El pasado nos sigue a todos

Única Parte.

Aun lo recuerda, todo esta tan claro en su memoria que parece que paso ayer, pero no fue así; paso hace más de diez u once años, fue en esos tiempos que Kacchan había tomado como hobbie molestarlo y Deku estaba con el sueño de ser héroe como cualquier niño que admiraba a All Might.

Ese día se había presentado la oportunidad de demostrar que tenía madera de héroe, Azumi Yamamoto era un pequeño niño que no destacaba mucho del resto, era tan común como el japonés promedio, pero vivía en el mismo vecindario que Izuku Midoriya y Katsuki Bakugou y estar cerca de ellos era estar cerca de los problemas; Azumi había dado por hecho que era un débil igual que Deku o así era como llamaba al peliverde el pequeño niño de quirk explosivo y todo por no tener uno tan poderoso como la pandilla del rubio y tenía razón, su quirk era magnetismo, pero solo podía usarse en ciertos tipos y bajo cierto peso limitado, no era muy llamativo como lo hacía ver Magneto, era más complicado y poco útil, y eso a Katsuki le parecía una buena forma de burlarse, y así lo hizo.

Pero Izuku era más valiente que él, de inmediato fue a salvarlo y decirle a Kacchan que burlarse de un niño por no tener un quirk llamativo era malo y que si seguía así, debería pelear con él, después de todo Yamamoto ya estaba en el suelo, llorando cubriéndose con sus pequeños y débiles brazos al final la pelea acabo más rápido de lo que uno hubiera pensado, pues el peliverde no tenía su quirk todavía desarrollado y el otro ya estaba demasiado adolorido como para defender al otro, fue fácil para el bando contrario acabar con ellos, después de eso, Azumi trataba de no cruzarse con la pandilla de Bakugou y al parecer el destino le dio un pequeño empujón al darle un ascenso a su padre en la ciudad de Tokio y dejar a Musutafu lejos de ellos.

Hablando de destino, es demasiado volátil, a veces mete en tu vida personas que no producen nada bueno en la vida, pero tampoco hace algo para quitarlas y hay personas que son todo para uno y se tienen que ir o no vuelves a verlos de una manera misteriosa, Izuku se preguntaba a veces como sería su vida si la persona que tuvo que ir a Tokio hubiera sido Kacchan y no Azumi, ¿Uniera cambiado algo?, ¿Se podría haber reencontrado con Kacchan en U.A?, jamás lo sabría porque eso jamás paso, Kacchan sigue siendo su vecino y su madre; Mitsuki Bakugou sigue siendo su madrina, siguieron siendo compañeros en cada etapa escolar y ahora son los prospectos de Símbolo de la Paz de su mayor ídolo, All Might. Cuando Toshinori Yagi vio la relación que tenían estos dos, no le veía ni pies ni cabeza, no sabía absolutamente nada de lo que en verdad tenían más que el joven Bakugou había atormentado al joven Midoriya durante la mayoría de su vida juntos, por no decir que toda, pero pasando el tiempo se dio cuenta que había algo más que no era percibido en el momento, parecía casi invisible.

Como la preocupación que le tenía Deku a Kacchan cada que se sobre exigía, sin mencionar el desgarrador grito que dio en el secuestro el día del campamento.

Los ojos del joven Midoriya brillaban cada que se mencionaba al joven Bakugou.

No importaba donde estuviera o qué situación era, si querías encontrar a Bakugou, lo más seguro es que lo encontraras cerca de Midoriya.

Si odias a alguien, no dejarías que te llamara por el apodo que le diste en la infancia ¿cierto, Kacchan? Y si fuera un insulto a tu persona, mucho menos lo usarías como nombre de héroe ¿tengo razón Deku?

Tampoco se notaba la increíble sincronía que se tenían uno con el otro, en el mundo de los héroes existen equipos que no solo son usados como una estrategia, un ejemplo son The Pussycats o algunos más reducidos como lo eran Water Hose, ellos eran una unidad, si llamabas a uno, venían todos; pero en el caso de ellos, era ver como un dueto de ballet, ya que todo depende a la confianza y comunicación que hay en donde se sabe el siguiente movimiento, si se va a levantar el cuerpo y si uno no está sincronizado, en el mejor de los casos, se escuchara el caer de los bailarines, se veía todo eso y más en ellos dos, totalmente diferentes, logrando el esfuerzo que un equipo normal tendría que hacer el doble.