Hale

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Cuando el incendio dio inicio nadie dentro de la mansión Hale se dio cuenta, sólo cuando los lobos más viejos olieron el humo y escucharon el crepitar de las brazas fue que se dieron cuenta de que estaban rodeados por la candela.

Peter salió corriendo de su habitación con un nudo de pánico en la garganta rumbo a la habitación donde estaban los niños más pequeños de la manada.

Seis niños menores de siete años, Peter los encontro llorando arriba de una de las camas todos abrazados unos contra otros.

Detrás de él llegaron las madres de dichos niños, junto a su Alfa y hermana Thalía.

— todo está en llamas Peter — habló su cuñado.

Ya los demás adultos tenían al resto de la manada reunida y se encontraban revisando una a una las salidas de la casa.

— sólo quedan los túneles subterráneos — habló Thalía con su hija menor en brazos.

— lideraré el camino con Hafid  y Remi — dijo Peter y junto al segundo de Thalía y su beta  caminaron liderando la manada mientras Thalía se quedaba con los más jóvenes tratando de transmitir una confianza que no sentía.

Cuando llegaron al sótano Peter maldijo en español al sentir la resistencia de la barrera de ceniza de montaña que impedía el avance a los túneles.

Tan cerca pero a la vez tan lejos.

Cuando Peter miro a Thalía y luego a su cuñado Hafid  vio resignación en sus ojos.

Peter no podía permitir que su manada fuera masacrada de esa manera.

¡Habían once niños por Dios!

¿Quien era tan cruel que no le importaba que niños murieran quemados vivos?

Peter vio como Thalía ordenaba a los adultos a retroceder con un niño o adolescente a cuestas alejándose de las llamas que empezaban a acercarse a la puerta del sótano.

Peter camino  con pasos decididos hacia delante tratando de regresar a la casa para buscar alguna salida alternativa.

Subir al techo, o brincar por una ventana, refugiarse en los baños, la puerta trasera, la puerta del frente.

Su mente buscas todas y cada uno de las salidas opcionales. Pero sabía que ya los demás habían revisado esas.

Sólo se detuvo cuando las llamas tocaron su piel sacando un grito de dolor.

El fuego parecía decidido a consumirlo, y Peter estaba decidido a morir si eso significa sacar a su manada a salvo.

Siguió caminando. El no era de los que se rendían.

Thalía lloraba con su hija en brazos mientras veía a su hermano ser quemado por las llamas tratando de cerrar la puerta del sótano tratando de comprar más tiempo para la manada.

RegresandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora