𝓟𝓢 || " ¿Realmente piensas que puedes huir de mi? "
|| Hasta que ella quiera responder,
Palabras vulgares,
manos grandes,
azote fuerte.
Cuando llegue a casa, se va a
...
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|| ¿Es necesario que agarres a esta señorita de forma tan bruta? ||
Las gotas caían del cielo de forma fría e imparable, había llegado Otoño a la cuidad y con el, las típicas lluvias que siempre azotaban de forma suave el país. Las cristalinas gotas resbalaban por la gigante cristalera de esa concurrida cafetería que siempre olía a madera, era algo tranquilo y agradable de ver y más si entre tus manos se encontraba una cálida bebida.
Así se encontraba ella, Leonorah, apodada Leo o Nora por los más cercanos, que entre sus manos con algunos anillos en ellas, un cálido café se encontraba. Lo había pedido para llevar, no es que llevará prisa, pero tampoco quería ocupar una mesa solo ella y menos allí, una cafetería algo famosa y normalmente muy concurrida al encontrarse cerca de varias empresas y universidades. A horas puntas era casi imposible respirar por la cantidad de gente que se reunían ahí. Desgraciadamente, la había pillado la lluvia y no tenía ni capucha ni paraguas, así que decidió quedarse ahí hasta acabar su café y escuchando música, aunque también por que habían pocas personas y era tranquilo.
Miro por la gigante cristalera a su lado, lo que más le gustaba, a ella y a los demás, de esa cafetería era esa gigante pared de cristal que dejaba ver toda la parte central de la cuidad de forma cómoda. Se llevó el café a los labios, moviendo su pie al ritmo de la música que en sus cascos se escuchaba mientras daba un largo sorbo a su cálida bebida. No había cosa que más le gustara a Leo que el café, de cualquier forma le valía, realmente era una obsesionada por esos granos oscuros, aunque a la nicotina también, pero eso ya era tema para otra conversación.
Dejando el vaso que parecía de papel encima de la mesa, se frotó uno de sus ojos con suavidad, tapándose la boca al dejar salir de esta un pequeño bostezo. Trago saliva y cambio de canción, apartando la mirada de la cristalera.
- ¿Señorita?- Y esta saltó en su sitio, rápidamente se quitó uno de sus cascos, mirando quien la había llamado. A su lado, una camarera le sonrió con suavidad y amablemente, agarrando con ambas manos una bandeja de color oscuro.- ¿Quiere que le traiga otra cosa? Tenemos de oferta los cafés fríos por si le interesa.-
Leo sonrió también de forma amable, mirando a la joven unos segundos antes de negar con la cabeza- No gracias, tengo que irme ahora.- Se excuso al ver que la lluvia había bajado de intensidad, bebiendo lo que le quedaba de café y guardando su móvil y los cascos en uno de los bolsillo de su chaqueta, se levantó con suavidad- Muy amable aún así.- La camarera la dejó pasar, sin dejarle de sonreír.
- Que tenga buena tarde entonces.- Contesto ella educadamente, agitando su mano suavemente antes de girarse, mirando todas las mesas en busca de alguien que necesitara su atención.
