1

38 2 0
                                    

Aparto la gente a empujones y codazos, me parece escuchar las quejas de un hombre, pero no le doy importancia. Solo pienso en llegar al final de esa interminable marea de personas curiosas y estúpidas. Me abro paso y consigo situarme en primera fila del espectáculo.

La busco y tardo unos segundos en verla. Lleva el mismo vestido que se puso anoche en la cena. Aquel de color rojo intenso como la pasión misma. Me dijo que era su favorito en más de una ocasión, que la hacía ver elegante y sofisticada, que encajaba con su personalidad.

Siempre la admiré. Admiré su confianza y su ingenio, admiré como creaba belleza con cualquier movimiento y admiré su sutil sentido del humor. Anoche me pidió bailar, bailamos durante horas un tango precioso y a continuación me contó algo sobre su perro, pero debo admitir que no presté atención; mis ojos estaban fijos en ella. Los suyos, azules, atraían toda mi atención. En ese instante quise besarla, y eso fue lo que hice. Ella se quedó quieta lo que me pareció una eternidad, pero luego sonrió y me devolvió el beso. "Solo porque me agradas". Después de la fiesta la llevé en brazos a mi casa, me despedí de ella y fui el hombre más feliz del mundo.

Miss Owl, sigue igual de bella, allí tendida en el suelo con sus ojos cerrados. Parece dormida. Su pelo negro como el carbón está elegantemente desordenado y contrasta con el pálido de su rostro. Dos agentes, uno gordo con carácter amable y otro que me recuerda a un espagueti discuten cerca de donde estoy, me permito apartar la mirada para escuchar lo que dicen.

—Es un suicidio, de eso no hay dudas. Dicen que han encontrado una carta en su dormitorio escrita a mano. Han analizado la letra y coincide con la de ella. No hay más que investigar. Caso cerrado— dijo el gordo, seguro de sí mismo

No, ¿un suicidio? no es posible. En una ocasión, mientras trabajábamos juntos en un caso, compartió su opinión sobre el suicidio. De acuerdo con ella, el acto de quitarse la vida era ilógico y egoísta. Intrigado por su perspectiva, le pregunté por qué pensaba eso. La idea de terminar con todo había bailado en el borde de mis pensamientos, tentándome con una promesa de paz y tranquilidad a lo largo de mi desafortunada vida.

Con una expresión seria, ella respondió: "Es un acto desesperado que cierra de golpe la oportunidad de encontrar luz en la oscuridad, dejando a su paso un abismo de dolor y confusión para aquellos que quedan".

—Venga apartaos, vamos a llevarnos el cuerpo de una vez— dijo el espagueti


Miss OwlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora