Monsta X~One Shots~

4. I.M 🐺

God damn, i like it

     Si tuviera la oportunidad de conocerte desde un principio, te juro que no lo haría.

     Me gusta rememorar nuestro inicio, tan único y poco convencional, siento que si las cosas se hubieran dado de otro modo no hubiésemos llegado tan lejos, no lo habría permitido. Si por alguna razón esa noche decidías no asaltar la casa de mi madre o si yo prefería salir de fiesta con alguna amiga, no habríamos vivido todo esto.

     Fuimos como dos solitarias gotas de lluvia que espontáneamente se unieron en su recorrido por el vidrio de algún ventanal.

     Sabía que en algún momento pasaría, pero no tenía idea de cuándo, no me imaginaba el poco tiempo que tendríamos antes de llegar al final y... desvanecernos.

     La mayoría de las personas se fuerzan a seguir mapas invisibles que su adoctrinado cerebro idealiza, con la esperanza de tener un futuro prometedor y con la seguridad de que la fortuna y prosperidad siempre vayan de su mano. Van caminando con la mirada pegada al suelo para analizar el terreno antes de pisarlo, para avanzar con confianza por una senda desconocida y no caer en el intento.

     A veces las caídas son necesarias para probar cuando sufrimiento aguantamos, pero es difícil reponer los huesos después de que alguien te empuja de tu propio Edén.

     Siempre creí que para ser feliz debía pertenecer a la minoría, a esa que siempre mira al cielo y aprecia su ardiente esplendor, que en medio de su distracción caen a cada rato, pero solo se ríen de su torpeza y continúan andando como si nada hubiese pasado.

     Pero te conocí.

     Y descubrí el verdadero significado de la palabra "incertidumbre".

     Éramos dos seres sin rumbo, unas simples almas perdidas, vagando por un mundo que no les pertenece, tan solo recibiendo lo mejor que pueda suceder e inconscientemente esperando morir sin sufrir demasiado.

     Tenías miedo de morir, pero tú locura te hacía tentarla. Buscabas la muerte, pero siempre con la esperanza de no encontrarla.

     Eras un maldito hipócrita y cobarde, siempre lo has sido.

     Tu falta de cordura y poco respeto por la vida de los demás me fastidiaba demasiado, pero no podía negarme cada vez que me mirabas con ternura y me ofrecías una calada de tu extraño cigarrillo.

     No te necesito, pero tampoco quiero perderte.

     No podía odiarte... no podía alejarme... no me era posible siquiera la idea de imaginarme en una realidad donde no estuvieras, tú lo sabías perfectamente y lo usaste a tu favor. Pero no te culpo, en parte yo también lo permití.

     Me enamoré de tus espesas tinieblas, sin saber lo caro que me saldría, sin darme cuenta que la espesa bruma me haría chocar con cientos de árboles y tropezar con miles de piedra.

     La primera vez que te vi pensé que eras como un bello cielo nublado, con tu piel tan pálida y tu expresión tan muerta, tus ojos casi tan obscuros como cada una de las marcas violáceas que decoraban tu abdomen. Todavía recuerdo el tatuaje que te hiciste en la zona de tu espalda para tratar de cubrir esa gran cicatriz producto de tus años en la juvenil, pero nunca pudiste borrarla completamente de tu conciencia.