Capítulo 2: Sobre raíles

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Un silencio se hizo en la estación. Nadie hablaba ni lo más mínimo, atendiendo a lo lejos cómo se acercaba a gran velocidad un enorme tren amarillo. Los frenos se pusieron al casi al máximo, lo justo para poder parar en la estación. Los buscacámaras se quedaron mirándose entre ellos, algo les decía que un tren para ellos solos no era una gran idea.

El primero en pasar fue Salvador, decidido a romper el incómodo momento que estaba pasando. Los demás lo siguieron, agradecidos por su valor. En cuanto se subieron, el tren se puso en marcha.

Buscaron asiento en el tercer vagón. Estaban juntos pero dispersos, y parecía quedarse así hasta llegar a su destino.

Después de unas horas, vieron cómo el paisaje cambió radicalmente de un caluroso desierto a un frío e inhóspito glaciar.

Axton se fue a interesar por Gaige. Por mucho que ella dijese que estaba bien, lo cierto es que tenía bastantes heridas sin sanar.

- ¿Cómo es que una niña como tu está en este planeta? - Le preguntó mientras le examinaba el brazo. 

- ¿Y cómo un soldado de la Dahl está en este planeta? - Y no... me llames... "niña".  

- Muy bien, cada uno con sus secretos. ¿Cuantos años tienes, haber? 

- Dieciocho. Bueno casi, pero me quedan solo dos meses. 

- Lo que digo, sigues siendo una niña, le dijo mientras sonreía.

Maya se quedó mirando a Krieg, el cual estaba profundamente dormido. Ella sabía que, con un poco de suerte, su cordura alguna vez podría recuperarse. Es un gran paso que él la hubiese salvado de las ratas mutantes, cuando ella quería matarle por confundirle con un psicópata bandido.

Salvador no podía dejar de pensar en Zero, no solo por su aspecto, sino por el hecho de que tenía cuatro dedos en cada mano, en vez de cinco.

Los pensamientos de cada uno se vieron interrumpidos por la entrada de un robot amarillo de forma humanoide por el fondo del pasillo.

- Mmm. Será el tío que pide los billetes. - Dijo salvador 

- No tiene pinta, la verdad - Afirmó Axton, confiado por su instinto

Y como si el robot entendiese la conversación, rápidamente sacó su arma del brazo y comenzó a dispararlos.

- ¡BUSCAR COBERTURA! - Gritó Axton 

- Eso es para cobardes. - Le soltó Salvador mientras comenzaba a disparar al robot con sus dos ametralladoras. 

- ¿Maya, piensas devolverme la torreta algún día? 

- Aquí tienes, ¡cógela!

Y Axton desplegó su torreta en medio del pasillo, masacrando a todo robot que aparecía por allí.

Gaige se quedó escondida, al no poder usar su robot y no tener armas.

- ¿Donde está ese maldito ninja? - Murmuró el Gunzerker, justo cuando le golpearon por la espalda, tirándolo del vagón. 

- Joder, ¡Salvador ha caído! - Gritó Gaige desde el asiento. 

- ¡No que vá! - Resondió Salvador agarrado a una viga desde fuera, y dando un salto entró de nuevo al tren. 

Maya usó su poder de sirena para acabar con el último estibador, poniendo fin al combate. De repente, Zero se dejó caer por el techo del vagón.

- ¿Cuando te has subido al techo del vagón? ¿Alguien lo ha visto? - Afirmó consternada Gaige. 

- Debemos ir a la sala de control - Respondió el asesino sin hacer caso a Gaige.

Los 5 avanzaron al primer vagón, donde vieron al psicópata todavía durmiendo. Cuando abrieron la puerta del vagón se encontraron con la muerte.

- ¡¡¡CORRER!!! - Gritaron al unísono.

Y en menos de un segundo, una fuerte explosíon sacudió al tren, haciéndolo descarrilar y provocar un accidente que seguro sería mortal para ellos, no solo por el accidente, sino por el frío que asolaba en el glaciar.

Borderlands: La lucha por PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora