Prefacio.

12 0 0
                                    

Un niño llamado Louis Tomlinson de ocho años, estaba sentado sobre su balón de soccer, increíblemente triste. Su maestra lo había castigado por patear el balón muy fuerte hacia una de las niñas de su salón, no era su culpa, él jamás haría algo para lastimar a ninguna persona pero le cuesta medir mucho sus fuerzas, su mamá le decía que tenía que aprender a canalizar su energía para repartir su fuerza en todo su cuerpo y no solo en los pies, pero era muy difícil para él. ¿Cómo se convertiría en un jugador profesional de fútbol si no pateaba fuerte el balón? 

Sentado en medio de un salón vacío y oscuro, sin poder salir al descanso y con las lágrimas terminando de brotar de sus ojitos azules, Louis visualizó una cabellera medio rizada y unos ojos verdes curiosos que se asomaban. Era su mejor amigo en el mundo, Harry Styles. El ojiverde se metió al salón, procurando que ninguno de los maestros lo vieran. Era la primera vez que no estaba en el recreo con su mejor amigo, a veces Lou le enseñaba a patear el balón y otras veces se sentaban en los columpios a intentar volar como los pájaros, o cosas que hacen los niños en primaria. Harry era dos años menor que Louis.

-¡Hazza! 
-¡Lou!
-Si te ve la maestra Vianey te va a castigar como a mí- Dijo el mayor, preocupado.
-Eso no me molestaría, Lou, porque estaría contigo jugando, no importa que sea en este mugroso salón de castigo.

Ambos pequeños rieron, se pusieron a jugar con el balón en el salón. Ninguno de los dos sabían que los papás de Harry estaban el la oficina del director, haciendo papeleos para transferirlo a otro colegio junto con su hermana mayor Gemma, un colegio privado y exclusivo que estaba en Londres, lo que sería una tortura para el ojiverde. 

Ese día, Harry llegó desanimado a casa, porque la mamá de Louis también lo había castigado y no lo había dejado ir al parque con él. Agarró una bolsa de papas de la alacena y prendió el televisor para ver caricaturas, pero esto no duraría mucho. Los papás de Harry siempre estaban trabajando, a él ya no le sorprendía que no estuvieran en casa, pero ese día ambos llegaron más temprano y juntos. Emocionados reunieron a sus dos hijos en la sala, apagaron el televisor y Anne, la madre, soltó: "Mamá y Papá compraron un hotel en Londres. Nos mudaremos" 

Al principio Harry se emocionó mucho, sus padres le contaron que se iría a una nueva escuela y que dormiría en la escuela, junto a muchos niños iguales a él. Él pensó que era genial, porque haría nuevos amigos y tendría pijamadas con ellos todos los días, y Louis estaría ahí. Espera, ¿Louis estaría ahí?, él no se quedaría con la duda. "¿Mamá, podemos llevar a Louis con nosotros?" Anne abrazó con fuerza a su pequeño de seis años, sin saber cómo  explicarle que no podrían llevar a su mejor amigo con ellos.

Al día siguiente hubo mucho llanto y berrinches, el papá de Harry no se tentó el corazón, porque según él, era la mejor manera de asegurarle un futuro prometedor a sus hijos. 

Pero en esta vida las cosas ya están escritas, y el plan del universo jamás fue dejar a un Harry sin su Louis.

Say Hi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora