◖dodici◗  

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- ¿Qué? - musité, torpe.

- Es para ti - dijo, como si hubiera adivinado mi pensamiento anterior.

- Gracias - tomé la flor entre mis manos y sentí que el rubor corrió por mis mejillas pintándolas, así que desvié mi rostro y miré a Hoseok, quien aún seguía entretenido observando el centenar de palomas que volaban en el cielo y otras que caminaban por el suelo de la plaza.

Alcé mi cámara y tomé una fotografía de su perfil justo en el momento exacto en que las palomas volaron. Una fotografía maravillosa. Hoseok me miró.

- Hey, pudiste haberme avisado - me dijo y yo reí.

- No, creo que saliste más lindo así.

Él se sonrojó de nuevo, y luego bajó la mirada percibiendo así la flor en mi mano.

- ¿Y esa flor? - preguntó.

- Se la di yo - dijo Seokjin, con más orgullo del necesario.

- Rayos, entonces yo tengo que comprarte un ramo completo - bromeó.

- Lo haces parecer una competencia, Hoseok - dije, queriendo seguirle la broma, pero lo cierto era que dos hermosos ángeles estaban cortejándome y el tono casual en mi voz no era muy espléndido.

- Claro que no es una competencia - dijo él - yo no estoy compitiendo con nadie; Seokjin no es un jugador, él ya tiene dueña - bromeó Hoseok, palmeándole la espalda a Seokjin.

Seokjin sólo sonrió, pero a esa sonrisa le hacía falta... ¿alegría?

- Me haces sentir como un trofeo - dije, haciendo un mohín.

- Non un trofeo. Tu sei molto più di questo, come non si nota? - musitó.

El rostro de Seokjin se endureció y su ceño se frunció ante las palabras que Hoseok había pronunciado. ¿Pero qué había dicho?

- Tell in coreano - le farfulló Seokjin.

- No, mi vergogno - musitó Hoseok.

- Qual è il tempo a flirtare con l'? Non capisce - el rostro de Seokjin se volvía serio y su voz no tenía ese tono amable.

- Perché so che gli piace l'accento italiano - Hoseok se encogió de hombros.

- Non vedo il punto - Seokjin se cruzó de brazos y luego me miró.

No sabía cuál era mi expresión, pero hasta sentía un signo de interrogación dibujado por encima de mi cabeza. Odiaba no entender nada.

- Hoseok dice que eres mucho más que un trofeo y se pregunta el por qué no lo notas - me dijo, pero parecía molesto.

- Stai zitto! - protestó Hoseok a Seokjin, enrojeciendo por completo.

Miré a Hoseok, enternecido.

- Qué lindo eres, Hoseok. Gracias - dije, y él enrojeció más. Sin embargo, Seokjin permanecía de brazos cruzados y con rostro duro.

La fierecilla apareció de pronto, bailando de alegría porque creía que lo que Seokjin tenía eran celos y aunque no quisiera aceptarlo, a mí también me gustaba la idea.


La tarde había llegado y el sol se había ocultado ya en algún punto del cielo cuando volvimos al departamento. Había sido increíble haber pasado todo un día con Seokjin cuando no estaba en mis planes. Me sentía mal a veces de haber utilizado a Hoseok en varias ocasiones para sacarle ese rostro adusto y un ceño fruncido a Seokjin. Pero más allá de la remota culpa, se sentía bien.

𝓜𝓪𝓷𝓾𝓪𝓵𝓮 𝓭𝓮𝓵 𝓟𝓻𝓸𝓲𝓫𝓲𝓽𝓸 ◇ 𝕁𝕚𝕟𝕋𝕒𝕖 ◆ ᎯᎠᎯᏢᎿᎯᏨᎨÓᏁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora