◤❉ 𝑬𝒍 𝒄𝒂𝒔𝒄𝒂𝒏𝒖𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒚 𝒍𝒂 𝒅𝒂𝒊𝒌𝒐𝒏❉ ◥

Capítulo III

Punto de vista de Nene.

Cuando Hanako-san dijo que íbamos a "deshacernos" de mi vestido no pude evitar sonrojar me furiosamente— mientras él me miraba como si fuera lo más normal del mundo. ¿Acaso no se dio cuenta de lo que dijo?¿Acaso para él era normal hacer eso? — tal parece que no se dio cuenta de lo que acaba de decir, solo me tomo de la mano y dijo que iríamos a un pueblo cercano. Acaso piensa hospedar nos en una morada para hacerlo......no puedo evitar sonrojar me por dos simples razones, la primera es que no puedo creer que haga eso con todo un desconocido— a pesar que él me salvo la vida no puedo evitar dudar de todo esto ahora, digo...¿quién no estaría nervioso si tuvieras tu primera vez con una persona que no conocés?— y la segunda razón es que él me esta tomando de la mano, ningún chico lo había hecho antes, su agarre es firme y sus manos son cálidas y robustas— tan diferentes a las mías que son pequeñas y de dedos delgados— es más cuando estuve en sus brazos me sentí tan.....tan.....protegida, sus brazos eran como un cálido refugio en el cuál puedo encontrar consuelo, simplemente no puedo evitar mirarlo y tener aquel sentimiento de querer conocerlo.....no.....necesito conocerlo hay algo en él que me llama mucho la atención no estoy segura que es.......pero lo voy a descubrir sin importar que.

Sin darme cuenta ya estábamos dentro de un gran bosque no pude evitar fijarme en todo lo que me rodea, los árboles eran grandes y altos, sus hojas estaban teñidas de distintos tipos de verdes, las aves cantaban y las mariposas volaban por doquier, habían pequeñas flores de distintos colores resaltantes por las esquinas y por donde nosotros caminamos, no pude evitar asombrarme más al ver como el sol se abría paso entre las gruesas ramas de los árboles alumbrando todo el bosque nuevamente, me detuve abrutadamente mientras todo a mi alrededor pasaba en cámara lenta, el revolotear de las mariposas era lento— desde mi punto de vista así era— el rocío de las flores hacia que éstas brillaran y crearan pequeños arcoíris que podían visualizarse por los troncos de los árboles, con el canto de las aves era una sinfonía perfecta que creaba un ambiente magnífico todo parecía sacado de un cuento de hadas, quede realmente maravillada por todo. Hasta que sentí una mirada encima mío, busqué en con la vista a la persona que me miraba hasta que encontré con él, mi compañero que me miraba fijamente con una sonrisa burlona, ese fue el único momento en el que pude apreciar su apariencia, tenía el cabello entrecortado, y sus ojos eran de color ámbar era como si estuviera liberando un centenar de estrellas, él era alto, parecía bastante fuerte— eso creo ya que él me salvo de aquel ejercito de ratas— sus hombros eran anchos al igual que su pecho, subía y bajaba conforme su respiración, "supongo que sería como recostarse en el" elimine inmediatamente esa idea mi cabeza mientras mi rostro ardía hasta mis orejas, estoy segura que me veo ridícula ahora. ¿Qué demonios me hace sentir este hombre?.

—Nee~ Yashiro~ ¿Disfrutas la vista?~— preguntó él en tono coqueto a la vez que se apuntaba a si mismo.

—C-claro q-que no— negué inmediatamente— ¿Qué te hace pensar eso?— pregunte mientras me cruzaba de brazos y miraba para otro lado, si seguía mirándolo a los ojos no se que pasaría de mí y mi pobre corazón que no ha dejado de latir desde que tomo mi mano.

— Jeje, has estado mirando por mucho tiempo Yashiro~— dijo coqueto otra vez.

En parte tenía toda la razón lo estuve mirando mucho de seguro se sintió incómodo, él ha hecho mucho por mi me salvó de aquel ejercito de ratas y ahora está ayudándome a volver a casa, lo menos que puedo hacer es no incomodarlo.

— L-lo s-siento— me disculpe— No me di cuenta que te estaba mirando fijamente, no quise incomodarte. Después de todo fuiste tú el me salvó y eres tú el que me está ayudando a regresar a casa, y yo solo te estoy incomodando. En verdad lo siento mucho......— aclaré mientras agachaba mi cabeza cerrando los ojos tratando de esconder mi rostro sonrojado, hasta que sentí una mano encima de mi cabeza, temerosa levante la vista encontrándome con dos bellos ojos color ámbar mirándome con cariño.