Historia de una vida.

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La miradas. 

Al nacer abrimos los ojos y todo cobra sentido, sentido de una vida llena de giros y vueltas que nunca te esperas. Miras a tu alrededor y ves gente, muchas personas girando y dando vueltas, que entran y salen, que hallan o son halladas. ¿Qué es una mirada sino el espejo del alma? ¿A caso sabes lo que te vas a encontrar? ¿Y si te mirases al espejo?¿ Encontrarías paz en esa mirada o un profundo océano sin nadie que navegue?

<<Que no son los ojos; es la mirada. Que no es la mirada; es cómo me miras. Que no es cómo miras; es como te callas y dices aunque no lo digas.>>

Me llamo Ignis, y tengo 20 años. Soy de un pueblo de mentes cerradas en ataúdes abiertos, pero  no estoy aquí para hablar de esas miradas atrapadas en su caos personal, estoy aquí para hablar de quién soy y porqué soy como soy.

No voy a irme con rodeos, he sufrido bullying, ansiedad, depresión, violencia de género y violencia sexual. ¿Cómo sigo viva? Buena pregunta. Ahora que lo veo desde fuera es una lista muy larga para una sola persona, vivir todo eso y no darte cuenta de ello. ¿Vivía engañada conmigo misma? Es muy posible ya que cuando estas en esas situaciones no sueles pensar en lo que está pasando, más bien piensas en tantas cosas a la vez que tu cerebro se desactiva y no piensas en nada. Es difícil de explicar pero el ser humano es muy complejo, y si el ser humano lo es, sus problemas y sentimientos también lo son. De hecho, todas las personas del mundo tienen sus problemas y por grandes o pequeños que sean el cuerpo puede soportar lo que la vida le ha enseñado a superar. La vida es nuestro instrumento para hacernos fuertes saliendo de sus sinfines de combinaciones.

 Empecemos por el principio. Se podría decir que tuve una infancia muy corta. Yo era una niña muy confiada pero por mi situación no crecí con las mismas inquietudes que los niños y niñas de mi edad. Quería encajar pero no me preocupaba ser yo misma, y a los demás eso no les gustaba. Siempre he sido diferente, ya sea por mi manera de hablar "refinada" en un pueblo Andaluz, por mis gustos alimenticios o simplemente mi forma de pensar y elegir lo que me parecía mejor. Ya desde pequeña apuntaba maneras a no seguir los roles de género en juguetes y otro tipo de cosas. Si me gustaba lo pedía y aunque a veces tenía complicaciones con mi padre para jugar a deportes de "chicos" al final lo hacía por mucho que me castigase sin salir. Todo empezó cuando tenía tres o cuatro años, en mi clase había un grupo de cuatro chicas con las que empecé a tener contacto. Sin embargo, en el momento en el que tuve un hueco entre sus filas, una de ellas se sintió amenazada e hizo que las demás se alejaran de mí. No me importaba mucho que se metieran conmigo porque había más gente en la clase. Pero todo eso cambió cuando sentía que no encajaba con nadie y tenía que comer sola en el patio del colegio. Había días en los que me hablaban y otros en los que no, pero esa chica en especial me hizo la vida imposible. Me pegaba, me pellizcaba, me escupía en la cara y siempre acababa perdonándola, en fin, éramos niñas. En sexto de primaria ya no aguantaba más y exploté, vi que tenía fuerza suficiente para oponerme a ella pero lo mío siempre ha sido fluir y pasar de todo. 

Cuando entré al instituto caí con ella pero la cosa estaba más relajada, era una nueva etapa de mi vida y no la iba a desaprovechar. El primer año estuvo medianamente bien, conociendo gente nueva y afianzando relaciones con las antiguas. Por desgracia, en segundo de ESO todo volvió a suceder. Como estar en un tornado y crees que todo ha pasado pero verdaderamente resides en el ojo del huracán y cuando te das cuenta es demasiado tarde. Esa chica afianzó confianzas con otra de nuestra clase, y cuando todo creía que iba bien... BOOM. Empezaron a dejarme de lado, quedando conmigo y dejándome sola mientras estaban en otro lugar. Todo comenzó con el ciberbullying en una plataforma que no tenía, así que después subieron los insultos a otra red social para que yo los viera. Día y noche sin cesar, insultos y amenazas. Mi cuerpo temblaba, como si estuviera desnuda y vulnerable en las garras de un gélido iceberg noche tras noche, sin poder dormir . Y todas las mañanas de vuelta a ver las caras de mis agresoras donde hicieron esa etapa de prosperidad mi infierno personal. Pusieron a toda la clase en mi contra y todos me hacían el vacío. Devuelta a leer las escrituras de las puertas de los baños cada recreo mientras tomaba mi desayuno y notaba mi móvil zurrar con más insultos y amenazas. No quería que nadie me viera sola. Llegó a un punto en el que mi cuerpo dejaba ver mis inseguridades con su temblor y mi madre lo supo todo. Así que días después de que lo averiguase fuimos a hablar con los docentes pero las madres de las chicas ya estaban informadas y para no tener problemas admitieron su error. Todo habría quedado bien de no ser porque la chica que llevaba amargándome la vida sin ninguna razón desde que tengo memoria no tubo escarmiento por su estatus en el instituto. Su padre era profesor así que nadie podía meterse con ella por así decirlo. Tampoco acabó todo ahí. 

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2022 ⏰

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