. Escuché un resoplido a mi lado y recordé donde estaba, giré mi cabeza para mirarlo, se estaba mordiendo la uña y maldiciendo en susurros. Fruncí el ceño y miré a mi alrededor buscando que pudiera estar causando su molestia.
—¿Qué sucede? — solté regresando la mirada.
Harry maldijo nuevamente mientras comenzaba a orillarse.
—Nos hemos ponchado.
Abrí mis ojos prestando atención al desnivel en el auto que no había sentido antes. Excelente. Harry apagó el auto y bajó murmurando que lo esperara adentro, cosa que claramente no haría. Dejé mi abrigo sobre el asiento y salí detrás de él.
Harry estaba mirando la llanta cuando me acerqué, mire en su misma dirección y solté un bufido, eso no sería fácil de arreglar.
—Joder. — soltó.
—¿No tienes llanta de repuesto? — pregunté.
Por primera vez desde que bajamos del auto Harry había volteado a verme, se notaba frustrado y algo apenado.
Negó.
—Mi hermana la tomó hace unas semanas. — bufó sacando su celular de su bolsillo trasero. — Llamaré a mi madre, ya no estamos tan lejos, veré si pueden venir a ayudarnos.
Asentí y me recargué en la parte posterior de su auto cruzándome de brazos. Harry y yo íbamos de camino a casa de su madre a las afueras de Londres para finalmente presentarme, ella había organizado una reunión a la que afortunadamente solo asistirían la hermana de Harry y su esposo, cuando en un principio Harry me contó los planes de su madre entré en pánico, creí que con reunión se referían a toda su familia, pero afortunadamente no fue así.
—Listo, mi cuñado vendrá a ayudarnos, pero tardaran un poco.
Presioné mis labios lamentando con el corazón que haya dicho eso, me moví en mi lugar sintiéndome repentinamente más inquieta.
—¿Cuánto es un poco?
Harry sonrió de lado y frunció el ceño mientras se rascaba la cabeza.
—Están a 20 minutos de aquí y necesitan conseguir una llanta para poder cambiar esta, así que, le calculo quizá 40 minutos como mucho.
Mordí mi labio y moví mis piernas, juntándolas un poco, la situación era que tenía que orinar con urgencia, no había querido decir nada a la espera de que una gasolinera o alguna estación de paso se cruzará en el camino, y cuando vi que no había sido así me tranquilizaba pensar que ya no faltaba mucho para llegar, pero ahora, joder, no estaba segura de sí podría aguantarme mucho más.
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El Donante | hs
FanfictionEl deseo más grande de Abigail era convertirse en madre, y no creía que fuese necesario sentarse a esperar por el hombre perfecto ¡no! Ella lucharía por cumplir su más grande ilusión, con la diferencia de que no se lo pediría a ningún amigo de su p...