Capítulo 49: JARDÍN.

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ADVERTENCIA: LIGERO CONTENIDO LEMON. NO LEER SI NO ES DE SU AGRADO.

-Que tienes que decir en tu defensa Princesa Star. -

-Solo... Me enamoré. -

-Haz roto el sagrado juramento hacia mí y hacia el consejo galáctico.. ¿Sabes lo que sucederá ahora? - Serenity estaba muy molesta y decepcionada, apenas si podía verla a la cara.

-Por favor, solo le imploro piedad para mi hijo. - La mujer de cabellera platinada se arrodilló desesperada sollozando.

La Reina Serenity cerró sus ojos unos segundos, pensando en alguna solución donde ambos salieran ilesos de aquel problema. No tenía más remedio que volverse su cómplice y perdonar su error, pues ella como madre comprendía el dolor de perder a un hijo.

-Esta bien... - Soltó al fin. - Pero hay una estricta condición que debes cumplir. -

Star Supreme alzó su rostro con sus ojos iluminados por la esperanza.

-Por mi hijo, lo que sea. -

-Nadie debe enterarse de que tienes un hijo, ni siquiera él debe conocer su procedencia - Le habló de manera directa pero con compasión. - Mucho menos deben saber que el padre de aquel niño es nada más y nada menos el actual gobernante del planeta Tierra. -

-Así será...- Besó su mano en forma de agradecimiento; sin duda esa opción era mucho mejor que la muerte. Su pequeño niño tendría que permanecer oculto de toda la Vía Láctea.

El tacto suave de una mano recorrió su mejilla, lo que hizo que se Star Supreme se sobresaltara en su sitio.

-Tranquila, soy yo. - Le habló de manera dulce Kakyuu. - Te quedaste dormida ¿Tuviste una pesadilla? - Preguntó limpiando el resto de lágrimas de su rostro.

Star Supreme asintió entristecida, los recuerdos de su pasado la torturaban de vez en cuando haciendo añicos su corazón.

-Lamento haberte preocupado. - Le dijo la Princesa de las estrellas enderezando su cuerpo. Ambas estaban sentadas en las afueras del templo en una banca bajo un árbol de cerezo.

-¿Quieres hablar de ello? -

-No hay nada que no sepas. - Sonrió lacónica la platinada, deleitada con los pétalos de cerezo que caían por la brisa.

Mientras dentro del templo por uno de los pasillos, una atolondrada rubia de moño rojo hablaba por teléfono:

-No se preocupe mamá Ikukko, le daré su recado... Sí, apenas se despierte Serena le diré... Así es, es una jovencita muy dormilona jajaja- Mina reía por el auricular nerviosa al tener al otro lado de la línea a una preocupada mamá por su hija. Sin embargo, la guardiana del Planeta Venus era la indicada para hablar con los padres de Serena, pues como mejores amigas siempre estaban juntas en la casa de una o de la otra y en varias ocasiones se habian ganado un punto extra de confianza de parte de los tutores de Serena.

Dio un largo suspiro de alivio al colgar el teléfono de la casa de Rei. Los padres de Serena estaban muy preocupados por su hija, quien no atendía sus llamadas después del incidente del parque y a la Diosa del amor se le acababan las escusas para mantenerlos tranquilos.
"Me pregunto dónde estarás, Serena" pensó, miró con tristeza a través de una ventana donde apreció a las monarcas caminar en las afueras acercándose a unas personas. Despistada como ella sola, salió a ver chocando en el umbral con Haruka.

-¿Te encuentras bien? - Le preguntó afirmando a Mina por los hombros antes de que cayera.

-Haruka, Michiru.. ¿Encontraron a Serena y a Seiya? - Su voz sonaba afligida.

"Cree en mi" (Pausada Temporalmente) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora