Capítulo 3.

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Como calor abrazador, cargado de amargura, el alcohol desciende por la garganta de la renivienta ahora a cargo del imperio, por un par de días, mientras su ser, se sumerge en una profunda obscuridad que la consume de a poco, quebrantando la escasa cordura que en ella persiste.

Los recuerdos del coito con Bell se hacen presentes en su mente, trayendo consigo un cosquilleo y una sensación indescriptible, al recordar al menor entregándose a ella, dejándole su cuerpo a merced de su naturaleza inmortal.

Su cuerpo ardiendo, el sudor descendiendo por la piel de porcelana y el musical sonido del placer, que escapaba de su boca en forma de gemidos y jadeos.

Sin embargo, toda grata sensación se transforma rápidamente en un tremendo escalofrío, que a Bloody logra arrebarle un poco de la embriagues, puesto que la imagen de Runa ha vuelto a aparecer en su cerebro y esto le hace querer retorcerse y arrancarse la piel de a poco, para así poder esfumar la indecisión y la culpa que de su pecho emana.

Bloody ama a Bell y de eso no hay duda en su ser, pero Runa era la destinada del chico, y a parte su mejor amiga. Es un triángulo en el que ella nunca debió estar involucrada, puesto que sabe que le quitó a Runa la felicidad de estar con su destinado y de no haberse entrometido, la guerra y todos los problemas ocasionados desde que conoció al chico, jamás habrían existido, consiguiendo que la vampiresa siguiese viva, al lado de Bell.

Pero también sabe que el muchachito no tiene culpa alguna y que no merece ser tratado de una forma tan cruel, más aún luego de haberle prometido a Runa que cuidaría de él con su vida, pero por más que se arme de valor, cuando se acerca a él, su mente y raciocinio se vuelve un caos, convirtiendo su presente en un tortuoso bucle, que inconscientemente daña al convertido.

—Deberías detenerte —advierte Eclipse al ver a Bell acabando la quinta cerveza —

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—Deberías detenerte —advierte Eclipse al ver a Bell acabando la quinta cerveza —. Tú no eres así —coloca una mano en el hombro del pelinegro que le da una mirada melancólica a su mayor, dejando a Eclipse sin palabras.

—Bloody tampoco, y mírala ahora. Me odia. Además, no te hagas el santo, todas esas botellas te las has acabado tú, y aún hueles a alcohol —señala el repertorio de envases vacío, que un día contuvieron bebidas alcohólicas.

—No hay lugar de comparación, soy un jodido viejo de casi doscientos años —arrebata con irritación, la nueva lata que Bell se disponía a empinar en su garganta —. Tengo experiencia con esto, beber hasta inconsciencia y resaca. También sé porque lo haces y créeme no es la manera correcta de desahogarte.

Eclipse se siente completamente hipócrita al dar tal consejo puesto que él hizo lo mismo tan solo un día antes, sin embargo conoce muy bien la amarga sensación de su accionar y el hecho que solo le traerá pésimos malestares, ya que de ninguna forma el alcohol soluciona la tristeza, simplemente le hará sentir una profunda desdicha luego de beber hasta que todo de vueltas y el dolor persistirá, incluso más que nunca.

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2021 ⏰

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