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Bese por última vez los labios de Yoongi, escuché un gruñido de insatisfacción proveniente de él, aún no habíamos confirmado nuestra relación, había sospechas y una que otra indirecta, pero nada claro aún y creo que no es momento, nisiquiera con esta situación.
Las chicas habían decidido dejar de asistir a la institución, después de todo no era su obligación, era mía. La única protección que tenía era a Edward y estaba bien, queríamos que pensarán que estamos desarmados, que eramos débiles, todo era parte de un plan.
Odiaba sentir sus miradas sobre mi, era repulsivo. El saber que yo no era su único blanco empeoraba la situación, Edward, mi hermano, mis amigas, mi novio y ahora mi hijo. ¿No habían un límite?. ¿Porque con mi bebé?, ¿su pasado no era suficiente?.
Odiaba todo esto y todo lo relacionado con ellos, me hacía sentir culpable sin razón y no lo toleraba.
Escuché mi nombre siendo pronunciado como un eco. Todo lo que vi es a Simón entre la multitud intentando llegar a mi.
—¡Rosé!—jadeaba aceleradamente.
—¿pasa algo? —sostuve sus ante brazos cuando vi que le costaba mantenerse.
—son los Cullen... Ellos—le pedí que tratara de respirar con tranquilidad al parecer tenía asma.
—tranquilo, respira y luego hablas—no hizo más que mover la cabeza con desesperación.
—Rosé, los escuché hablar, no estaban felices y van por Jimin.
Todo mi mundo paro en seco y entonces para cuando me di cuenta ya me encontraba en camino contrario en busca de Edward y mi auto.
Lo encontré saliendo de la dirección y solo le pedí que me seguirá sin dejar de correr a lo que sin protestar lo hizo.
Corrí al auto importandome muy poco el hecho de que a mi zapatos altos no les favorecía el suelo casi congelado del estacionamiento.
Una vez dentro de auto tuve la intención de arrancar el auto, pero la fría mano de Edward me detuvo. Me miró esperando una explicación.
—Simón, escucho a los vampi-idiotas, hablar sobre hacerle daño a Duck-young—por su expresión deduje que estaba pensando seriamente en algo y no era la preocupación de saber que algo podía o no estar ocurriendole a mi mellizo en este instante.
—le creo si, pero es demasiado sospechoso, suelen ser muy caudalosos, sobre todo Jasper, ya que tiene experiencia. Chung-ho ve tu, yo me quedo esto es demasiado sospechoso, ir por allí sin cuidado alguno regando los planes, no es su estilo, sin duda hay algo más. Quiero que mientras conduscas mantengas una llamaba abierta conmigo, no te vayas por el camino de siempre, escoge el más largo, el que topa con la reserva, dudo que intente algo así, llamaré a los chicos y los mantendré alerta.
Asentí a todo lo que dijó, era lo más lógico. Bajo del auto y yo lo encendí, todo lo que podía pensar era en mi hermano.
Traté de mantener la Calma por mi bien, manejar de esta forma no era bueno, me hice la idea de que no había pasado nada malo y que mi hermano estaba bien en casa junto a su sobrino, mi novio y sus amigos.
...
—cayeron muy bajo—pronuncio Edward en un tono despectivo.
Camino con tranquilidad hacia las personas que alguna vez consideró familia.
—pero cayó no es así, mi Chung-ho haría todo por su familia—derrepente sintió náuseas lo que le resultó divertido considerando que nisiquiera estaba vivo.
—para tu desgracia es muy inteligente y astuta, no se deja engañar con truquitos baratos—la sonrisa en su asqueroso rostro desaparacio.
—Edward, hermano no hagas esto, somos tu familia—la sonrisa burlesca en su rostro se agrando y entonces pensó en lo patético que se veía Emmett diciendo algo como ello.
—eran, eran, yo confiaba en ustedes, los amaba y así me pagaron, pero esta bien, ya no me importa. Por primera vez me sentí parte de algo y a gusto en un lugar, estoy cómodo con quien soy.
—¿tatuandote, pintado tu cabello y usando ropa cara?, ese no eres tu—soltó Alice en un tono desesperado.
—si, este soy yo, es lo que me gusta, lastima que no lo notaron, supo mi ego solo y me siento bien con eso, pues soy yo mismo.
—¿actuando como un maricon?.
—¿celoso de que no seas tú al que ven mis ojos?, tranquilo quizás en otra vida yo sería tu chico—soltó divertido, la reacción de Jasper no fue más que apretar los puños hasta dejar sus nutillos más blancos que de costumbre.
—¿ no vás a seder?.
—no, ninguno lo hará, solo vine a decir, hasta nunca. Con todo lo que se les viene encima dudo mucho que salgan ilesos... O vivos.
El lo sabía y era consiente de ello y lo más macabro, lo disfrutaba.
Edward lo sabía y lo disfrutaba, el saber que vivos los Cullen no salían de esta.
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