14 de Diciembre de 2016
La sala completamente blanca y en silencio hacía que me encontrara con mis más profundos sentimientos, y no quería. Si me dejaba entrar en lo más profundo de mí sería el peor caos, o por lo menos para mí. Desde que había llegado aquí no han parado de hacerme preguntas, tenía miles de entrevistas con el psiquiatra. Ni siquiera recuerdo cuántas fueron, sólo sé que cada vez que veo a ese inútil me dan ganas de despedazarlo con sus preguntas de mierda. ¿No podía tener un día de tranquilidad sin que este inútil quiera hacerme las mismas putas preguntas todos los días? La respuesta los sorprenderá: no. Todos los días me hacía las mismas preguntas tratando de sacarme información.
—Bien, señorita Diane. —dijo entrando el inútil del psiquiatra.— ¿hoy nos brindarás algo de información? No quiero torturarte con mis preguntas.
—No le digas nada.—Repetían las voces en mi cabeza.
Lo miré un instante y mi boca quedó sellada.
—Diane, si no me ayudas no puedo ayudarte. —habló.— ¿qué tal si comenzamos desde el principio? Cuéntame cómo sucedió todo.
Bien. Aquí vamos.
16 de mayo de 2015
El sonido de la alarma hizo que despertara de mi pesadilla, constantemente las tenía y siempre eran lo mismo. Cuando la sombra misteriosa estaba a punto de clavarme su filoso cuchillo el despertador sonaba, y realmente agradecía eso. Luego de haberme quedado unos cinco minutos más me levanté como pude y comencé a vestirme. No iba a arreglarme mucho ya que tenía que ir al colegio. El lugar que más odio, y no porque estén los típicos brabucones y las chicas fresa, no, para nada, simplemente odio tener que escuchar a los profesores constantemente, ¿o será que soy vaga? no lo sé, simplemente no me gusta.
Bajé a desayunar. Mis padres se encontraban en la cocina esperándome ya que mi padre me lleva al colegio y bueno, mi madre me prepara el desayuno, no hay nada más rico que el café con leche que prepara mi madre.
—Buenos días, cariño. —dijeron al mismo tiempo lo que provocó la risa de los tres
—Buenos días. —respondí.
—Feliz cumpleaños, tesoro. —dijeron otra vez al mismo tiempo, reí y les agradecí.
Sí, hoy dieciséis de mayo es mi cumpleaños número quince. Mi madre me sirvió el delicioso café con leche que ella hace y me sirvió un pedazo de torta que había sobrado de ayer. Ya que claro, ellos me cantaron el cumpleaños a las doce de la noche. Desayuné rápido porque si no iba a llegar tarde.
—Espero que tengas un día súper divertido. —dijo mi madre.
—¿En el colegio? Sí claro. —dije riendo.
Mi padre me dejó en la entrada del colegio y entré. Luego de eso no pasó nada interesante, mis amigas me felicitaron por mi cumpleaños, tuvimos varias materias aburridas, la típica rutina de siempre. A la salida me despedí de mis amigas y caminé hacia mi casa. Siempre volvía sola y eso me daba tiempo para pensar. Me gustaba pensar en lo que había hecho en el día, lo que podría hacer el resto de la tarde, inclusive el fin de semana, aunque seguramente termine frente a la televisión viendo Criminal Minds mientras como un kilo de helado yo sola. Que gran fin de semana.
De repente me puse a pensar en lo feliz que era, tenía a mis padres juntos, tenía amigos que me ayudaban en todo, mis calificaciones eran altas -a pesar de odiar la escuela-, mis padres me permitían la mayoría de las cosas.
Pero la felicidad no dura para siempre, en la vida tenemos subidas y bajadas. Yo había tenido mi subida... ahora tendría mi bajada.
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Esquizofrenia
Action14 de diciembre de 2016 La sala completamente blanca y en silencio hacía que me encontrara con mis más profundos sentimientos, y no quería. Si me dejaba entrar en lo más profundo de mí sería el peor caos, o por lo menos para mí. -Bien, señorita Dian...