Capitulo 1

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Estar sentada en las bancas de espera de un hospital no es lo mejor que puede existir, el olor a muerto está infestado por todas partes y es asfixiante

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Estar sentada en las bancas de espera de un hospital no es lo mejor que puede existir, el olor a muerto está infestado por todas partes y es asfixiante.

Es como si estuviera dentro de una casa llena de cadáveres, tengo un olfato sensible.
Me duele la cabeza de tanto esperar, me preguntó si habrá pasado algo, tengo el pie lastimado así que no puedo moverme mucho pero aun así intento levantarme de la banca lentamente y camino hacia los sanitarios, de lejos puedo ver que en el pasillo principal hay demasiada gente.
Tal parece que todos los doctores estarán ocupados en día de hoy, ni siquiera hay una habitación vacía para poder descansar.

Debí quedarme en casa, porque tuve que hacerle caso a mi madre de venir, no le dije del pie torcido pero aun asi tenia que ir un día de estos, después de todo fui yo quien le dijo a madre que podía ver fantasmas y aunque ya han pasado más de 10 años, sigo con las malditas revisiones obligatorias.

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Corro por la acera de el jardín de niños que es un edificio hermoso pintado con el color más brillante posible, amarillo como el cielo al atardecer, jadeando entro al edificio, buscando a la cuidadora.

Abro el primer salón, es donde se encuentran los niños de 1er a 3er año de edad, asomo cuidadosamente la cabeza por la puerta pues era hora de la siesta y seria una terrible situación si los niños se despertarán, recorro cada parte con la mirada buscado señal de la encargada de los niños de 5 años, nada.

Salgo y corro hacia las escaleras del segundo piso, saltando los escalones uno por uno cantando típica canción que todo niño conoce, por un momento un corto hizo en mi cabeza y sentí como una mirada penetrante me miraba, al subir la vista estaba en el pasillo más largo que había visto rodeado de puertas color azabache, pero todo estaba absolutamente obscuro.
No sentí miedo, una niña que no conoce el terror, no le pasó por la mente en ese momento lo que podría estar pasando.

Camino para llegar a la primera puerta que se encuentra a tan solo pocos metros de mi, la abro lo más lento posible pero aún así no faltaban los chirridos, este edificio era más viejo que el señor Robinson nuestro conserje, pero antes de poder ver si alguien se encontraba en el salón escuché unos pasos, que poco después fue acompañado por una risa de una niña al fondo del pasillo, no puedo ver de quién se trata pues todo seguía oscuro.

Sonreí y camine hacia el sonido de sus pasos.

- Quieres Jugar conmigo - dice casi como un susurro.

En ese momento mi conciencia decía juego y era tan inocente que nunca pensé en lo peligro que podría ser.

- Vamos a jugar - dije
Para entonces ya estaba tan dentro del pasillo que no podía ver ni mis propias manos.

Sentí como me tomaba de la mano y me guiaba a la parte más profunda, un escalofrío me recorrió.

"Hasta el mas allá" © (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora