|ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8|

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𝓟𝓢 || "A Hurted Heart."

|| Y me sabe tan bueno,ver doblegarse al poder,me sabe tan bueno

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|| Y me sabe tan bueno,
ver doblegarse al poder,
me sabe tan bueno. . . ||

Pasaron los segundos, los minutos y las horas, y aún así, la lluvia no cesaba, repinpinando en el cristal de la habitación con suavidad y calmadamente, como si de una canción de cuna se tratase.

Pero para Leo, eso no la calmaba en absoluto.

No se había movido de una esquina de la cama desde que aquel sujeto le dejó la bandeja de comida en sus piernas, que ahora se encontraba al final de esta, intacta y fría. . . lo único que faltaba era el cuchillo de plata al lado del tenedor, resguardado entre su muñeca y la tela del jersey gris que llevaba.

Leonorah soltó un entrecortado suspiro, cansada, con la ansiedad en la garganta y con aquel pequeño tic que se presentaba si no fumaba durante un largo tiempo. Se sentía mareada, llena de demasiados pensamientos y asustada de lo que le podría ocurrir.
Ya se había redimido de intentar escapar, sabía que daba igual lo que hiciera, de esa sala no podría salir por mucho que lo intentase. . . La ventana estaba blindada y la puerta con doble cerrojo, nada de lo que había ahí se podía mover y ni siquiera había ventilación para intentar escapar.

Tragó saliva, sintiendo su garganta cerrada. Apoyo sus piernas contra su pecho, cerrando los ojos y dejó caer su cabeza entre estas. Estaba cansada, realmente cansada, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí, pero en el momento que la raptaron era de noche, y ahora, el sol estaba tapado por negras nubes de mañana y claramente se había negado a cerrar un minuto siquiera los ojos para descansar.

Mientras volvía a suspirar, el ruido de la puerta la hizo dar un respingo, saltando de su posición y colocándose alerta, con la mirada fija en la puerta.

- . . . Por dios que sea la divaza de antes, por favor, por favor. . .-

Suplicaba en sus adentros, pero, el Destino es caprichoso y esta vez se encontraba en su contra.

Por la puerta, después de sonar el abrir de la cerradura, lo primero que los ojos de Leo vieron fue un revoltoso y brillante cabello dorado como el sol, con remolinos y en punta en algunos lados, luego, el serio y jovial rostro de aquel que la tenía encerrada, con esa extraña marca revoltosa y oscura como la noche en su frente, concertada a uno de sus ojos.
Por lo menos, no parecía enfadado, sus pasos eran suaves mientras se adentraba en la habitación y cerraba la puerta tras de él.

Leonorah no supo dónde mirar, no quería mirarle a esas oscuras orbes ni por un segundo más, así que optó por mirar a la bandeja de plata a unos centímetros de sus pies. Notó como aquel hombre se acercaba unos pasos, hasta quedar justo en el final de la cama, lo único que los separaba era la misma bandeja de la que Leo no apartaba mirada.

𝙋𝙤𝙨𝙨𝙚𝙨𝙨𝙞𝙫𝙚. - ɴᴀɴᴀᴛꜱᴜ ɴᴏ ᴛᴀɪᴢᴀɪ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora