13* Errores, perdones y nuevas amistades

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Fargan pudo apreciar el error que había en todos sus planes cuando los dos días concluyeron.

Pudo apreciarlos físicamente, justo frente a él.

Se había dejado llevar por sus ideas y los celos que todavía sentía, había hecho todos y cada uno de sus planes (Que seguramente habrían funcionado) para Vegetta.

Y ahí estaba el error...

Un gran error...

Y a la vez tan pequeño...

La persona frente a él no era Vegetta.

Sí, era el dueño de la gran y simétrica isla flotante, sí, era extremadamente rico y tenía ese extraño peinado en punta, sí, tenía esa pose que Vegetta ponía cuando se fastidia y frustraba con ellos, y sí, estaba increíblemente mamadisimo.

Pero el aura que desprendía definitivamente no era igual.

Vegetta solía demostrar sus emociones siempre, incluso inconscientemente, si el amante del morado estaba feliz, si estaba enfadado o triste se notaba, siempre se notaba.

Y en cambio el chico frente a él parecía tan indiferente.

O quizá no, indiferente no era la palabra, su aura era más como un... vacío.

Era un vacío.

Su pose de brazos cruzados, su mirada de molestia y sus ojos inexpresivos parecían absorber todo el entorno, le hacía sentir a Fargan que todo lo que hacía estaba mal, no solo el error que cometió, le hacía sentir que absolutamente todo en él estaba mal, su ropa, su peinado, su forma de estar parado...

Si Samuel no hubiera parpadeado Fargan se habría olvidado de que se supone que debía respirar para vivir.

-Si vas a quedarte mirando como imbécil entonces puedes irte, no tengo todo el día- No pudo evitar que un escalofrío recorriera todo su cuerpo, la voz de Vegetta No, de Samuel sonaba tan plana y a la vez tan intimidante, le hacía sentir pequeño, como un mero objeto inservible que no valía la pena conversar.

-Yo... Bueno, yo vine a... Ya sabes... ¿Pedir disculpas? ¿Por lo del otro día?-

-No-

-¿Qué? ¿No? Pe... Pero...- Intentó hablar, formular una explicación o alguna pregunta lógica, pero nada venía a su boca.

-No, claramente no lo lamentas, estás acá porque Borja y Guillermo te lo pidieron, estás acá porque tu novio quiere que hagas esto y no quieres estar mal con él, y yo no planeo aceptar una disculpa que no sea sincera, sin importar de quien ni porque venga- En ese momento vio en Samuel la primera similitud real con Vegetta además del físico.

Vegetta siempre había tenido esa habilidad de permanecer con la mente fría y el carácter templado y duro en las ocasiones más diversas y agobiantes, esa habilidad lo había convertido en líder, porque estabas de su lado, te guiaba y protegía, te hacía sentir que todo saldría bien.

El carácter de un héroe, de un compañero, un aliado y un amigo.

Y ahora, el carácter de un enemigo, de un desconocido, y solo gracias a los dioses, no de un villano.

-Pero... Yo... ¡¡Yo realmente lo lamento!! ¡¿Qué más da que Luzu o Willy me hayan enviado?! ¡¡Yo realmente quiero disculparme!!- Se levantó rápidamente del sillón en el que estaba sentado, mirando con pánico y nerviosismo persistente a la persona frente a él.

-Oh ¿En serio? ¿Y exactamente porque quieres disculparte? ¿Por gritarme? ¿Por descargar tus frustraciones conmigo solo porque me parezco a alguien más? ¡¿Por compararme con alguien más?!- Fargan retrocedió un paso, asustado y sorprendido a la vez, con una revelación fugaz apareciendo en su cabeza.

-Tú... A ti... ¿Te molestó tanto que te comparase con alguien más?- ¿Por qué había dicho eso en vez de seguir intentando disculparse por todo? No estaba seguro, pero las palabras ya habían salido de su boca sin que pudiera detenerlas.

Y tuvo el honor de ver como Vegetta ¡¡No, Samuel!! se derrumbaba en ira y lágrimas.

-¡¿Qué si me molestó?! ¡¡Claro que me molestó!! ¡¿Qué otra cosa se supone que deba sentir?! ¡¡Pasé toda mi vida siento comparado y criticado, solo buscando que alguien me quisiera y me aceptara!! ¡¡Después me resigné a que nadie podría quererme jamás!! ¡¡Me resigné a creer que nunca sería suficiente para nadie de ninguna manera y estaba bien con eso!! ¡¡Y ahora, ahora que por fin pude conseguir amigos, ahora que por fin pude sentirme aunque sea un poco querido...!!- Se interrumpió abruptamente, estallando en sollozos entrecortados y dolorosos, derrumbándose en el suelo e intentando regular su respiración fallidamente mientras lloraba.

Fargan no pudo procesar correctamente todo lo que estaba sucediendo, las lágrimas, las ideas que giraban en su cabeza, pensamientos borrosos y tristes apoderándose de su mente y una visión de un chico roto y destrozado, falto de amor y calor, tirado frente a él, buscando respirar y calmarse.

Está seguro de que se movió, de que sostuvo algo y luego volvió a moverse, pero realmente no salió de su cabeza hasta que escucho a Samuel hablar otra vez, y se dio cuenta de que estaba frente a él, arrodillado, con un brazo rodeándolo en señal de apoyo y ofreciéndole con su mano libre un vaso de agua.

Aprovecho el momento en que el oji morado sostenía el vaso y bebía para hablar.

-Los dos estamos jodidos ¿No? Escucha, tienes razón, mis disculpas no eran sinceras y si vine por Luzu y Willy, y honestamente no puedo decir que lamento lo que dije, pero si lamento habértelo dicho a ti, no eres Vegetta, no sabes quién es y yo cometí el error de verlo en ti...- Se detuvo unos segundos a coger aire, Samuel lo miraba más calmado, con el vaso todavía pegado a sus labios y vaciando lentamente el contenido del mismo, expectante a sus siguientes palabras -Probablemente ya notaste que no soy muy seguro de mi mismo en realidad, y los celos, las inseguridades y la perfección no son una buena combinación... No me estoy excusando, lo que hice estuvo y está mal, pero supongo que quiero que lo comprendas... Realmente lo siento por todo, por gritarte, por compararte... Y entiendo si no quieres hacerlo, pero espero que puedas perdonarme- Ambos se levantaron lentamente del suelo, apoyándose en el otro.

Fargan le sonrió al dueño de la isla, una sonrisa triste, la sonrisa de una persona resignada a dejar el destino se moviera por sí solo, y salió de la gran mansión.

Y si al día siguiente Willy y Luzu se alteraron al ver que ni Fargan ni Samuel respondían a sus mensajes, mientras que los dos últimos reían por el pueblo jugando a evitar a todos los aldeanos y conversaban sobre sus miedos y sus formas de superarlo, bueno...

Solo ellos lo sabrían.

Solo ellos lo sabrían

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