22* Las preguntas definitivas

1.7K 285 140
                                    

Cinco horas después estaba parado debajo del cartel de Karmaland despidiéndose de los chicos y asegurándole por décima vez a Luzu que todo estaría bien.

-¿Estás seguro de que no quieres acompañarnos Samu? Todavía podemos esperar media hora para que vayas a buscar tus cosas y...-

-Déjalo ya Luzu, ya dijo que no quería venir, y sabemos que sabe cuidarse por sí solo- Interrumpió Alexby salvando a Samuel de ahogarse con la preocupación de su amigo.

-No tienes que preocuparte tanto por mi Mami Luzu ¡¡Soy un niño grande!! ¡¡Puedo cuidarme solo ahora!!- Luzu sonrió y los demás se rieron a carcajadas, viendo como Samuel cambiaba su voz a un tono más suave, claramente destinado a tranquilizar a su amigo -Ahora en serio, es solo una semana, estaré bien, y si te hace sentir mejor te prometo que si algo sucede te enviaré un mensaje de inmediato ¿Va?-

Luzu suspiró y asintió, todavía preocupado pero rindiéndose ante la idea de que no podría convencer a Samuel de acompañarlos.

Diez minutos después Samuel levantaba la mano y la movía en forma de despedida mientras observaba a los chicos desaparecer lentamente en el horizonte más allá de los límites del pueblo. Una vez que no pudo verlos dio media vuelta, suspirando y sintiéndose ligeramente aliviado. Sin los chicos presentes no tendría que ocultar nada ni fingir que todo había cambiado de un segundo a otro.

Porque así era ¿No?

Todo era diferente ahora, él lo sabía.

Vegetta...

Él era Vegetta ¿No?

Obvio que no podía exactamente probarlo, no tenía hechos, no tenía evidencia, no tenía recuerdos.

Pero mientras más lo pensaba más claro era: el cómo los chicos a veces se confundían y parecían llamarlo Vegetta, el como no podía encontrar absolutamente nada sobre el tipo, el doctor llamando por ese nombre el día en que despertó en el hospital...

Y aquello último era otra cosa también. Había dejado escapar esa línea de pensamiento y esas preocupaciones como si no fueran nada, pero en realidad él todavía no sabía cómo es que había terminado en el hospital ¿Había tenido alguna especie de accidente? ¿Alguién lo había atacado? ¿Su aparente pérdida de memoria había sido causada por lo que fuese que le había sucedido?

Pérdida de memoria... pero tengo todos los recuerdos de mi pasado... no tiene sentido...

Y los chicos sabían la verdad, Luzu sabía la verdad.

Ellos lo sabían y nadie le había dicho la verdad ¿Por qué? Cada vez que ellos hablaban de Vegetta había tanto cariño y nostalgia en su voz ¿Entonces por qué no intentaban traerlo de vuelta?

Samuel sintió que se estaba perdiendo de algo, y era frustrante.

Claramente algo había sucedido, algo que lo hizo terminar en el hospital, en donde toda su memoria había sido borrada o modificada, y los chicos, sus amigos ¿eran realmente sus amigos? sabían de todo eso y por algún motivo habían decidido mantenerlo en la ignorancia.

Y las preguntas que seguía repitiendo en su cabeza eran ¿Cómo? ¿Por qué?

¿Qué había sucedido realmente cómo para que todo hubiese terminado de esa manera? ¿Qué había pasado que todos sus amigos no quisieran remediar? ¿Qué había hecho él para que nadie quisiera traerlo de vuelta? ¿Para terminar en el hospital? ¿Para que cambiaran sus recuerdos?

Sabía la verdad pero no la historia detrás de ella, había encontrado las respuestas a sus preguntas pero lo habían llevado a preguntas sin respuesta.

Ahí es donde estaba parado: con más conocimientos que antes, pero más ignorante que nunca antes también.

¿Y qué se supone que debía hacer entonces? ¿Llorar? Esa sería una buena opción, pero no ganaría nada ¿Seguir buscando respuestas? Podría hacerlo ¿Pero cuales son las probabilidades de obtener una respuesta en realidad? Muy bajas... ¿Irse del pueblo y dejarlo todo atrás? ¿Empezar de nuevo en un lugar completamente diferente? Una medida desesperada, una opción de cobardes, no soy un cobarde...

¿Podía simplemente seguir viviendo? ¿Fingiendo ignorancia y disfrutando con los demás? ¿Dejando que el viento y los días se llevasen todas las preguntas sin respuesta?

Comenzó a caminar dirección al pueblo sin mirar realmente a donde iba, sus ojos simplemente se fijaban en el suelo frente a sus pies observando los pasos que daba. En algún momento entre intentar organizar los pensamientos en su cabeza e intentar olvidarlos no se fijó en cómo el bioma por el cual paseaba había cambiado, los árboles verdes se volvían otoñales y rojizos, el césped ganaba un tono más anaranjado y el ambiente combinaba perfectamente con al atardecer que se posaba en el cielo.

-Nieves, mi niña, entiendo que es brillante y cálido, pero no puedes simplemente querer tirarte a la lava ¿Sí? Mira, pásame a Akira...- Una voz irrumpió sus pensamientos. Era una voz rasposa, dolorida -¿Aló, Akira? Sí, sí, lo sé, ocupa una cuerda o algo y prepara unas cuantas pociones de resistencia, no olvides tener algo hecho de oro... ¿Que tienen botas? Bien, bien ¿Y arcos? Sí...- Samuel caminó unos cuantos pasos más, mirando por entre los árboles a un chico completamente desconocido.

Era alto, de pelo castaño con las puntas teñidas de blanco o rubio platinado y llevaba una máscara con diseño de oso, sonreía muy suavemente, claramente quería a las personas con quienes estuviera hablando.

Fue mientras intentaba recordar si realmente conocía a ese chico o no que Samuel se dio cuenta de que no sabía dónde estaba ni de como regresar al pueblo. Un plan mayormente improvisado cruzó su cabeza: podía pedirle ayuda al chico y de paso medir su reacción para ver si lo conocía o no ¿Y después de eso? Bueno, era un plan improvisado, no había llegado tan lejos.

-Hey, disculpa, me perdí un poco ¿Puedes acercarme al pueblo de Karmaland?- El chico se dio la vuelta de un salto, apretando el dispositivo en su mano con fuerza y mirándolo con pánico.

Así que me conoce...

El chico miró a su alrededor repetidamente, nervioso, antes de volver a hablar, todavía sin dirigirse a él -¿Akira? Sí, hey, surgió una cosa así que tendré que colgar, cuida que Nieves no se tire a la lava ¿Quieres? Adiós- Bajó el dispositivo, guardándolo en alguna parte de su sudadera y miró a Samuel fijamente, esta vez sin nerviosismo o temor -¿Qué estás haciendo acá?-

El chico miró a su alrededor repetidamente, nervioso, antes de volver a hablar, todavía sin dirigirse a él -¿Akira? Sí, hey, surgió una cosa así que tendré que colgar, cuida que Nieves no se tire a la lava ¿Quieres? Adiós- Bajó el dispositivo, gua...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No Puede RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora