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Narra Amelia

Volví a casa después del maravilloso finde que había pasado con Luisita. Es increíble cómo puede cambiar la vida de un momento a otro. Hace dos semanas estaba llorando por Lucy y sin creer en el amor y ahora casi ni me acuerdo de su nombre y lo único en lo que puedo pensar es en Luisita. Entré a casa y estaba mi madre sentada en el sofá viendo la tele.

- Amelia, ¿qué tal el finde? – me preguntó mi madre.

- Genial – le contesté con una sonrisa, mis padres siempre me han dado mucha libertad para hacer lo que quiero, y mucho más, desde que soy mayor de edad.

- ¿Quién es ella? – me dijo mi madre.

- ¿Quién es quién? – le pregunté yo.

- La que hace que tengas esa sonrisa en la cara, Amelia tú crees que tu madre no te conoce – me contestó mi madre.

- Se llama Luisita – le dije yo mientras me sonrojaba.

- Quiero conocer a la chica que tiene a mi hija tan contenta, ya es hora de que el amor te tenga con una sonrisa y no todo lo contrario – me dijo ella.

- Está bien, un día la invito a comer – le respondí.

- Que sea pronto – finalizó ella.

Llegué a mi habitación y me puse a hacer los trabajos que tenía retrasados y seguí con un libro que tenía que terminar para esta semana y no hice mucho más antes de irme a la cama a pensar en Luisita y en la semana que me esperaba por delante.

Era lunes por la mañana y había quedado con ella en la estación para ir juntas a la universidad. Estaba llegando y la vi sentada en un banco con los cascos puestos, decidí ir por detrás y taparle los ojos.

- Amelia, sé que eres tú. Puedo sentir tu olor a una milla de distancia – me dijo riéndose y quitándose los casos – ven a darme mi beso de buenos días.

Yo me acerqué y le dejé un suave beso en sus labios.

- Buenos días, cariño – le dije.

- Buenos días y ahora que te tengo son aún mejores – me contestó ella.

- Luisita, mi mamá quiere conocerte y me ha pedido que te invite a comer, ¿te viene bien mañana cuando salgamos? – le propuse.

- Amelia, ¿tu mamá quiere conocerme? – me preguntó ella nerviosa.

- Sí, pero no te preocupes, no es un ogro y además ella quiere saber quién es la responsable de que esté tan feliz – le dije yo y eso pareció relajarla.

- No sé... supongo que está bien – me dijo ella – es solo que es la primera vez que conozco a la madre de mi...

- ¿de tu qué? – le pregunté yo, sabía que no habíamos puesto nombre a nuestra relación aún y que ella estaba nerviosa porque había estado a punto de decirlo, pero yo moría por poder decir que Luisita era mi novia.

- Bueno ya sabes, ¿qué somos Amelia? – me preguntó ella.

- Somos lo que tú quieras que seamos – le dije yo.

- ¿Y tú qué quieres?- me preguntó Luisita.

- Yo quiero poder gritar a los cuatro vientos que eres mi novia y que te quiero – le contesté yo – Luisita, ¿quieres ser mi novia? Sé que es pronto pero no he estado más segura de algo en mi vida.

- Claro que quiero, muero por ser tu novia, Amelia – me dijo ella mientras me daba un apasionado beso en los labios. Se separó un poco y me susurró un te quiero mirándome a los ojos. Yo moría de amor por esta chica y ya no tenía vuelta a atrás.

Choque de trenes || LuimeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora