Ónix: El Encuentro De Dos Mundos

Capítulo 7: Queremos matar a Luminescent

     El objeto del cielo finalmente hace contacto con la tierra, sacudiendo todo el planeta y liberando un brillo tan intenso que es capaz de segar a todo aquel que tuviera los ojos abiertos.

     Las batallas se detienen y todos se cubren para evitar ser cegados por el intenso brillo. Una fuerte corriente de aire barre completamente la gran nube de polvo, dejando al descubierto un campo de batalla lleno de cadáveres tanto de Ónix como de Obscuros; aparentemente, la nube arrastraba los cadáveres cada vez que se movía. Un segundo brillo apareció pero éste actuaba como una onda que se esparcía sobre la faz del planeta. Un tercer brillo aparece pero éste se dividía en líneas que formaban cuadros enormes.

     De pronto, el brillo desaparece, un cuadrado brilla y un inmenso cubo sale disparado al aire, otro cuadro brilla y otro, y otro, de pronto enormes cubos salían disparado del suelo dejando un enorme agujero con su forma y tamaño, los cubos que tocaban el suelo volvían a salir volando como si fuesen de goma. Las minas azules de corazón desaparecen.

     Eleanor usa su aliento de aire para detener a uno de los cubos que iba a caerle encima, pero éste seguía cayendo sin presentar algún tipo de resistencia, a centímetros de su cabeza Tauro impacta contra el cubo mandándolo lejos, salvando su vida.

—Gracias hombre toro, eres muy... —Tauro la toma con una sola mano por la cintura y le suelta un cabezazo dejando Eleanor inconsciente.

—¡Eleanor! —gritó Dante.

—Que no se te olvide con quien peleas —dijo el tipo con cuerpo de hielo para luego proporcionar una patada en el estómago de Dante que lo obligó a caer de espaldas.

     El aliento de hielo y el de fuego chocan constantemente generando fuertes explosiones —Ya no puedo más —dice Khalil con su respiración muy agitada. Otra corriente de fuego se dirige hacia el, inhala y exhala un corriente de hielo  muy débil  pero lo suficientemente fuerte como para detener el ataque, la explosión ocurrió a centímetros de su cara. Sale volando, cae al suelo, gira y rebota hasta detenerse junto a Dante.

     Rafael lanza rocas al tipo con cuerpo de piedra, éste lo único que hacía era desviarlas con las manos, sin tocarlas, Rafael crea un pilar y se lo lanza, el crea otro y estos colisionan entre sí, más y más pilares colisionan entre sí, el polvo se acumula, el de cuerpo de piedra aprovecha ésto y se mueve. Rafael no veía nada, demasiado polvo, el tipo de roca lo patea por la espalda, luego crea un pilar que golpea a Rafael y lo arroja muy lejos, Rafael cae junto a Dante y Khalil.

—Llévatelos —ordenó la de aliento de fuego mientras caminaba hacia ellos.

—Señorita Úrsula, ¿Está segura? —Dijo el chico con cuerpo de hielo muy dudoso sobre esa decisión.

—Sí, uno para cada uno; además, no he visto a ningún otro Ónix desde hace rato —respondió Úrsula.

—Yo ya tengo a la mía —Dijo Tauro para unirse a la conversación. Con su enorme mano sostenía a Eleanor como una muñeca.

—¿Lo ven? El hombre Toro consiguió a su jugador sin siquiera luchar— Dijo el de cuerpo de piedra—, Y éste Rafael casi me mata.

—¿Ju... Jugador? —preguntó Khalil con la poca energía que tenía.

—¡Akram eres un idiota! —Dijo el de cuerpo de hielo para luego golpear a su amigo en la cabeza.

—¡Ay! ¡¿Qué te pasa Khaled?!

El lugar en el que estaban brilla y salen volando sobre un cubo gigante, otro cubo los golpea por debajo haciendo que empiece a inclinarse lentamente a la izquierda. Todos empiezan a caer. Akram se sostiene de la orilla del cubo, Khaled se sostiene de sus piernas.