Monsta X~One Shots~

2. Joohoney 🐝

Eternal friendzone

     Humillación.

     Era todo lo que sentía en ese momento.

     El asqueroso calor de la humillación era lo único que recorría mis venas y me incentivaba golpear a alguien, pero lamentablemente la persona con la cual quería desatar toda mi ira en puñetazos se encontraba demasiado lejos.

     Llevaba caminando por las vacías calles nocturnas desde hace un largo rato, necesitaba despejar mi mente luego de lo que vi y en la fiesta de Minhyuk me sería imposible hacerlo con tanto ruido.

     Esa jodida fiesta.

     Mi sien palpitaba cada vez que esa imagen se reproducía en mi memoria torturándome, soy un estúpido.

     —Sabes que con estos zapatos no puedo correr, por favor camina más lento —, escuché su cansada voz detrás de mi, pero no detuve mis pasos —. Oh vamos Honey, no puedes molestarte conmigo solo por eso, estaba ebria... bueno en realidad sigo ebria —, continúe ignorando a mi pequeña amiga, estaba realmente frustrado y no quería decir algo de lo cual luego podría arrepentirme.

     Debí quedarme en casa y que todo lo que sucedió en esa fiesta llegara a mis oídos por simples rumores, hubiese sido una mejor opción.

     Aunque ahora que lo pienso mejor, ¿ella me lo habría contado?

     —Oye, lo siento, la situación se salió de mis manos —dijo con notable lamento. Me detuve aún sin voltear a verla esperando que siga con su inútil escusa—. Creí que sería divertido probar las mezclas que hizo Hyunwoo y no me di cuenta cuando...

     —Cuando estabas encima de él, con su lengua metida hasta tu garganta —solté con brusquedad.

     —Ey no lo digas así, suena asqueroso.

     —Escucharlo es menos asqueroso que verlo, te lo aseguro —dije en un tosco susurro.

     —Vamos Joohoney, solo olvídalo ¿sí? Erase your brain —mencionó con ese meloso tonito manipulador.

     El mismo que hizo que me inscribiera en clases de baile de salón con ella.

     El mismo que logró convertirme en un buen estudiante y sacarme de mi leve vicio con el cigarrillo.

     Esa maldita y dulce vocecita que me tiene aquí, en plena calle vestido como una de las hermanas Olsen, solo porque creyó que así ganaríamos el estúpido concurso de disfraces de la fiesta de su primo.

     Ese jodido tonito que me derrite completamente y me enloquece hasta las últimas neuronas.

     —Bien, olvidado.

     Continúe caminando con pasos pesados y mis pies adoloridos por estas botas con tacón, sentí su presencia siguiéndome de cerca.

     —Sé que no lo has olvidado.

     Volteé rápidamente para encararla.

     —¡¿Cómo quieres que lo olvide, ah?! —grité, lo suficientemente alto como para espantar un gato que estaba entre las bolsas de basura de un callejón —. ¡Sabes claramente lo que siento por ti, si no te gusto tan solo recházame de una vez y no me tengas con la maldita espera!

     —Jooho... —no dejé que terminara, ya era tarde, abrí la tapa de mis sentimientos contenidos y no se va a cerrar hasta que quede vacía.

     —No, déjame hablar... —, respiré profundamente antes de comenzar mi vómito verbal, necesitaba tranquilizarme al menos un poco o acabaría explotando —. Desde hace meses que me dijiste que no sabías lo que sentías por mi, desde hace meses que me dejaste las ilusiones encendidas, ¿qué es difícil para ti? ¿qué estás confundida?, ¡pues imagina como estoy yo!