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"Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte"

- Blaise Pascal

CAPÍTULO 2

Cuando mi madre me dijo que iría a estudiar al mismo internado que mi hermano lo primero que se me vino a la cabeza fue: "a esta señora se le safaron los tornillos". Siempre había asistido a escuelas públicas, ya saben, escuelas abiertas para todo el mundo y con reglas menos exigentes que en las escaleras de paga. Sin embargo, estoy a punto de entrar a uno de los internados más famosos y sin duda uno de los más caros. ¿Cómo lo logré? A diferencia del resto de los adolescentes, yo no salía a fiestas, no consumía alcohol, no tenía sexo con desconocidos ni me iba de viaje con mis amigos. Mi vida se resumía en estudios y más estudios, lo que hizo que mis calificaciones fueran bien vistas cuando mi madre solicitó una de las pocas becas que proporcionaba el internado.

—¿Seguirás viendo la entrada como si fueras estúpida o vas a entrar?—la burlesca voz de mi hermano me hizo parpadear.

El internado no era para nada como lo había imaginado. Pensaba que me encantaría con un sitio enorme como en la serie de Zoey 101, pero no era así. El lugar si era amplio y muy lujoso pero estaba prácticamente perdido dentro del bosque, lo que se me hacía raro, ya que, al ser un internado con el prestigio que tenía, supuse que estaría cerca de edificios de las mejores empresas y en el estacionamiento me encontraría con cientos de carros últimos modelos.

Frente a mis ojos se encontraba una estructura parecida a una mansión pero no una de esas con piscina y amplios ventanales. No. Las ventanas eran pequeñas y las paredes estaban construidas con ladrillo rojizo oscuro. Era hermoso al igual que aterrador.

—Aricia—me llamó Theo—Hablo enserio, debemos entrar. Tú tienes un recorrido pendiente con el señor Morrison y yo tengo que acompañarte para que no metas la pata, todo a petición de nuestra querida madre.

Rodeé los ojos

—Lo dices como si siempre estuviera metiendo la pata—mencioné.

La cara de mi hermano era de burla pura como diciendo: "no me hagas hablar porque saldrás perdiendo".

—Como sea—dije apartando la mirada—Debemos tocar o con señales de humo bastará para que sepan que estamos aquí.

En cuanto las palabras abandonaron mis labios la enorme puerta marrón del internado fue abierta, dejando a la vista a un hombre mayor vestido con un traje oscuro que parecía muy costoso.

—¿Son los hijos de Elissa y Dorian Adolphson?—cuestionó irritado.

Este hombre tenía un aire oscuro y esos ojos grises recorrieron mi cuerpo de pies a cabeza mandándome un escalofrío. Era mi primer día y ya quería irme.

—Señor Morrison, no me diga que fueron suficientes unos días de vacaciones para que olvidara una cara tan bonita como la mía—se burló Theo.

—Siempre con el ego arriba, Theodore—contestó el señor Morrison con una siniestra sonrisa en los labios.

Miedo era la única palabra que podía definir lo que desprendía ese hombre, aunque debo admitir que físicamente estaba muy bien conservado: cabello negro azabache, labios gruesos, dientes impecables, cuerpo ancho y mandíbula marcada.

CAOS PERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora