JANE:
No estaba del todo despierto cuando una pequeña corriente fría se deslizo por la planta de mi pie provocando así que todo mi cuerpo se despertase por ese frio fortuito. Mis párpados me pesaban y los notaba pegados entre ellos. Me costó abrir uno de ellos y más aún caer en la cuenta de donde estaba. Mi mente seguía flotando entre la mirada, abrazos y amores que vivimos ayer. Seguía volando entre la aurora boreal que eran sus ojos. Mi cabeza no hizo más que recordar cada momento que habíamos compartido. Mi palacionde la memoria se llenaba de ELLA , poco a poco iba creando una habitació con su nombre. Cada vez entraban más momentos , cada vez se hacía más bonito y cada vez tenía más ganas de estar en él. Cuando conseguí situarme y abrir, a regañadientes , mis ojos me quede unos momentos mirando al techo. Observando el color de él e intentando ser consciente de cada parte de mi cuerpo y situarlos en la locura de cama que nos soportaba. Sentía que había dejado mis manos pegadas a su cuerpo y mis piernas enredadas a las suyas. Me tomó unos segundos darme cuenta de que estaba entero, que estaba vivo y que todo lo que había ocurrido no era esa broma macabra que dicen que hace dios en el cielo. Todo lo que había ocurrido fue real, todo nuestro amor fue real. Cuando quise situar mis brazos note que el izquierdo estaba sepultado por unos cabellos negro y una espalda al descubierto. Era ella. Recordaba todo lo de aquella noche, cada detalle, cada mirada, pero encontrármela por la mañana, aunque ya lo supiese, abrir mis ojos, convertirse en lo ultimo que mire ayer y lo primero que vi hoy. Verla totalmente dormida, desnuda, desnudos, en la cama, sin importarnos nada. Dejé allí mi brazo, era su lugar. Pensé en que podríamos hacer hoy, los días se me estaban pasando rápido, aunque a veces no hiciésemos nada estar en su compañía me hacía sentir que estaba haciendo algo, que alguien disfrutaba del día tanto como. Y así , juntos, los minutos y horas que pasaban en cada reloj del mundo se nos hacían cortos. Necesitábamos más tiempo, más horas de sol y más de luna. Cuando quise dejar de pensar e intentar volver a dormir me giré hacía su espalda, donde estaba mi brazo. Miré cada peca o lunar que tenía en ella, me los sabía, era leer un mapa que siempre estaba inundado de mi besos. Pasé el otro por encima de su torso y me apreté a ella. Dejé posada mi barbilla en la superficie de su cabeza a la vez que le dejaba un pequeño beso en ella.
Al paso de unos minutos me comenzaba a dormir, el sol todavía no había salido del todo y tenía tiempo para dormirme antes de que saliese y me desvelase por completo. Pero entonces, mis piernas se sintieron incompletas, algo que necesitaban les faltaba. Rápidamente las acerqué a las suyas y las enredé sin ningún miedo. Eramos uno. Nos habíamos convertido en uno. El sueño y la comodidad que sentía a su lado pudieron conmigo, y a los pocos minutos caí rendido y me volví a quedar dormido,enredado a ella.
Peligro. Estaba en peligro. No me podía acercar a ella. La apuntaban con una pistola. Me quedaba inmóvil y, dispararon. Mis ojos se cerraron más fuertes. Mi corazón se salía del pecho hecho añicos. Mis dientes se apretaban entre ellos y las lagrimas brotaban de mis ojos.
- Jane? - una voz angelical sonó cerca de mi oido - Jane ya está, tranquilo. Ha sido una pesadilla - abrí lo ojos y sin poder mirarla a la cara la abracé sumergiendo mi cara llena de lagrimas en su pecho. Solo había sido un sueño. Seguía a mi lado, seguía viva.
- Shh , tranquilo, todo está bien - sus manos deshacían y rehacían mis rizos mojados en sudor. Su respiración tranquila y sus latidos calmados se me sincronizaron. Me empecé a relajar en ella y por ella.
- Gracias - me despegué de su pecho dejándolo mojado por mis lagrimas. Aspiré por la nariz y me quite cualquier gota que quedase en mi rostro - Ha sido una pesadilla, lo siento -
- No tienes que sentirlo, esta bien es normal, tranquilo - me volvió a abrazar y esta vez yo le correspondí con un beso bastante sonoro en su hombro.
ESTÁS LEYENDO
Momentos... THE MENTALIST
FanfictionY justo cuando creímos que nuestro amor se perdería si Lisbon subía a aquel avión, todo cambió. Desde ese momento ni ella ni yo hemos conseguido separarnos el uno del otro, y espero que nunca tengamos que hacerlo. Estas semanas antes de volver al tr...