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Hace un par de días le habían internado en el hospital del pueblo, algo que le parecía totalmente absurdo ya que estaba seguro que moriría.

Pensaba que las palabras de aliento que le daban eran tontas, no es esperanza lo que sentían por él, es lastima y pena, es obvio que no saldría vivo de ese viejo edificio con olor a muerto y medicina.

En todo momento Taehyung ha estado a su lado, violando por completo las normas del hospital que decían que las vistas no pueden quedarse con el paciente. Al rubio le importaba poco eso, él fue creado para estar junto a Jungkook en todo momento y eso iba a hacer.

El pelinegro estiró su mano y tomó la de Tae, le encantaba como la piel artificial de este, se sentía tan real, tan cálida, olvidando por completo que bajo ese color casi moreno hay sólo metal y cables.

No solo sus manos, sus labios también se sentían reales, amaba besarlo, desde que recuerda tenerlo ha besado a Taehyung, al principio sólo eran besos pequeños, inocentes como los que daría un niño de cinco años -edad en la que le regalaron a Taehyung- y que al paso de los años comenzaron a ser más "adultos" como él decía.

Nunca pasaron de eso hasta que cumplió los trece, sólo besos y un par de caricias de vez en cuando, y luego un día por fin decidió hacer cosas de mayores.

Le gustaba recordar esas veces que lo hicieron, aunque solo fueron cuatro. Se preguntaba estando sobre esa cama, si no hubiese enfermado, ¿seguirían haciéndolo? Lo más probable es que sí, le gustaba que Tae lo tocara, estaba seguro que si sus tíos se enteraban de eso, ellos mismos se encargarían de destruir al rubio pieza por pieza.

Cómo iba a extrañar sentirse lleno gracias a Taehyung.

mi muñeco | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora