1. AMOR DE NIÑOS

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Las nubes grises empañaban el sol que minutos antes resplandecía en el cielo, alumbrando los cabellos cobrizos que eran retorcidos en los pequeños dedos de una niña ansiosa que aguardaba en el alfeizar junto a la ventana, su hermano la observaba ansioso también por la espera de su invitada que no tardaba en llegar. Llevo una mano a su cabello rubio, sus pies un escalón debajo de la escalera que daba al segundo piso.

-Porque no esperan a Isabella en el patio niños- dijo la madre una señora joven de cabello rojo como el de su pequeña, labios de cereza y pómulos marcados, su rostro elegante y delicado miraba con amor a ambos pequeños impacientes.

-Pero y si llega y no estoy aquí- la pequeña formo un puchero mirando de la ventana hacia su madre y después a su hermano suplicando por un poco de ayuda.

-Podemos esperar aquí madre. Estaré con Juls- poniéndose en pie fue hasta el lado de su hermana colocando sus manos sobre los pequeños hombros de la pelirroja -la cuidare. Puedes volver con los demás madre- no muy convencida Teresa volvió en sus pasos hacia el pequeño salón donde se llevaba a cabo la reunión de los grandes.

-Que te has puesto Jacob- señalo Julia cubriéndose su sensible nariz -le has robado colonia a papá. Apestas- acuso la pequeña.

-Crees que a Isa le guste.

-Porque tendría que gustarle a ella, a mí ni me gusta- frunció su ceño inocente. Jacob se dio la vuelta mirando por la ventana, aun no había rastros de la niña bonita que le robaba suspiros cortos que lograban dejarlo sin aire, varios de sus compañeros tenían novias, pero el gustaba de una niña más chica que el pero no más pequeña que su hermana, sabia por su hermanita que era dos años más grande que ella así que si Julia, tenía siete años Isabella tendría diez... sonrió amplio, eso no era mucho. Era una niña encantadora y sobreprotectora con su hermanita, independiente y demasiado fuerte para tener su edad, y lo mejor era su carácter fuerte imperioso y encantador. -Porque estás haciendo ruiditos Jacobi- pregunto curiosa colgándose del brazo de su hermano -ven, quiero columpiarme...- pestañeo abultando sus labios en el proceso -se buen hermano y empújame ¡siii!- negando divertido Jaco tomo de la mano a su hermana saliendo con ella de la casa, la gravilla bajo sus pies crujía con cada paso que daban al compás, mientras que el viento levantaba el vestido por arriba de la rodilla de la niña.

***

La risa de su hermana era suficiente para hacerlo feliz en esos momentos, pero ansiaba que Isabella llegara ya, quería verla y poder tocar su mano como aquella vez que la ayudo a subir las escaleras del colegio, había sudado tan mal, pero eso fue lo de menos, después su hermana le había golpeado diciéndole que se estaba robando la atención de su mejor amiga, lo que era absurdo, pero era demasiado celosa con su "amiguita" y el solo quería tener su tiempo a solas también.

-Jacobii- pestañeo Julia, jugando de nuevo sus cartas de angelita ante los ojos de su hermano, que no podía negarle nada. Rodando los ojos Jacob se acercó a la niña abriendo sus brazos, el columpio detrás de ella estaba demasiado alto, y cuando no estaban sus padres para subirla el como el hermano mayor tenía que ayudarla a subir; Julia se colgó de su cuello rodeando sus piernas en la cintura de su hermano hasta que su trasero toco la parrilla del columpio.

-Eres el mejor hermano que tengo Jacob.

-Soy el único que tienes Julia.

-Aun así... eres el mejor- dejo un beso sonoro en la mejilla de Jacob, quien con una mueca de asco se lo quito con el dorso de la mano, ignorando los pucheros manipuladores de su hermana. Pero sonrió una vez estuvo detrás de ella impulsando sus manos contra la delgada espalda de su hermanita. Ambos eran como uña y mugre, inseparables, y cuando solían pelear no era por mucho tiempo que dejaban de hablarse, ya que él o ella bañada en lágrimas de cocodrilo,- como solía decir su padre-, iba y pedía perdón, como si hubiese matado a su mascota favorita.

COMO UN  HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora