Capítulo Diecinueve

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Julio y yo manejamos en total silencio hasta nuestro destino mayor fue mi sorpresa al descubrir que se trataba de la misma casita rural donde habíamos abandonado a nuestro querido amigo dentro de la dama de hierro.

Bajamos del auto y nos recibió el mismo hombre de aquella vez. Al igual que ese día nos esperó en la entrada de la casa, nos dio unas llaves y Julio le dio un sobre con la paga correspondiente.

Un olor dulzón nauseabundo llegó a mis fosas nasales, por un momento dude si entrar o no a ese lugar, puesto que gracias a mi naturaleza vampírica mis sentidos son muchísimo más susceptibles a las cosas que percibo.

Sin duda alguna ese hedor solo indica que aquel hombre ya es comida para gusanos. Nunca he visto un cadáver en descomposición, ¿me preguntó cómo se verá?

—Bien, entremos. No hay que hacer esperar a los invitados.

—Tienes razón, vamos.

En el medio de la sala, yace sentado mi nuevo juguete, en la misma silla donde una vez estuvo su amigo; igual de asustado e indefenso, como un burdo objeto víctima de mis más oscuros y sádicos juegos.

En ese espacio tan abierto no puedo jugar con él, por lo que Julio lo desató momentáneamente y bajamos directamente al sótano que ya conozco perfectamente.

Sin duda, la podredumbre era mucho más intensa allí abajo. Pero mi sed de venganza es mucho más fuerte que cualquier malestar que pudiera producirme aquello. Quito la capucha de aquel rostro cuadrado y varonil, permitiendo que me viera con esos ojos grises directo a los míos.

De un solo jalón arranco el adhesivo gris que cubre su boca, haciéndolo emitir un fuerte grito de dolor. El desconcierto se puede leer perfectamente en tu rostro. Ve a todos lados, quizás buscando distinguir el lugar donde nos encontramos.

—Hey... Hey, por aquí —trueno mis dedos cerca de su rostro para qué enfoqué su mirada en mí. —Eso, aquí estoy.

Arruga el sueño y me mira detenidamente. Intuí que no me reconoce por que no dejaba de escudriñarme con sus ojos, como si eso fuese a revelar mi identidad.

—¿Quién eres? —Pregunto con una voz pastosa y ronca—, ¿dónde estoy?

—¿Quién soy?, ¿No recuerdas quien soy? —Finjo indignación. —Qué cruel eres bebé, no me recuerdas luego de haberte divertido tanto conmigo.

—Déjate de rodeos y contesta mis malditas preguntas —Demandó de manera fuerte tratando de intimidar.

Detesto que él piense que puede mandarme de algún modo; que imagine que lograría intimidarme con su actitud. Su acto de insolencia debe ser castigado, así que lo abofeteo enérgicamente.

El sonido de la cachetada es tan fuerte que el sonido retumba entre las paredes del lugar. Un fino hilo de sangre corre desde la comisura del labio hasta su barbilla.

—Tu mismo puedes contestar esa pregunta, mírame bien —Tome su rostro entre mis manos para que me escuchara mejor lo que le diría y recordará bien mi rostro.

—¡Tú! —Sus ojos se abren enormemente sin apartar su mirada de mí. —¡Ja! ... Ja, ja, ja, ja. ¿Tanto te gusto como te lo hice que viniste por más?, No era necesario todo esto.

Lucha control sus amarres en la silla. Una sonrisa llena de arrogancia se comienza a formar en su cara y eso me hace enojar. Vuelvo a darle otra cachetada nuevamente y él escupe un poco de saliva llena de sangre.

—Me encantan así, rudas —Lame un poco de su sangre con la punta de su lengua. —Desátame, y verás lo rico que la volvemos a pasar.

Mi cólera se enciende con aquellas palabras, haciendo que le dé un golpe en todo su abdomen con mi puño cerrado. Se quedó sin aire y empezó a toser.

—Cof, cof, cof, me encantó estar dentro de ti puta.

—¿Te gustó? —Giro su silla viendo hacia donde yacen los restos de su amigo y lo arrastro hasta quedar frente a la dama de hierro. —Yo también me he estado divirtiendo con cada uno de ustedes.

—¡¡¡¿Qué es ese olor?!!! —Trata de alejarse del aparato.

Abro la puerta de la dama y el pútrido cadáver de aquel hombre derrama sus purulentos intestinos a los pies de aquel hombre junto con numerosas larvas de mosca que recorren el cuerpo, salen incluso de sus ojos y de su boca en abundancia.

En su rostro quedó inmortalizado un grito lleno de agonía. De un jalón lo tumbo de su lugar, haciendo que cayera al suelo. Quedando cara a cara con lo que queda de su colega.

—¡¡¡¿Jhonny?!!! —No pudo contener las arcadas que le produce la grotesca visión y vomita todo lo que tenía en el estómago en ese momento. —¿Qué hiciste perra?

Se mueve desesperado en un intento fallido de alejarse de él; pero no consigue moverse ni un solo milímetro. En sus ojos puedo ver una mezcla de miedo, tristeza y la rabia abriéndose paso entre esos sentimientos para emerger.

—Maldita puta... ¡Te mataré¡ —Vocifera mientras hace su mejor esfuerzo para liberarse de sus ataduras. -juro que te mataré.

—¿No te gusta lo que hice?, fue divertido... Orgásmico, ustedes se divirtieron ese día y lo disfrutaron —Me agacho para que pueda verme mejor. —Lo justo es que me devolvieran el favor y pues... Me dieran "placer a mí" —Sonrío divertida.

Me escupe la cara. Eso me enfada tanto que me levanto y le doy una parada directo a su abdomen. La silla donde se encuentra se rueda un poco debido a la fuerza aplicada por mí.

Se dobla tratando de adoptar una posición fetal. Está privado, con mucha dificultad para respirar, pero poco a poco vuelve a recuperar el aliento. Hasta que finalmente comienza a toser y a respirar con algo de dificultad.

—Ustedes son los culpables de que yo tenga la necesidad de tomar vidas humanas... Aunque estoy agradecida con Julio, si no hubiera sido por él no tendría esta oportunidad de acabar con ustedes —Limpie mi rostro con el dorso de mi mano.

—¿Julio?...

Fue lo único que tuvo tiempo de decir, puesto que en un abrir y cerrar de ojos el aludido se abalanzó sobre él haciéndolo caer de espalda. Sus gritos de agonía se extinguieron rápidamente bajo el peso de mi amante quien extraía su sangre con furia de su cuerpo.

Traté de alejarlo infructuosamente, quiero hacerle pagar, torturar su cuerpo hasta que suplique por su vida y en lugar de eso Julio le ha dado una muerte rápida. No entiendo el porqué de ese comportamiento tan repentino.

Aquello solo ayuda a acrecentar mis sospechas de que él me oculta algo. Pero, ¿qué será lo que mantiene oculto en su corazón?, ¿Cuál es ese secreto que esconde su alma?.

Lentamente se incorpora alejándose del cadáver sin vida de mi presa y al verlo inerte siento la furia acrecentar en mí. La boca y barbilla de julio gotea el cálido líquido carmesí que antes recorría el cuerpo de mi enemigo.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —Reclamo mientras lo golpeo en el pecho-. ¡No tenías derecho, era mío!

—No aguante el ver como te escupía y se burlaba de ti —Mintió diciendo una verdad a medias.

Me levanto y me alejo de él. Voy directo al auto y lo espero en el asiento de atrás, no quiero hablar con él. Lo veo un poco después entrar en el puesto del conductor y lanza mi bolso a un lado, enciende el auto y lo pone en marcha.

Conduce en total silencio, cosa que agradezco porque no quería hablar con él. Ya solo faltan dos para culminar con mi venganza, solo dos vidas más y todo habría terminado.

La pregunta que aún invade mi mente es: ¿qué haré luego de que acabe con todos ellos?. La verdad es que aún no lo sé, quiero quedarme con Julio pero siento que hay cosas muy oscuras que me oculta y la verdad, no sé si soy capaz de convivir con él y sobre todo de confiar en él plenamente de ese modo.

VICTORIA  amor&sangre (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora