Capítulo 04: La primera gran prueba.

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¿Qué? ¿Pensaban que lo que publique ayer era todo, que solo habían esperado por eso? Pues no, ya que les había dicho que los capítulos me habían salido bastante largos y los partí por la mitad, pues aquí esta la otra mitad, por lo que hice trampa, que trucazo. Así, es lo de capítulo doble pues no esta tan alejado, ya que este es tan largó como el anterior, incluso algunos como el del espíritu blanco y el último Argonauta, son más largos que el anterior. Se preguntaran como es que escribí esto tan rápido, pues la respuesta es sencilla, no me tome ningún descanso. Mis razones, pues pronto voy a regresar a la universidad, y pues cuando eso pase, para cada publicación puede que tarde mucho tiempo, por lo que voy hacer todo lo posible por darle algunos capítulos más, para que al menos tengan algo por ahora, y por si quieren releerlo, pues tenga mucho para hacerlo. Quisiera decir más cosas, pero no importan, tan solo una más y es, disfruten. (No me jodas, no quiero escribir esto en todas, le voy a dar copiar y pegar para hacerlo rápido)   

Sentados frente al mar, Bell descansaba en los brazos de su madre cuando solo tenía 5 años, aquel pequeño no dejaba de abrazar a su madre mientras ella lo apretaba contra su cuerpo hasta casi quedarse dormido. El latido de su corazón, el calor de su cuerpo, era la sensación más agradable que hubiera sentido en su vida. Sus ojos se abrían, solo para ver la sonrisa en el rostro de la mujer que más lo amaba.

- Mi madre también me abrazaba de esta forma, ella no me dejaba ni un solo segundo – decía Metería con algo de melancolía en su voz, y Bell solo la escuchaba – tu padre también, y ahora tú, estar con ustedes hace que mi vida tenga sentido, por eso, tú deberías ser igual que él.

- Un poco idiota talvez – dijo Teseo al llevar y sentarse detrás de Metería para abrazarla y poniendo una de sus manos sobre la cabeza de su hijo – no le pidas a nuestro hijo que sea igual a mí, este mundo no necesita a mi como yo, pero si más como tú – Metería comenzó a reír antes de dejar reposar su cuerpo contra el de su esposo.

- Alguien que es capaz de arriesgar su vida por otros, alguien valiente a quien no le importa qué tipo de criatura enfrente, siempre que pueda estar al lado de quien lo necesite – decía ella haciendo que Teseo no pudiera dejar de verla – un héroe, quizás algo idiota, pero si es igual a ti, no tengas la menor duda, de que será un buen hombre – Metería se acercó más a Teseo, sus labios se juntaron y el capitán de los Argonautas no pudo evitar quedarse embelesado por la esencia de aquella mujer, a quien le había entregado su vida.

- Entonces, que tal si es igual que ambos – ella se sentía bastante satisfecha con esa respuesta, lo que hizo ganarse a Teseo un segundo beso que jamás podría rechazar – no tengas la menor duda, de que Bell será mucho más de lo que yo nunca he sido.

Palabras ciertas que sin saberlo ese niño siempre había cumplido, era una luz, un camino, era alguien que quedaría marcado en la historia que se estaba escribiendo. Ya había probado su bondad y valor, pero ahora, delante de las bestias que los estaban asechando, Bell Cranel debía demostrar su poder. Caminó hacia delante, parándose entre sus compañeros y los minotauros, empuñando sus armas, y su mirada no temblaba, sus pies no retrocedían, vivo o muerto, no los iba a dejar pasar.

- Manténgase detrás de mí – les decía, pero luego sintió que las manos de alguien tocaban su hombro – esperen ¿Qué están haciendo? – preguntó bastante preocupado al ver que se trataba de Allen quien estaba avanzando al frente, y por el otro lado estaba Yolao.

- No seas idiota conejo, acaso crees que necesitamos que nos protejas – apuntó con su lanza al cuello de Bell y comenzó a sonreírle – recuerda la paliza que te di ese día – Bell apartó el arma de Allen de su cuello – además, no creo que un inútil como tú pueda hacerse cargo solo de esto.

Bell se dio cuenta de que no solo se trataba de ellos 2, y solo dejó salir un largo suspiro al ver que las chicas también avanzaban hacia el frente. No le quedaba más que aceptar su ayuda, ya que ellos no eran de los que se iban y abandonaban a alguien, y aunque le moleste un poco, también le alegraba saber que no estaba solo. Eran 8 de ellos contra 5 bestias que los superaban en todos los sentidos, no había señales de Demian se levantaría, y desde el principio se dieron cuenta de que debían pelear o enfrentarlos, esas eran las únicas alternativas.

Bell Cranel. El último Argonauta [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora